Capítulo 7

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-Buenos días Sr. James, me alegra que sea puntual, pase por favor.

Odio que me llamen así, me recuerda a mi padre y a mi madre.

Miré a Michelle, ella me miró, y le sonreí tratando de despedirme. Entré junto al Sr. Brown en la habitación. Me senté en la silla del paciente y de repente comenzó a llover, la mente se me nubló gracias a las palabras de bienvenida del Sr. Brown, esas frías palabras desaceleraron mi alegría, al recordar a mis padres recordaba "algo" ese algo que me hacía estar ahora en el Psiquiatra, pero por alguna extraña razón, jamás podía recordar cuál era la causa de yo estar aquí, cuál era la causa por la que mis padres llamaron al "mejor Psiquiatra de Farleiyuel"...

Lo único que sabía de esto fue que ellos dejaron por debajo de la puerta de la casa donde vivíamos los tres, una carta escrita a mano, con letra cursiva grande, la cual decía:

Querido Harry James:

"Iremos a descubrir el mundo, mientras tanto, tú, descubre quien eres en realidad. 

El Sr. Brown te ayudará"

Con cariño Sr. Y Sra. J.P

La verdad creo que así ellos fueran los más extrovertidos y divertidos que conociera, no realizaron muy bien su papel de padres. En toda esa sonrisa, sabía que había algo que me ocultaban, sabía que no se alegraban del hijo que les "salió". Ellos tan alegres y yo tan tímido, para ellos yo era solo "Harry" tan simple como eso, "Harry". ¿Acaso no se ama a un hijo salga como salga? Jamás tuve una buena relación con ellos...

¡Supuestamente se preocupan por mí y lo más conveniente para ellos es mandarme al Psiquiatra! Es que, el Psicólogo es aceptable, no niego mi timidez, puedo cambiar lo sé, pero ¿al Psiquiatra? ¿Acaso me creían un enfermo mental?

Al pensar esto, solté una lágrima y el Sr. Brown me observaba, él sabía que estaba pensando, y posiblemente sabía porque estaba pensando, así que no me interrumpió.

-Sé que hubo una razón por la que llegaste temprano, bien sea una historia o algún interrogante y quiero que sepas que estos tres meses vas a vivir cosas que jamás viviste, así que puedes contar conmigo, sé más que tú de tu propia vida, entonces ayúdate para que yo te ayude, un paso en falso y podría ser fatal.

Honestamente no entendía con exactitud el mensaje que tenía para mí, pero a pesar de todas las interrogantes no le cuestione nada, creía que aún no era el momento.

Entonces él dijo: -Ahora sí, comencemos.

-Está bien, murmuré.

-Dime Harry ¿qué piensas de tus padres?

Un inquietante silencio reinó en la habitación por 10 minutos completos, él no me interrumpió, yo no decía nada, pero él tampoco molestaba mis pensamientos.

Hasta que al fin dije: -Deben estar mejor que yo en este momento.

-Sí, tal vez. Y ¿crees conocerlos totalmente?

-No realmente, como debería ser.

Tomaba el tiempo necesario para responder pregunta tras pregunta, hasta el fin de la sesión. EL Sr. Brown solo me pregunto sobre mis padres, que tanto los conocía, y no pude ni mencionar lo que había sucedido. Pero tampoco le exigí escucharme. Acabada la sesión dijo:

-Adiós y gracias lo espero mañana igual de puntual que hoy.

-Sí, adiós.

Salí de la habitación, miré la mesa donde estaba la revista que estaba leyendo minutos antes de conversar con Michelle, la guarde para llevarmela a casa.

Michelle estaba en su escritorio alistándose para salir, entonces caminé hacia ella y le pregunté.

-¿Ya te vas?

-Sí Harry, debo llegar pronto a casa.

-¿Y dónde vives?

-Vivo 5 calles más abajo de Clary's Coffee.

Yo solía ser tímido, eso es más que claro, pero no podía dejar que caminara sola hasta su casa, además la iba a ver todos los días, tal vez podríamos convertirnos en buenos amigos. Y aunque estaba un poco pensativo, me atreví y le pregunté.

-¿No te gustaría que te lleve a casa?

Me miró a los ojos, al parecer pensó un poco la situación, yo estaba esperando una respuesta, sea cual sea quería oírla, aunque por supuesto esperaba un "Claro Harry"

-...Sí, me gustaría. ¡Gracias Harry!

Me noté aliviado, y me comporte lo más simpático posible, quería caerle bien y ganar su confianza.

Ya en el auto empecé a conducir mientras hablaba con ella.

-Harry, dime algo que no sepa.

-Ammm, pues solo tengo un amigo llamado Thomas, quien ahora sale con una chica llamada Teresa, Teresa es muy linda. Añadí.

-Jajaja! No me digas, ¿enserio?

-Sí, así es.

-¿Qué otra cosa Harry?

-Jamás me había gustado nadie hasta cumplir los 26, ni eh tenido experiencias amorosas, mi vida es un poco apagada ¿sabes?

-Uy, espero que no sea tan aburrida como dices.

-Créeme así lo es, muchas personas tenemos una vida poco relevante y yo soy una de esas personas... y ¿qué me cuentas sobre ti?

-Bueno, mi nombre es Michelle pero mis amigos me dicen Sarah por mi hermanita.

-Ya veo.

-Sí, también voy al gimnasio con unos amigos, sus nombres son Tobías, Mía y Sam.

-¿Sam? ¿La novia de Charlie?

-Oye, ¿cómo sabes eso?

-Sam vive en el tercer bloque de un edificio conmigo como vecino de enfrente.

-No lo puedo creer, ¿nunca te ha hablado de mí?

-La verdad, no hablamos mucho. Así que no sé muchas cosas sobre ella, solo sé que su novio tiene un cuerpo 10.

Sonrió, y dijo: -¿Un cuerpo 10? ¿De qué hablas?

-Sí, tú sabes, personas que van al gimnasio y tienen un súper cuerpo.

-¿Charlie? ¿Cuerpo 10? Pero Charlie es lo más indefenso que puede existir, dijo riéndose.

-Pues yo veo cuando vuelven de sus citas de fin de semana, que la lleva hasta su apartamento alzada en sus brazos. Y escucho con una oreja en la puerta que ella se despide con un "adiós Charlie", bueno no es que yo estuviera espiando si no que ellos hacían mucho ruido.

Soltó a reírse. -Oye estoy confundida, el Charlie que yo conozco no puede ni alzar los libros de la universidad, él es lindo pero no tiene un cuerpo 10, créeme.

Cuando llegamos a la casa de Michelle, fue un poco incómodo el momento, estábamos los dos en el auto uno al lado del otro, y ¿ahora qué debía hacer? yo no lo sabía.

Por suerte ella actuó.

-¡Gracias por traerme Harry! Me besó a un lado de la cara, en ese momento me sonrojé y respondí.

-No hay problema Michelle. ¡Adiós!

Cerró la puerta del auto y caminó hacia la puerta de su casa, la cual era la casa más grande que había visto en Farleiyuel, a medio camino, se devolvió y dijo.

-Creo que podríamos ir al gimnasio algún día ¿no crees Harry?

Quedé atónito, ¿al gimnasio? ¿Yo? No podía creer que estuviera diciéndome a mí.

-Sí, creo que sí. Algún día.

-Jajaja! Ay, pero enserio, yo te aviso.

-Está bien, adiós.

¡El Sr. Brown mencionó que viviría experiencias que nunca había experimentado, y al parecer era verdad, ya las estaba sintiendo. Apenas era el segundo día... pero que día!

Nadie es Indispensable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora