IX. Radioactive

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I'm waking up, I feel it in my bones
Enough to make my systems blow
Welcome to the new age
I'm radioactive

Imagine Dragons.

IX

Echémosle un vistazo al pasado

—Quiero... uhm... —Gotas de sudor habían aparecido en la frente del niño mientras contemplaba vorazmente la vidriera.

Baylee, quien hacía repiquetear sus uñas pintadas de color borgoña en el mostrador, carraspeó.

—Disculpa, mocoso, pero debes darte prisa. Tengo toda una fila de clientes detrás de ti.

Genial, ahora parecía que el pequeño gordito iba a ponerse a llorar. Baylee se resistió decirle: Epa, no se permiten lágrimas durante mi turno. Anda a llorar afuera y regresa cuando hayas tomado tu decisión. ¡Gracias por visitarnos!

—Eres un monstruo, Booh-Lee —Josh se acercó al niño y posó una de sus manos sobre su hombro rollizo—. ¿Qué te gusta más, eh, pequeño? ¿El chocolate, el manjar, el azúcar impalpable o la mermelada?

—Todo —respondió el niño con voz ahogada y expresión conflictiva.

Baylee sonrió de soslayo mientras tomaba la orden del hombre siguiente. Cuando se trabaja de cajero, se aprende a dividir la atención entre el cliente y el compañero de trabajo. Esperaba que Josh perdiera la paciencia con don golosín.

—Bueno, ahora tendrás que hacer una elección. La Boston Cream es una dona regularmente completa... —Josh señaló su ubicación en la vitrina donde apareció una Baylee sonriente, que extrajo una de ellas y la empacó en una funda de papel para despacharla al otro cliente.

Al gordito volvió al primer lugar en la fila cinco turnos después.

—Quiero una especial de Halloween. —Sus pequeños ojos grises brillaban de emoción—. ¡La de araña!

El gordito salió de la tienda más que feliz. Josh miró a Baylee con una sonrisa pegada en los labios que decía «¿Ves? Así se hace».

—No voy a reconocerte nada, si eso es lo que quieres. Sí, puedes con los niños. ¿Y qué? Nunca has podido con las chicas.

—No necesitabas recordármelo así, señorita presumividiosa.

Baylee rodó los ojos, su compañero tenía un tema con inventar palabras y apodos para ella. Como si le fuera a afectar.

—Solo digo —continuó Josh—, que deberías aprender a no ser tan impaciente con las personas. Manejar a un cliente con problemas para decidir no es tan complicado. Solo tienes que indagar más en sus gustos. Resulta que ese niño amaba a Spiderman y en base a eso lo pude convencer...

—Qué raro, me parece que alguien habla pero solo escucho un ruido molesto —interrumpió Baylee, elevando su tono de voz en relación al de Josh—. Mmm, me pregunto cómo silenciarlo.

Ella no soportaba que alguien le dijera qué hacer o cómo comportarse, sin importar la situación, o si esa persona tenía razón o si deseaban ayudarla. Nunca permitía que nadie con esas intenciones se saliera con la suya, porque lo que decía y hacía era cuestión suya y de nadie más y nada le interesaba menos que escuchar lo que otros tuviesen que decir al respecto.

Trace your song  [Rebellious gods' rise #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora