¿Estamos lejos de casa?

CUATRO

Pueden haber pasado horas, minutos o segundos tal vez después de haber abierto los ojos. Me siento débil. Ni siquiera puedo comparar si más o menos que la vez anterior.

Tengo la boca seca. Nadie me ha dado de beber todavía. Nadie me ve. Todos corren con las manos ocupadas, ni siquiera me miran. Y cuando registro la gran habitación con ojos cautelosos noto que también hay gente a mi alrededor que parece estar como yo. En la misma o peor situación. Algunos tienen mascarillas conectadas a grandes tanques de oxígeno. Acaso, ¿estoy en un hospital?

Alguien se sienta en mi cama haciendo hundir apenas el finísimo colchón. Bajo mi mirada del techo de la sala para observarlo. El uniforme verde nuevamente. Es un muchacho joven quien lo lleva puesto. <Tal vez sea militar o integrante de la marina>pienso. Ojos achinados a causa de una pequeña sonrisa.

-Hola- dice como en un susurro que estoy segura que sólo oigo yo- al fin despiertas. Me tenías preocupado.

¿Inglés? ¿Está hablando en inglés? Ni siquiera éste, que parecía adorable y preocupado por mí, se digna a hacerlo más fácil?

-¿Español?- suelto algo parecido a un gruñido. Ni siquiera logro atinar palabras. Estoy muerta.

Levanto un brazo para acariciar la manga de su uniforme. O fue un intento. Un pinchazo me hace soltar un gemido de dolor. Resulta que estoy conectada a un suero.

¡No es posible! Estoy perdida, muerta de sed y aterrada de todo. Ni siquiera sé donde carajos estoy.

-Shhh...-intenta calmarme el pelirrojo del uniforme mientras sostiene mi muñeca para dejarla inmovilizada. Las lágrimas de nuevo empiezan a caer. Sube lentamente por mi brazo haciendo erizar mi piel y barre como la vez pasada las gotas saladas que saltan de mis ojos – Shhhh...- repite cada tanto.