I. Kids

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Most of the days we were searching for ways
to get up and get out of the town that we were raised
And we said crazy things like
I refuse to look back thinking days were better
just because they're younger days.

One Republic.

I

Por favor, mantén a tu chofer zombie lejos de mí

—Entonces ustedes son semidioses.

—Eso fue lo que nos dijeron —aseguró la única muchacha entre los tres jóvenes, mirando de refilón a su compañero más alto, quien, aparentemente ajeno lo que sucedía a su alrededor, garabateaba en su libreta de tapa de cuero negra con un rapidógrafo número 0,2.

—Ajá. —El granjero examinaba sus rostros con expresión avinagrada, como si apestaran—. Les dijeron que eran semidioses, hijos de dioses griegos y los enviaron aquí.

El joven más bajo y robusto revisó el papel donde tenía anotada la dirección con la frente arrugada. A diferencia de su compañero, tenía la tez canela, los ojos redondos y una mandíbula ancha. Vestía una camiseta azul oscuro por debajo de una sudadera color vino y jeans holgados.

—Uhm, sí. Campamento Mestizo.

El granjero expulsó el aire retenido por su nariz, otorgándoles a los tres una visión nada agraciada del interior de sus fosas nasales. Tenía más pelo allí dentro que sobre su cabeza.

—Niños, no existe ningún Campamento Mestizo. Esto es una granja familiar. Y no encontrarán nada más que campo y una larga avenida en cien millas a la redonda.

Dicho esto, les cerró la puerta en las narices. Desde adentro se escuchó cómo gruñía «Estúpidos críos y sus jueguitos infantiles» mientras la TV se encendía en plenos infomerciales.

—Déjame ver eso. —La muchacha arranchó el papel de las manos de su amigo y acto seguido le atizó un zape en la nuca—. ¡Josh, serás imbécil! Aquí dice Colina Mestiza, Farm Road 3.141. Estamos en 1.314, ¿y ves alguna colina cerca?

—Ow. —El aludido se encogió de hombros—. Confusión de números. Muy común.

—Recuérdame por qué te dejamos ir en el asiento de copiloto —se lamentó ella mientras se masajeaba las sienes con las yemas de los índices.

Josh le contestó encantado.

—Porque una falsa filinois llamada Baylee Johnson quería que su Petit Noé Louis Voutton cortara la circulación de mis piernas y no de las suyas. Y, ¡oh! —Se giró para enseñarle su espalda doblemente equipada—, también quería que hiciera peso en mi espalda y no en la suya.

—¡Solo tiene ropa, reina del drama! —exclamó ella, irritada—. Además, desde mi posición, los bolsos de alto costo y calidad como esos deben ser correctamente cuidados.

—Idimís, disdi mi pisisín, lis bilsis di ilti quisti i quilidid quimi isis dibin sir quirrictiminti quididis.

Mientras Baylee refunfuñaba maldiciones ácidas en respuesta, el otro muchacho oteaba hacia un lado y otro la carretera.

—El taxi está fuera de rango —anunció—. Antes de que otro vehículo pase por el sector y esté dispuesto a recoger a tres adolescentes a la deriva podrían pasar días.

Trace your song  [Rebellious gods' rise #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora