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                ¡Nueva York al fin! Hogar dulce hogar. Chile ganó contra Colombia dos a cero, por lo que estábamos en la final y por eso estaba de vuelta a mi ciudad querida. Lo malo es que el Claudio y los chiquillos de la selección se iban a quedar en Nueva Jersey, así que íbamos a estar como a una hora de distancia.

Llegué a mi casa sola porque Sebastián iba a ir a ver el entrenamiento de la selección chilena, aunque después cuando a los jugadores le dieran el día libre él se vendría para acá.

—¡Mamá llegué! — exclamé cuando llegué a mi casa. Tiré mis maletas al piso y lo primero que hice fue tirarme al sillón. Al fin en mi casita. Todo estaba tan igual pero se sentía tan distinto.

—¡Elisa, hija! — exclamó mi mamá, venía con un delantal de cocina puesto. Me puse de pie y la abracé— ¡Qué bueno que ya llegaste hija! Te extrañaba ¿Y tú hermano? ¿No vino contigo? — preguntó. Me solté de su abrazo y le sonreí, la había extrañado tanto.

—Emm no, viene en la tarde, ahora está en Nueva Jersey con los jugadores de la selección chilena...

—Ah ¿Y cómo son ellos? ¿Los conociste? — preguntó mi mamá.

—Sí, a algunos, son bastante simpáticos— sonreí, pensando en los chiquillos. Mi madre me miraba atentamente, estoy segura que esperaba que dijera algo acerca del Claudio.

—¡Qué bueno! Y...¿No hay nada más que me tengas que contar, hija? — ¿Le cuento o no? No le contado a nadie más que al Claudio y al Chapita que recuperé la memoria. Mi hermano no sabe y mi madre menos... Y bueno mi mamá tampoco sabe lo del Claudio, y no sé cómo decirle, siento que se va a molestar...

—No, mamá no hay nada más que contar— ella suspiró.

—Bueno, hija ven a desayunar. Le preparé el desayuno a tu hermana, pero para variar se quedó dormida y no alcanzó a comer— sonreí. Típico de la Flo, salía corriendo como una loca todas las mañanas, nunca tomaba desayuno. Me senté en la mesa junto a mi mamá para tomar el desayuno.

Extrañaba tomar el desayuno todos los días junto a mi mamá, era como la rutina que teníamos todos los días. Mientras comía observaba a mi mamá, estaba muy diferente a la mamá de mis recuerdos, ahora las arrugas surcaban su rostro y su cabello que anteriormente era rubio, ahora en su mayoría era blanco. Había envejecido muy rápido, la mujer que era antes de mi accidente, era una mujer vital, sin ninguna arruga, siempre estaba sonriendo, ahora en cambio no, como que los años se le vinieron encima y yo creo que eso es en parte por mi accidente y por la muerte de mi papá, que tuvo una muerte repentina cuando tenía cincuenta años, fue poco después de mi accidente. Ahora que lo recuerdo, lo extraño, él siempre fue tan cariñoso, fue un tan buen papá...

Mi celular que estaba encima de la mesa comenzó a vibrar, mi mamá miró a la pantalla para ver quién llamaba pero rápidamente lo quité de su vista para que no viera quién me llamaba, era el Claudio, aunque no estaba agendado como Claudio, sino que como "bebé" pero igual mi mamá iba a preguntar.

—Disculpa mamá, tengo que contestar esto— me paré de la mesa y me encerré en mi pieza. Cuando ya estuve ahí apreté la pantalla para contestar— ¿Hola?

—Hola muñeca— escuché la voz ronca del Claudio al otro lado de la línea, una sonrisa se formó en mi rostro— Te demoraste en contestar— puntualizó.

—Sí, es que estaba con mi mamá... y no quería contestar en frente de ella...

—Oh, ¿Le contaste acerca de nosotros? —preguntó.

—No, no le conté, pero no me gusta ocultarle cosas, yo creo que debería hacerlo...

—Como quieras muñeca, aunque no se va a poner feliz...— suspiró— pero cambiando el tema, ahora tengo toda la tarde libre y con los chiquillos vamos a ir a Nueva York ¿Qué tal si eres mi guía?

Don't you remember?|| Claudio BravoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora