Capítulo 5

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Damos vueltas, cenamos y a cada cosa que hacemos le sigue una foto para el recuerdo, el mánager esta en su salsa, disfrutando de todo mientras que Lay parece incomodo y aunque es de noche juraría que en alguna ocasión se ha puesto rojo. Después de cenar damos un ultimo paseo por la rambla, de noche hay aun mas actividad y es mas espectacular. El mánager se entretiene mirando puestos mientras Lay y yo caminamos detrás en silencio.

— Te debo una disculpa

— ¿Hmm? — me giro hacia el sorprendida

— El otro día te eche de la habitación de mala forma, no se que paso yo, yo lo siento de verdad

Olvidado

Digo y sonrío, me devuelve la sonrisa, la tensión entre nosotros desaparece. Uno niñatos pasan por mi lado empujándome haciendo que pierda el equilibrio y choque con Lay. Les grito enfadada mientras Lay me rodea son sus brazos, ha evitado que me caiga. Cuando soy consciente de ellos murmuro un gracias y me separo, para mi sorpresa entrelaza sus dedos con los mios, me siento extrañamente cómoda.

La semana pasa rápido, les enseño todo lo que puedo y mas, estoy feliz de poder hacerlo y parece que les gusta. Mi relación con Lay es cada vez mas cercana, aunque a veces nonos entendemos con palabras si lo hacemos con la mirada es como si pudiéramos leernos las mentes, es extraño e interesante.

 Días después de que se fuera mira la enorme bolsa que me dejo, es azul cielo y esta bien cerrada, casi no pesa y no tengo ni idea de lo que puede haber dentro. Mientras la miro recuerdo el momento en el aeropuerto:

[ — Toma

De su mano cuelga una bolsa grande azul cielo con un lazo rojo en el borde, bien cerrada y con una nota colgando del asa.

— ¿Y esto? – digo cogiendo la bolsa aturdida

— Es algo que quiero que tengas pero antes me tienes que prometer dos cosas

— ¿Que cosas? Me estas asustando ¿no ira a explotar?

Digo alejando la bolsa de mi mientras Lay ríe, coge mi mano con las dos suyas y se acerca, estamos pegados, solo nos separa la bolsa que se ha quedado entre nosotros.

Prométeme que te acordaras de mi y me escribirás todos los día

Hecho — digo, la sonrisa sale sola

También que no abrirás la bolsa hasta tu cumpleaños

¿¡Queeee!?

— Promételo o me la llevo conmigo

En un acto reflejo guardo la bolsa detras de mi aunque eso signifique soltarlo.

— Esta bien, lo prometo, no la abriré hasta el 22 de agosto

Sonríe y nos abrazamos, ya tiene que embarcar y no quiero soltarlo ]

Miro y remiro la bolsa ¡queda un mes! ¿como voy a aguantar?. Pataleo en mi silla de frustración, giro la silla hacia mi escritorio, intento hacer algo productivo pero no puedo la maldita bolsa me llama, me puede la curiosidad, No puedo mas, cojo el móvil y le mando una foto, esto me esta matando.

— (foto de la bolsa) Me estoy volviendo loca, esta ahi mirandome....

(10 minutos despues)

Distancia 10.184,52 kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora