Capítulo XII: Reçe Boga

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Thomas

Miércoles. 7:00 a.m.

La tranquilidad de mi casa era sumamente armoniosa y reconfortante. Vivía en Tundratown, en el área que colindaba con las grandes praderas nevadas de Snow Hills, así, podría apreciar la hermosa extensión de aquel espectáculo pasivo y acogedor todos los días al salir de mi pequeña cabaña, en la búsqueda del exquisito aire fresco que alimentaba el ecosistema. Por alguna extraña razón, el frío y la blancura de la nieve hacían de mis mañanas las más agradables, además, combinado con el café caliente matutino y la acogedora chimenea que alumbraba la sala y calentaba el interior, hacían que incluso los días más difíciles y tristes de mi vida fueran perfectos. Era inexplicable como aquel escenario transformaba en cuestión de segundos el ambiente del lugar y el autoestima de un animal, rara vez experimentaba la sensación de melancolía y tristeza en mi humilde hogar, era simplemente increíble el sentir un cambio tan particular, y me sentía contento por eso.

Ya tenía puesto mi uniforme de la ZPD, me encontraba en la sala leyendo el periódico detenidamente y con una comodidad imprescindible me senté en un sillón que se situaba cerca del fuego de la chimenea, en mi pata derecha sostenía con audacia una taza de café americano cargado, tomando de la exquisita bebida repetidas veces. Sentía como el ligero y amargo líquido caliente recorría cada parte de mi boca, para después deslizarse a través de mi garganta calentándola de igual manera, y en conjunto con el leve sonido chisporroteante de mi chimenea, hacia armonizar abundantemente la habitación.

Me percaté con cierto estupor de la gran extensión de notas periodísticas que se encontraban en la primera plana de la sección policíaca, todas ellas hablaban del mismo tema amarillista y perturbador, eso empezaba a crear un malestar en mi interior, al parecer nada impediría el tratar de olvidar aquellos lóbregos eventos, era como si el mundo o el destino mismo quisiera que visualizara una y otra vez las terribles imágenes del atentado.

Solté un suspiro prolongado, arrojando el periódico a la pequeña mesa de madera que se ubicaba frente a mí. Opté por sorber un poco más del amargo líquido de mi taza de porcelana, tratando de recuperar nuevamente la tranquilidad en la que me encontraba hacía unos instantes.

Dejé la taza de café en la mesa rústica de centro y me recosté casi por completo en el respaldo de mi sillón de piel, llevando mi cabeza hacia atrás y cerrando los ojos para sólo relajar la tensión y reponer mi cordura. Por un momento dure así, metido en mis pensamientos, escuchando levemente el sonido de la chimenea seguido por el atenuante silencio que reinaba en la habitación.

  — ¿Qué es lo que quieren? — me pregunté a mi mismo mirando hacia el tejado, el sonido de mi voz constituía a un tono apagado, casi ininteligible, se notaba el furor por comprender el enigma de los ataques.

«Asesinaron a cientos de animales... pero, ¿Porqué?, ¿Con que objetivo?, ¿Cuales son sus verdaderas intenciones?, ¿Qué es lo que quieren demostrar?» Pensé engullido en la confusión.

Seguía pensando, completamente inmerso en el misterio, las atípicas preguntas que uno se hacía para repasar cada valor y dato que cualquier animal haya pasado por desapercibido, pero por más que intentaba inmiscuir mi razonamiento en la complejidad de lo imposible, resultaba algo sumamente inútil el obtener una solución concreta y sin rastro de incertidumbre.

  — Supongo que lo mejor será hablar con los demás y empezar a sacar conclusiones con respecto a lo ocurrido suspiré desganado y con un notable signo de enfado en mi entrecejo.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2017 ⏰

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