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[ XXXII ]

Me gustaba torturarme, y de la peor manera, de aquella que producía una herida que no sanaba por más que se tratara. Me torturaba con los recuerdos, a veces me gustaba abrir las conversaciones viejas, sólo para leer su "YoonGi" o ver las caritas estúpidas que mandaba. O ver sus fotos.

Realmente era un imbécil, sabía que debía eliminar todo rastro de JiMin pero no podía, cuando intentaba hacerlo, cuando trataba de borrar su contacto automáticamente mis dedos buscaban la escapatoria, o leer sus mensajes o bloquear mi teléfono.

Suspiré envolviéndome entre mis sábanas mientras mis pies se removían incómodos, realmente no podía ni dormir. Maldición... JiMin y yo no éramos nada y aún así sentía esa necesidad de preguntarle, no reclamarle, sólo preguntarle..., incluso aceptaría una mentira con tal de que me dijera que me quería, o algo así.

Nada de mensajes.

Ni llamadas.

Ni miradas.

Si acaso yo le sonreía falsamente mientras el subía a la motocicleta.

Una semana transcurrió del mismo modo tortuoso. Comenzaba a aceptar la posibilidad de tener que olvidar todo lo que anteriormente fuimos, claro... si es que fuimos algo. Ese fin de semana... ese sábado, no nos vimos, no fue como si alguno pusiera excusa..., él no propuso nada y yo no tuve el valor de preguntarle, siquiera para que me contara su semana, como siempre. Pensándolo bien, es mejor así... pues no me entero de quien es ella.

Durante la siguiente semana sólo le dejaba en su casa, pero aún no me atrevía a verlo por mucho tiempo, seguramente él se preguntaba por qué seguía yendo a recogerle, pues... aunque ya no fuéramos tan cercanos aún me preocupaba, además estamos cerca de finalizar el semestre, es obvio que cumpliré mi promesa hasta el final.

También recibí llamadas de HoSeok, preguntándome por JiMin, me dijo que había estado un poco desconcentrado y quería saber la razón, evidentemente negué fingiendo ignorancia pidiéndole que le dijera que, fueran cuales fueran los problemas, él debía ser profesional. Si, JiMinnie no debía dejar que alguien como yo interfiriera con su forma de estar ahora, pues él siempre me decía los buenos comentarios que recibía de los demás por el buen trabajo que estaba realizando.

Aun ahora corría del círculo de sus amigos rápidamente para llegar a mí lado, como antes, aunque no sabía qué expresión tenía al llegar porque aún no podía verle por mucho, sólo sonreía y volvía mi vista al frente estirando el casco, pues si le veía por más tiempo seguramente le habría abrazado y le habría rogado que la dejara por mí, sí, así de ridículo... , le hubiera pedido que la olvidara, porque algo dentro de mí me decía que él ya estaba con ella. Le hubiera prometido hasta lo que no poseo, sólo con que se quedara.

Y ése viernes, después de dos semanas, fue igual. Corrió de sus amigos y tomó el casco, no sin antes quedarse unos minutos de pie. Seguramente esperaba que le mirara, sólo notaba movimientos nerviosos de sus manos pero no me permitiría caer así, no ahora que ya lo estaba "aceptando"...

Al llegar a su casa sólo hice lo mismo de estas últimas dos semanas, con la vista al frente, estiré mi mano esperando recibir el casco, pero... en cambio sólo sentí su mano. El contacto me hizo girar.

"¿JiMin?"

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Me siento tan malvada dejándolo hasta allí.
:D