Aquel día se encuentra con nitidez dentro de mis mapas mentales siendo uno de los más importantes que viví con él. Él lucia un traje color marrón claro, su cabello rubio lo peinaba de lado y un poco de maquillaje en su rostro resaltaba sus facciones más hermosas. Su aroma natural era sustituido por una colonia fuerte y suave a la vez, totalmente apegado a lo que era él. Mientras tanto, yo portaba un traje color negro con un estilo de cabello similar al de él, agregando como accesorio unos lentes que él aseguraba que le iban perfecto a la vestimenta. Recuerdo cada uno de los halagos que le decía en cada oportunidad que tenía, él se veía grandioso y lo único que quería es que lo supiera.
"Te ves increíble" le decía al oído mientras agarraba con disimulo su cadera. Él me sonreía y negaba porque odiaba que fuera un dulzón descarado, que en realidad era lo contrario y era una de las cosas que le gustaban de mí.
Tenerlo conmigo en una fiesta de cóctel, no era la idea principal que tenía. Lo cierto era, que en algún momento de desesperación de no poder evitar el evento, lo primero que se me ocurrió fue decirle que me acompañase. Yoongi aceptó porque de alguna manera sintió mi martirio por no querer ir solo, pero también se alegró porque con la única persona que verdaderamente quería asistir, era él.
Enseñarle una parte de mí, de mi sufrimiento, era como si estuviera totalmente desnudo delante de él y que pudiera ver a través de mí, darse cuenta de mi pesar y mi mayor congoja. Estaba cómodo con ello porque quería ser transparente para él y no mentir cuando el dolor de hijo se apoderará de mí, cuando la soledad me golpeara un poco más y tuviera que reprimir sonrisas que eran falsas.Pero ¿En verdad en aquellos momentos fingía con él? La respuesta volaba de un lado para otro libremente, la respuesta estaba grande y en lo alto, porque la respuesta era un: No. No fingía cada risa, cada expresión, cada palabra de energía, en ningún momento le di una falsa amistad porque en ningún momento me vi con la necesidad de siquiera pensar en lo que me pasaba, ¿Qué tenía Yoongi que me ayudaba de tal manera? Con él tenía el placer de estabilizar mi dolor haciéndome dependiente de él. Me sentía comprendido y lleno con su sola presencia, por ello la primera persona que apareció delante de mí; fue él.
Sin embargo, dentro de lo inocente que era la propuesta se hallaba lo malo queriendo salir. De lo que parecía ser una simple fiesta de personas de élite, pasó a ser, tal vez, un grave error al asistir con Yoongi. No sabía que después me pasaría factura aquel desliz, ni había tomado en cuenta que podría ser contraproducente debido a nuestra amistosa relación. No obstante, también sería un empujón que necesitaba para afrontar lo que ignoraba por temor y alguna vez tendría que salir. De todos modos, aquello no se mostró enseguida, siguió con su cause hasta tener seguridad y fuerza... esperando a que yo fuese el primero en hablar, pero preferí el camino de espinas las cuales desconocía su filo.
—¿Quieres una copa más?— le dije llegando por detrás poniendo mi brazo sobre su cintura. Yoongi veía por el balcón lo hermoso que era la vista —¿Quizás un bocadillo?
—Jimin ¿Qué pasa entre tu mamá y tú?— me tense inmediatamente. —No soy ciego.
—¿Qué crees que pasa?— deje la copa sobre la pequeña mesa de vidrio y regrese a abrazarlo nuevamente. —Dime.
—Su relación es una en la que son desconocidos, en ningún momento se ha acercado a ti para platicar y preguntarte "¿Llegaste bien? ¿Tienes las llaves de tu cuarto?" Cosas básicas de madres que se preocupan por sus hijos cuando viajan solos.
—Diste en el blanco, exactamente es así. Yoongi, puedo tener todo lo material que me apetezca o ir al lugar que más me guste en el momento. Lo que cualquiera quisiera hacer o tener. Pero no tengo una madre amorosa, no tengo una madre que se preocupe por mi salud o con la que comparta los momentos más difíciles, que me escuche, que me diga que me quiere. No tengo aquello que no se puede comprar por mucho dinero que tenga. — recargue mi mentón en su hombro. — Se ha olvidado de ser madre para ser empresaria, una mujer de negocios.
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Ventajas de ser invisible «y.m»
Hayran KurguPark Jimin te cuenta su historia de las ventajas que le daba ser invisible. A tan sólo dieciséis años de edad comienza con una vida nueva totalmente distinta a la que un niño de alta sociedad se encuentra acostumbrado a vivir. ¿Qué pasará si las ve...