Ventajas de ser invisible «y.m»

18

Un pequeño rayo de luz se coló por el resquicio de la fina tela que cubría la ventana. Aparentemente era un alumbrar cómodo e inclusive fresco, curiosamente. Más bien lo tomó así ya que todo a mi alrededor pinta también porque existe algo tan bueno a mi lado como lo es el despertar con Yoongi, lo demás lo transforma mágicamente hermoso.

Mi cama se vuelve más blanda y me hace la invitación a abrazar a Yoongi para poder dormir por un poco más de tiempo con él. Su respirar es tranquilo, pequeños ronquidos se escuchan en lo silencioso de toda la habitación. Sonrió en mis adentros porque no existe otro lugar en el que me imaginé despertando todos los días.

Me acomodó en la cama volteando levemente, el sueño ha cesado y lo que me apetece es observar el rostro de Yoongi con una calma impresa en cada una de sus facciones abultadas de tanto dormir. Recargo mi cabeza con mi brazo y con la otra mano quite un par de mechones que cubrían su frente y parte de sus ojos por estar más largo de lo que deberían.

A Yoongi le queda realmente bien el verde.

Sigo con mi sonrisa y con mis dedos delineando su perfil, hace un mohín ante el tacto curioso que siente. Vuelvo a reír por su carita de bebé al ser interrumpido en lo que parece ser un glorioso sueño. Me acerco un poco y le doy un pequeño beso en la punta de la nariz, frunce su ceño pero parece rehusarse a querer salirse de su sueño y atender mis cariños.

Dejo ir un risa poco audible y continuó con las caricias en su cuello. Apunto estoy a querer volver a dejarle un beso más marcado que pudiera despertarlo cuando ese pensamiento aparece frente a mí junto con un sentimiento de terror, no quiero dejar ir a Yoongi. Es lo único que puedo pensar.

—Tu papá está de acuerdo que hagamos todos los cambios posibles, Jimin— dijo, desde la mesa probando el desayuno. —Está de acuerdo— repitió.

—De nuevo con su letanía, no me iré con él.— conteste lo suficientemente fuerte para que ella pudiera escucharlo a pesar de que yo estaba por llegar a la puerta.

—Podrás convivir con tus hermanos.

Detuve mi mano antes de tocar la perilla de la puerta. ¿Mis hermanos? Jamás he querido conocer o tener por lo menos una conversación escueta con ellos, ahora que tengo la oportunidad ¿Qué le hace pensar que querré acercarme y estrechar una buena relación de hermanastros?

—Vendrá hablar contigo, en verdad que está preocupado y creo que deberías escucharlo educadamente lo que tenga para decirte— Ya estaba a unos pasos atrás de mí, me giré sólo un poco para verle y se asegurará que mi decisión de quedarme jamás cambiará. —Es así, entonces.

—Es así— afirme dándome la vuelta.

—¿En qué piensas?— la voz de Yoongi me sacó de mis cavilaciones, centre la vista en él. —Te ves demasiado ido ¿Qué pasa?

Sonreí con fuerza abrazándolo y besando sus mejillas ligeramente hinchadas. Me giré con él dejándolo sobre mí y sin darle ventaja de que pudiera zafarse de mi agarre.

Muchos besos ruidosos le dejaba por toda su cara y parte de su cuello, él me golpeaba con suavidad las costillas alegando que lo estoy dejando sin aire.

—¿En qué pensabas?— Se levantó buscando su ropa por la habitación. —¿En los chicos?

—En realidad en nada, estaba esperando a que despertarás. Tengo hambre.

—Prepárate algo por ti mismo— me arrojó una playera en la cara — No prepararé nada para ti.

Entrecerre los ojos recargando la cabeza sobre mi brazo sin dejar de verlo de forma acusatoria. Me levante y estiré mi mano para tomar mis bóxers que se encontraban tirados cerca de la cama.