Capítulo 4

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Esa noche por fin pude dormir en mi cama, sin molestias acústicas, aunque me fui a dormir muy tarde porque Yuuki vino diciendo no sé qué de un cliente que se había corrido en su cara y había salido corriendo de la vergüenza.

–Koichi.–me levanté de golpe por el susto y me di un cabezazo contra Tsuzuku–¡Aah! ¡Joder!–

Ya la he liado.

–¡Perdón! Lo siento, lo siento...–puse una mano en su hombro incluso con miedo de que me pegara –¿Estás bien...?–

–Tú qué, tienes la cabeza dura, ¿no?–me habló con la mano en la frente–¿No te duele?–

Sí, la verdad es que sí.

–No, no...–

–Bueno a lo que iba.–se sentó cómodamente en el borde de la cama–He ido a por los resultados de los análisis a primera hora.–

Oh dios, estaba muy serio...

–¿Hay algo...malo?–

–Está todo perfecto. Así que atiéndeme.–chasqueó sus dedos frente a mí para que le prestara atención–Tengo que explicarte algunas cosas.–

¿A estas horas? No sé si se me levantará...aún estoy medio dormido.

–No eres idiota, estoy seguro de que sabrás cómo satisfacer a un cliente haciéndole la pelota, y con la práctica conocerás lo que quieren todos y cada uno de ellos. Además recibimos un e-mail con el pedido antes de la cita para asignar a la persona indicada para el trabajo. Así que tranquilo que no vas a llegar a ningún lado sin saber qué tendrás que hacer. Porque eso también va con el precio, no le voy a cobrar lo mismo a alguien que quiere follar que a alguien que quiere que le orinen en la boca.–

–¿Podrían pedirme eso?–

Por dios, qué asco.

–Claro que podrían.–

...no podía haberme puesto a doblar camisetas en una tienda, no. Yo puto.

–Déjame ir al punto; somos un servicio de caballeros discretos para complacer a hombres de posición. Así que te quiero a la altura de mi nombre.–

–¿Solo atendemos hombres?–

–Hay más negocio. Mucho me tiene que pagar una mujer para que pase una noche con ella.–

–Mm...–

–El dinero siempre por delante. Nunca hagas nada sin pago previo.–asentía a sus directrices–Y una vez tengas el sobre ve al baño, cuéntalo discretamente y manda un mensaje de confirmación a tu acompañante si llevas.–me tendió un papel–Aquí tienes nuestros números de teléfono. Guárdalos y mándame un mensaje.–

–Claro.–

Muy bien Koichi, ya tienes el número del chico guapo.

–Y por supuesto, tu seguridad va primero, ante cualquier señal violenta o desagradable sales de ahí. Y punto. ¿Entendido?–

–Entendido...–me gustaba que se preocupara

–Y quería comentarte una cosa.–estiró de la goma de mis boxers

¡Qué hace, qué quiere! ¿¡Por qué me mira el pene?!

–¿Ahh?–

–No te depilas, ¿no?–

–...no.–

–Pues deberías.–

–¿Ah? ¿Por qué?–hice memoria, ¿él lo hacía?

El burdel de TsuzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora