El cocodrilo egoísta

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Muy cerca del valle de las sombras existe un espectacular lugar llamado la Laguna Azul, poseedora del agua más cristalina y limpia de la región, debido a eso, hasta el pez más pequeño se puede ver desde lejos.

Este era uno de los sitios más visitados por los animales, allí bebían agua todos los días, hasta que apareció un gran cocodrilo llamado Roco, y lo convirtió en su propiedad. Era tan egoísta, que apenas alguien se acercaba, él lo espantaba.

Un día muy caluroso tres zarigüeyas pasaron cerca de la laguna; la más grande se llamaba Max, el que le seguía era Tobby, y la última, la pequeña Nany; no eran hermanos, pero se querían como tal. Gracias a que estaban muy sedientos ignoraron el gran terror provocado por el enorme animal. Al momento que Max posa su lengua sobre el agua para beber de ella, el inmenso cocodrilo aparece de lo más profundo abriendo su mandíbula, de inmediato, esto provoca que los tres animales salgan corriendo llenos de pavor; tan largo fue su recorrido que llegaron a un lugar donde nunca habían estado, pero para su sorpresa se toparon con un pequeño pozo, bebieron de su transparente agua y por fin saciaron su sed.

Como siempre, Roco estaba contento, para él asustar a los demás animales era la mejor sensación. Minutos después las mismas zarigüeyas vuelven a pasar por la laguna, pero esta vez cargaban una sonrisa en sus rostros. En ese momento Roco nota la situación y su felicidad desaparece.

Al día siguiente, el gigante cocodrilo se enfermó, y por su egoísta conducta no tuvo amigos que cuidaran de él y le hicieran compañía, así que tuvo que estar solo y muy triste.

Pasan los días y de pronto se riega la voz de que la Laguna Azul está libre, así que todos los animales aprovechan y van a beber de su agua. Esto les pareció muy extraño a las tres zarigüeyas, puesto que hace varios días ellas fueron corridas de ahí. Sin miedo deciden entrar a la casa de Roco, caminando sigilosamente para no ser descubiertos. Al llegar al cuarto lo ven tirando en la cama, pero deciden no moverse. Cuando Roco se da cuenta de su presencia les pide que por favor le den un poco de agua, estaba muy sediento y su cuerpo no era capaz de moverse, ellos sin pensarlo fueron de regreso a la laguna, llenaron un botella con agua y se la llevaron; con una sonrisa él agradeció y por fin pudo dormir tranquilo.

Moraleja: Siempre hay que compartir con los demás, de nada sirve tener mucho y no poder compartirlo.

Fábulas Animales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora