OCHO

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Volver a nacer después de dos días de sedación. Estuve durmiendo por dos días. Volando por dos días. En el cielo por dos días.

Acostumbrarte nuevamente a la luz, a la gente, al ruido, a hablar. Al olor asqueroso que me hizo vomitar de nuevo. Harry apareció. Como siempre aquel pelirrojo aparece en el momento exacto. Volvió a tumbarme a la cama y a recorrer mi mentón con una servilleta de papel. Me dio de beber con la jeringa.

-Ha... Harry, dime donde estamos, por favor.- susurro en tono de súplica. Él se pasa una mano sobre su mandíbula cubierta por una insipiente barba colorada y se sienta en el borde de la camilla como hace siempre. Coloca una mano sobre una de las mías, y con la otra, con el dorso de los dedos me acaricia la mejilla antes de hablar.

-Nepal – hace una pausa- estamos en Nepal.- cierro los ojos y los aprieto con tanta fuerza que me arden. Las lágrimas comienzan a escaparse por los costados de los ojos. Giro mi mano y tomo la de Harry entre la mía. Niego con la cabeza contra la almohada.- Shhh... tranquila, por favor.

-¿Por qué no me acuerdo de nada? ¿Cuándo llegué hasta aquí?- lloro silenciosamente mientras Harry sigue añadiendo sus famosos SHHH y acuna mi rostro en sus manos- ¿Qué ha pasado? ¿Qué es todo esto? ¿Esta gente? ¿Dónde estamos, Harry, estamos lejos de casa?

Abre la boca para contestar pero una alarma, una maldita alarma comienza a sonar y todo es un caos. La gente corre y grita. Las luces se apagan y todo queda a oscuras. Fuera es noche. Pero ni siquiera entra la luz de la luna. A ciegas la gente continúa corriendo, se chocan, trastabillan, caen al suelo. Todos intentando salvar lo poco que queda de uno. El propio cuerpo agazapado de golpes y heridas.

Ruidos más intensos comienzan a aparecer. Las puertas se cierran con estruendos, las cosas se caen de donde están. Y todo da vueltas. Todo se mueve. Ya sé que está pasando.

Pero, no tengo miedo. Harry Wales está conmigo y nunca soltó mi mano. Tampoco para de susurrar cosas lindas a mi oído para que solo me concentre en sus palabras y olvide lo que pasa allí fuera.


¿Estamos lejos de casa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora