Capítulo 12

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Llamé a la puerta justo a la hora; habría llegado antes pero había pasado más tiempo del que me hubiera gustado arreglándome. Al fin y al cabo era un día especial, ¿no? 24 de diciembre, ese momento del año en el que las familias se reúnen para cenar juntas... Aunque no recuerdo muchas ocasiones así en mi casa cuando era un niño...a fin de cuentas nunca tuvimos suficiente dinero. Si lo hubiéramos tenido no me dedicaría a lo que me dedico, ¿no?

–Bienvenido.–Hikaru me abrió la puerta, él también había pasado tiempo arreglándose

Estaba perfecto.

–Hola...–no pude evitar sonreír

–Ah...–miró durante un instante arriba y volvió a mirarme

Había un muérdago en el marco de la puerta.

–¿Y si llega a venir el cartero que?–lo besé

–Te esperaría...–me dio la mano–Vamos dentro.–

–Sí, sí...–me llevó a la cocina y toda la mesa estaba llena de comida, mucha más de la que podríamos comernos entre los dos–Hikaru... ¿no te has pasado un poco?–

–¡No sabía qué te gustaría más! Lo que sobre te lo puedes llevar para Tsuzuku-san y los demás.–

–Claro.–me senté–Algún día me gustaría que los conocieras a todos... Al final son como mi familia.–me reí algo triste porque era verdad

–Tú eres la mía.–se encogió de hombros–Que aproveche.–empezamos a cenar

Qué vida más triste tenemos. No, no es cierto. Es nochebuena, y estamos juntos, sé que no tenemos una enorme familia que nos quiera, pero hablamos, nos reímos, y nos divertimos como si fuéramos una.

–Hikaru...te he traído un regalo.–ya estábamos con nuestro café

–¿Ah? Pero no hacía falta.–

–Te conozco perfectamente y sé que me has comprado algo también, así que déjame hacerte un regalo y no te quejes.–saqué una caja del bolsillo de mi chaqueta

–¡Espera!–corrió a la habitación a por el suyo

–Qué mono...–

–¡Toma!–puso un regalo enorme sobre la mesa, casi más grande que él

–¡¿Pero qué has comprado?!–me levanté

–Abre.–

Abrí la caja y me quedé sin palabras.

–¿Hikaru...?–

–Como me dijiste que...tuviste que dejar la escuela de arte para trabajar y eso...–

–...pero esto es muy caro.–era un maletín enorme de pinturas, de lo más completo, el sueño de todo artista

–Me da igual. Quiero que lo uses...–

–...Ahora tengo más ganas de que uses tú mi regalo.–se lo di

–¿Mm?–lo abrió–Pero esto es...un abono para el cine...–

–Para que vayamos.–

–Pero yo no...–

–Tenemos hasta diciembre del año que viene.–le di la mano–Es una proposición.–

–¿Ah...?–

–Te ayudaré...–le acaricié la cabeza y se puso de puntillas para poder besarme

Y así, cerramos el trato.

**

Cuando Tsuzuku me dijo que librábamos todos el día 25 imaginé que podría levantarme tarde, desayunar mucho y deslizarme silenciosamente hasta la habitación de Yuuki para meterme en su cama y darle su regalo. No, no es mi pene, ¡pero él siempre está calentito! Es como una estufa, me encanta tumbarme con él, y ahora por las mañanas hace frío.

El burdel de TsuzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora