24. Las mellizas Luzardo

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Arauca
Altamira

-Qué estás haciendo aquí?- Panchita mira a Federico con miedo en los ojos pero una tímida chispa se asoma despacio tras sus pupilas

-Me enteré lo que te pasó y vine a verte?- Federico acaricia el rostro de ella con ternura

-Cómo lo supiste?-

-José me lo dijo. Me lo encontré en San Fernando hace unas semanas, tomamos un café y ahí me contó todo sobre ti-

Panchita sólo suspira

Los segundos en silencio se hacen eternos, más no así incómodos

-Qué ha sido de tu vida?- dice ella al fin, mostrándose mucho más relajada

-Pues... enviude hace unos años y tengo 3 hijas. Vendí Las Dianas y ahora he decidido venirme para el Arauca-

-Mudarte aquí? En medio de la nada?- Panchita frunce el ceño
-Estás loco, lo mejor que puedes hacer, por ti y tus hijas es irte lo más lejos posible de lugares como éstos-

-Muchas cosas han pasado que me han hecho reflexionar sobre que éste es el mejor lugar para vivir con mis niñas-

-Pues debieron ser situaciones muy traumáticas para tomar una decisión tan drástica-

-Es una larga historia- Federico desvía la mirada un momento

-Pues si no te molesta, tengo todo el tiempo del mundo, quisiera escucharla-

Federico sonríe y le roba una sonrisa a Panchita, quien hacia tiempo no sabía lo que se sentía al ser felíz por un instante.

Mientras tanto en el jardín de la hacienda

-Una de nuestras niñas se llamará Milagros, y la otra?- Asunción mira a José con ojitos risueños

José pasea su vista por todo el jardín

-Mmm...- se lleva ambas manos a la cintura
-Flor... no, Margarita... no es horrible, Rosa... así se llama tu tía la metiche-

Asunción ríe

José levanta la mirada
-Luna.... Luna Luzardo, choca mucho-

-A me gusta Luna- ella sonríe

-Estrella... no me gusta, Cielo... Cielo es lindo-

-Cielo Luzardo Vergel, suena bien-

Se escucha un ave cantar al anochecer

-Paloma, ese nombre me encanta para una hija, Paloma Luzardo-

-Bien, entonces serán Milagros y Paloma- Asunción acaricia su abultado vientre

José se rasca la nuca
-Cielo y Paloma no te gustan?- le guiña un ojo

-Pero es nuestro milagro, por eso una de las niñas se llamaría así-

-Las dos son nuestro milagro muñeca- José extiende su mano y la apoya en la barriga de ella

-Tienes razón- ella acaricia la mano de él sobre su panza, mirándolo con su ternura de mujer enamorada

-Las mellizas Cielo y Paloma Luzardo Vergel- él sonríe
-Ya quisiera tenerlas conmigo- su voz se vuelve nostálgica

-Pronto mi amor, falta cada vez menos-

José se agacha y besa su barriga
Acción que inunda los ojos de ella

José levanta la cabeza y ve a Rodrigo detrás de su esposa

-Amor... porque no regresas a la casa, anocheció y está más fresco, no sea cosa que te me vengas a enfermar- le sonríe con cariño mientras acaricia suavemente el rostro de ella

Una sombra en el horizonte (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora