13

606 56 38
                                    

                  

                Mi hermano no estaba en la habitación, no sé por qué me reclamaba a mí que nunca estaba si él tampoco estaba. Me tomé mis pastillas, luego me quité los tacones y la chaqueta de traje y después me tiré en la cama, no tenía nada más que hacer el día de hoy así que prendí la televisión, estaban dando una serie que me gustaba, era una serie histórica acerca de una reina que tuvo Francia, estuve como cinco minutos en paz porque luego tocaron la puerta. ¿Quién sería? Mi hermano no creo porque él tiene llave. No tenía ganas de moverme, pero el toque en la puerta se estaba volviendo insistente. Así que me tuve que parar a abrir. Abrí la puerta y me encontré con un muy enojado Claudio.

—Claudio ¿Qué haces aquí? —pregunté.

—Tú no puedes estar con él, Elisa—fruncí el ceño

—¿Por qué no Claudio? —Él no tenía derecho a decirme nada, pero de igual manera lo hacía y eso me hacía sentir mal por él.

—Porque él no es el hombre para ti Elisa—respondió—él no te conoce como yo lo hago, no sabe las cosas que te gustan, no te conoce en lo absoluto, además Elisa, por favor lo conociste hace como una semana, no puedes ya estar andando con él...

—Claudio, tú no me conoces, puede ser que solías conocerme, pero ya no lo haces, yo ya no soy esa niña que conociste, yo cambié...

—Elisa no es cierto, yo te conozco, tu color favorito es el azul claro, detestas el color rosado con tu vida, tu comida favorita es la pizza española, odias los espárragos y las espinacas, te gusta comer cosas raras como queso con manjar. Eres muy observadora y sabes juzgar muy bien los sentimientos de las personas con tan solo mirarlas, aunque siempre me dijiste que yo era la persona más difícil de leer, te encanta leer, en especial esos libros ingleses de Jane Austen, Emily y Charlotte Brönte. Tu sueño siempre fue ser abogada penalista porque así podrías luchar contra las injusticias y por si alguna razón no podías estudiar eso, querías ser policía, porque siempre te han gustado los misterios. Cuando te enojas te encierras en tu pieza y no dejas que nadie entre. No te gusta llorar, pero dices que hacerlo significa que estamos vivos, que somos humanos, que tenemos sentimientos. Siempre te has mostrado distante con todos los demás, no te gusta que se te acerquen mucho, normalmente todos te consideran engreída y pesada por eso, pero cuando dejas entrar a tu vida, eres demasiado linda y simpática y uno se puede dar cuenta que detrás de toda esa coraza existe una chica sensible y preocupada por el mundo...—mi corazón latía muy fuerte en mi pecho, todo lo que decía era cierto, en verdad me conocía, me conocía incluso hasta mejor que yo misma. Creo que no he cambiado con los años, sigo siendo la misma chica que él conoció. A pesar de haber perdido la memoria, volví a ser la misma...—y por eso nunca te dejé de amar Elisa, por eso nunca te pude olvidar porque cuando dejas a alguien entrar a tu corazón y conocer a la verdadera tú, es imposible no caer enamorado de ti, es imposible olvidarte...

—Claudio—dije en un susurro—yo...—no sabía qué decirle. Él sabía todo de mí y yo no conocía mucho de él.

—Y eso es lo que más me encanta cuando te dejo sin palabras, porque eso no pasa muy seguido porque siempre pareces tener la respuesta para todo—sonreí. Es verdad nunca nadie me callaba ni me dejaba sin respuesta, pero tenía que ser así o sino no podría ser abogada—Por favor Eli no te metas con el Chapita, no sabes lo que me duele, sé que no tengo derecho a reclamarte, pero no puedo con los celos, me tienen mal...

—Ya lo arruinaste todo, Claudio, no puedes pedirme eso, tú estás casado, tienes una familia, y yo puedo hacer lo que quiera, estoy soltera, y no pienso aceptar los reclamos de nadie, y menos los tuyos. No sé muy bien lo que pasó, pero fuiste tú él que acabó con esto engañándome...

Don't you remember?|| Claudio BravoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora