El Volcán

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En el Bosque Frondoso todo era muy tranquilo y lleno de paz, sus habitantes eran felices con lo que tenían y comían, así que compartían unos con otros y con sus familias, los días casi siempre se basaban en una misma rutina, y era muy raro cuando algo diferente ocurría.

En una mañana, algo empezó a emerger de la tierra, los animales se alarmaron, pero no le prestaron mucha atención. Con los días esa formación se volvía cada vez más grande, y en algunas oportunidades, extraños ruidos se escuchaban de ella. Todos evitaban acercarse porque emitía un gran calor, aun así, lindas flores y diferentes frutos crecían alrededor, sin embargo, nadie las iba a tomar.

Un año después, la mamá de Cinturón el elefante estaba de cumpleaños, y él quería regalarle algo especial, algo que ella nunca hubiera visto, por lo que decidió ir en busca de una de esas exóticas flores que crecían cerca de aquello que se trataba de un volcán. Camino a la flor, un gran y horripilante ruido acompañado de un temblor asusta a todos los animales, nadie se quiso acercar; el único con el valor suficiente de quedarse y no parar fue Cinturón. Sigilosamente puso una pata delante de la otra, hasta que por fin, pudo estar frente a él, con su trompa tomó una flor, estaba caliente, así que de inmediato la soltó, pero aun así no sintió temor.

A lo lejos hizo señas demostrando que no había por qué temer, hasta que de pronto se escucha otra réplica del primer sonido y la tierra vuelve a temblar provocando que Cinturón se alejara de la flor, de pronto grietas empiezan a aparecer en el duro suelo, humo empieza a emerger, y con él, un extraño líquido de color naranja que expiraba un gran y desesperante calor. Todos asustados corren, Lima se le intenta unir a su amigo, pero él no la dejó, era demasiado peligroso. Así que la convenció de que se fuera y ella corrió con todas sus fuerzas.

Puesto que era algo desconocido, Cinturón no sabía a qué se enfrentaba, pero lo último que haría era salir corriendo con la cola entre las patas. Firme se quedó esperando aquella sustancia brillante de color naranja oscuro. Él necesitaba encontrar la forma de ir hasta la flor y tomarla, sin importar que esta le quemara la trompa, pero tenía que hacerlo rápido, pues el líquido se acercaba con gran velocidad.

Al observar su entorno se dio cuenta de un camino de rocas que estaba encima del magma, sin perder tiempo puso una pata en una, esta se balanceó, pero por lo menos servía para llegar hasta donde quería; de roca en roca caminó, llegó hasta la flor y la agarró, en ese momento hizo un gesto de dolor, esta estaba caliente, pero aun así no le importó.

Justo cuando se iba Cinturón observa que el camino por donde vino había desaparecido, el líquido se encontraba consumiendo las rocas. Sin opciones se comenzó a tambalear mirando todo y pensando que hacer, en ese momento se le ocurre una idea; se tambaleó más fuerte, provocando que la roca se desplazará entre aquel mar caliente. Cinturón se deslizó y en pocos minutos llegó hasta donde estaba su familia, la cual le esperaba encima de la colina verde. A salvo y sereno le entregó el regalo que tanto le costó obtener a su mamá, la flor de fuego.

Moraleja: Siempre hay que ser valiente, no se gana nada huyendo.




Fábulas Animales ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora