Capítulo 23

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A la mañana siguiente, después de un sin vivir de desayuno grupal del que no terminé ni mi primera cucharada, me decidí a llamar a Hiyuu, yo algo tenía que hacer, si no iba a pudrirme en aquel lugar. "Todo sea por librarse de la terapia de grupo." Y como sabía que "el maravilloso plan de Koichi para sacar a Tsuzuku de la cárcel" iba a irse al traste aproveché para buscar otros métodos por mi cuenta.

–¿Yuuki?–

–Sí soy yo.–

–¿Qué tal todo?–

–Bueno, las cosas no marchan tan bien como me gustaría...oye... tú eres abogado, ¿verdad?–

–Así es. ¿Qué ocurre?–

–Necesito hablar contigo, ¿podemos vernos hoy en tu oficina? Es urgente.–

–Claro... ¿Está todo bien?–lo dejé preocupado

–Sí, tranquilo. Te veo a la hora del descanso.–le colgué

Me peiné un poco en el baño y pillé a la coordinadora del lugar mientras andaba por el pasillo.

–Disculpe.–

–¿Yuuki-chan?–

–Quería salir a visitar a un amigo.–

–¿Vas a ir sola?–

–Solo.–puse mi voz en el registro más grave que tenía–Soy un chico, de los del prostíbulo masculino.–rodé mis ojos, menuda carta de presentación tenía

–Ah, lo siento, eres tan guapo que pensé que eras una chica.–se rió disculpándose, y pensé aprovecharme de eso

–¿Puedo ir?–me acerqué mucho a ella–Me gustaría mucho...verle...–la acorralé contra la pared–Es un buen amigo...–

–Bueno...–tragó saliva–Si vuelves antes del toque de queda está bien...–estaba como hipnotizada

¡¿Nadie tiene sexo en este sitio o qué?! Todas se comportan como perras necesitadas. Bueno, la cosa es que me dejó irme. Aleluya. Pin, pan, despacho de Hiyuu, toctoc, puerta, sí, todo eso. Me abrió y me lancé a besarle, quería contacto, lo necesitaba, saber que aquello era real, que yo tenía una vida de algún modo. Es un pensamiento un poco raro ya lo sé, no había pasado ni veinticuatro horas en el refugio, pero mentalmente para mí había resultado agotador.

–¿Mm?–Hiyuu me metió a su despacho con él, pero no me soltó–¿Qué ocurre cielo?–me acarició la cintura–Vienes tan cariñoso...–

–Han pasado...muchas cosas que debo contarte.–

–¿Mm?–

Le conté todo sentado sobre su mesa con las piernas abiertas y él entre ellas. Y a partir de ahí...nos pusimos a arreglar el mundo entre los dos. Hablamos sobre las opciones legales que teníamos y...a mitad de la faena tiramos todo de la mesa e hicimos el amor sobre ella.

–Aah...Hiyuu...–

Quiero ayudar a Tsuzuku pero ey, necesito un poco de tiempo para mí también...

**

La policía vino a por mí a primera hora de la mañana, menuda rapidez, ni siquiera pude desayunar con los demás. Me llevaron a comisaría y fueron directamente al grano una vez estuvimos dentro de una de esas pequeñas salas de interrogatorio:

–Meto no es un tipo fácil. Puede que te pases meses infiltrado, quiero que tengas eso en mente.–

–Estoy dispuesto a afrontarlo. Qué es lo que tengo que conseguir.–

El burdel de TsuzukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora