2. El llano

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》》José 《《

No me quedaron más opciones
Me tragué mi orgullo y presente mi licencia en el buffet, elegí poner "por tiempo indeterminado" por algún extraño presentimiento que me aqueja desde el día que recibí el telegrama
No era bueno ni malo, sólo esa sensación que no volvería siendo el mismo

Era de esperarse que mis hijos no accederian de buena gana
Cada uno tiene su mini mundo ya estructurado y en pleno funcionamiento
Félix está en esa etapa en que las niñas se vuelven algo más, que rivales en un juego
Santos... bueno, siente que todos los niños que le hablan son sus amigos y, se opone rotundamente a abandonarlos

Asunción siempre será mi mayor sorpresa
Sólo me preguntó en tono suave, con su voz dulce que busca mi beso

-José, cuánto tiempo nos quedaremos en Altamira?-

-Indeterminado, sinceramente no sé con que me voy a encontrar ni en que estado, así que... no sé... indefinido-
Por primera vez en la rebeldía que me despertó este viaje, mi afilada voz suena suave y cálida
Veo los azules ojos de Asunción iluminarse con mi trato
Quizás ella también tenga el mismo presentimiento
Quizás ella también tenga esa corazonada que el llano salvará nuestro matrimonio

Con su particular forma de convencer a los niños de obedecerme, trató de hacerlos cambiar de parecer
Creo que lo ha logrado al verlos armar sus maletas
No sin rezongar, por supuesto

El viaje será largo y tedioso
Debemos tomar un avión hasta San Fernando y de allí, seguimos en una embarcación rústica conocida como "bongo" con el que llegaremos al Arauca

Es gracioso pensar que estoy planeando un viaje a un lugar en el que jamás he estado y que ni siquiera puedo ubicarlo en el mapa
Pero gran parte de la historia de mi sangre está en esas tierras y tengo que ir a intentar preservarlas

La hermana menor de Asunción, Cecilia de 16 años, casi rogó por venir con nosotros
A sus padres les pareció una idea descabellada
Pero yo entendí esa imperiosa necesidad de la joven de huir de su cautiverio de castidad
Aunque no estoy convencido de estar haciendo lo correcto al llevarnosla

Los días pasan como si le crecieran alas
Apenas pude abrir los ojos está mañana, cuando el despertador sonó, creo, por tercera vez

Hoy es el día, está misma noche estaré en Altamira
Esa hacienda que compró mi padre hace ya varios años

-Algún día no tendrás de donde echar mano, entonces podrás refugiarte en está hacienda. Allí encontrarás amigos de verdad y, aprendiendo a administrarla, lograrás que su producción te llene el estómago de por vida-
Así le lo había dicho mi padre
Con su característica media sonrisa y su mirada amenazante
Esa mirada que penetraba hasta lo más profundo, haciendo temblar hasta la última fibra del cuerpo

Se acomodaba en su sillón, haciendo rechinar el ya gastado cuero marrón, un puro entre los dedos, bajaba la cabeza y miraba a su interlocutor levantando ambas cejas, con esa voz grave y ronca que obligaba a mantenerse erguido durante sus discursos

Es muy lógico pensar que esa técnica, con mis hijos no funciona

Menos con Félix
Me cuesta admitirlo, pero lentamente estoy perdiendo el control sobre él
Nuestra relación de padre e hijo se transformó en la de dos desconocidos
Cuando el "papá" se convirtió en "señor" y el "tú" en "usted"
Quiero convencerme que sólo es cosa de esta etapa de su crecimiento
Siempre he sido muy tozudo, me cuesta reconocer mis derrotas
Aunque nunca he sido exactamente un ejemplo de padre, me niego a creer que es mi culpa

Pasan las horas
Estamos parados en el puerto de San Fernando, a la espera del próximo Bongo

Félix no ha mencionado palabra desde que abordamos el avión

Asunción se ha limitado a comentarios sencillos
No puedo explicarlo, pero esa mujer sabe leerme como si yo fuera su interminable libro favorito
Interpretó enseguida mi fastidio y ansiedad casi llegada a la desesperación y, eligió no despertar a las fieras

En la embarcación observo la cara de pánico del pequeños Santos mientras mira fijamente a los cocodrilos que nadan muy cerca del bongo

Mi estado no es muy diferente
Para ser honesto, estoy aterrado
Es mi primera vez en un lugar como Altamira
No se absolutamente nada de vacas, caballos o gallinas, pero creo que ese no será mi mayor problema, considerando que en el llano, con suerte si hay electricidad

Quiero suponer que vamos a adaptarnos
Despacio sí, pero lo superaremos, no creo que estemos aquí mucho tiempo

Mientras el bongo se aproxima a tierra, mi corazón me da un vuelco
El presentimiento vuelve a apoderarse de mí y comienzo a sudar frío
Respiro profundo, intentando vanamente de hacerlo desaparecer

Descendemos y paseo mi vista por la llanura
Un hombre joven, de aspecto humilde se acerca

-Disculpe es usted José Luzardo?-

-Sí, yo soy, qué se le ofrece?-

-Buenas tardes mucho gusto- me extiende la mano
-Soy Diego, vine para llevarlo a Altamira-

-Vaya! Gracias-

Llamo a mi familia
Diego se apresura a poner el equipaje en la caja de la maltrecha camioneta
En la cabina sólo hay espacio para tres
Cuatro contando a Cecilia que viaja pegada a su hermana
Mis hijos van atrás en la caja

El camino es una trampa de arena con resbaladizas banquinas de barro
Sólo campo de espesa pastura, aguadas salpicadas de camalotes, árboles que jamás imaginé que existían, animales en corrales, aves y... nada más
Eso es el llano, un desierto de color verde

Llegamos a la hacienda
Una mujer nada mayor con mirada bondadosa nos recibe en la puerta

-Bienvenidos, por favor pasen, les preparamos algo para merendar- su nombre es Casilda Bernard, es la cocinera y ama de llaves de Altamira

Entro a paso lento, observando atentamente cada detalle del lugar
Sus paredes de desgastada pintura grisácea, muebles rústicos deteriorados, reparados sólo para que sigan cumpliendo su función, lámparas, cuadros de óleos abstractos, ese extraño juego de living con sillones de tres colores, libros de amarillentas hojas sobre la recientemente pulida mesa baja de color caoba

Todo el lugar ha sido minuciosamente aseado y ordenado

Como era de esperarse, ni siquiera una pequeña radio de transistores
Suerte traje muchas cosas demás, de esas que mi esposa me miraba empacar y pensaba si ya era momento de la camisa se fuerza y al manicomio

Camino hacia el comedor, escuchando el eco de mis pasos sobre el estropeado piso de mosaicos grandes de color oscuro

Mi mente no descansa
Empiezo a pensar un precio para el lugar
Sé que mi padre no estará nada feliz con esa idea
Pero el campo no es lo mío, los negocios y las inversiones sí

La comida sobre la mesa se ve deliciosa, pero mi estómago sigue cerrado

Veo a Asunción bebiendo su típico té de hierbas, esa sana costumbre para relajarse

Santos come como si jamás en su vida hubiera probado un pastel de manzana
Sonrío al mirarlo, al menos a él todavía puedo controlarlo

Félix se aleja hacia la puerta corrediza trasera

Sale al pequeño deck de madera que hace de galería y se apoya en el barandal

Intento acercarme
Entonces levantó la cabeza
El sol poniente dibuja una figura en el horizonte
Parece humana

Me siento observado
Pero extrañamente este sentimiento aleja mis malos presagios

La figura desaparece

Una sombra en el horizonte (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora