IV. What hurts the most

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N/A: La letra está al final del capítulo, siendo interpretada por Will. El artista es Rascal Flatts. Dale play al video si quieres entender mejor la esencia de la escena.

IV

El rey sombritas decide pasear a su perro vestido de etiqueta

Will se acurrucó en la esquina de la cama, arropándose hasta la nariz con la manta verde de tela polar con aroma a limón.

Ahí estaba, otra noche más de dificultad para conciliar el sueño. Por mucho que se arropara, apretara los ojos o cambiara de posición, no podía deshacerse del frío que se infiltraba hasta su médula ósea, ni de aquella perenne sensación de vacío e intranquilidad que parecía haber infectado cada célula de su cuerpo.

Tampoco es que le entusiasmase dormir. Desde el incidente en el Palacio de Hades, Will no podía esperar dormir sin encontrarse en algún tipo de realidad ajena en tiempo o espacio, presenciar alguna visión ambigua, o escuchar mensajes de los dioses o susurros ahogados de los espíritus intranquilos del Inframundo.

Y luego estaba la manera con que siempre comenzaban los sueños, donde Will se encontraba completamente solo en mar abierto, luchando por mantenerse a flote mientras que cielo y mar se empeñaban en hundirlo en la oscuridad. Will iba perdiendo sus fuerzas físicas y su voluntad hasta que se decía a sí mismo que no tenía sentido seguir intentando. Estaba muy lejos de cualquier indicio de tierra firme, del mundo entero, de la posibilidad de recibir ayuda. Entonces Will cerraba los ojos, relajaba sus músculos y se dejaba hundir por las circunstancias, que con la velocidad de una bala de cañón lo arrastraban hacia las oscuras profundidades del océano.

Siempre podía cantar, pero no lo hacía, esperanzado porque alguno de esos sueños lo condujera hasta Nico.

Will quería tanto verlo...

La mayoría de los sueños que había tenido le habían recordado el tremendo peso que sostenía sobre sus hombros. No solo era la tarea de tocar el alma de Nico con la hoja de una espada que con un simple roce podía acabar con su vida antes, sino también la obligación de detener a un grupo de dioses furiosos que se habían rebelado contra el Olimpo antes de que fuera demasiado tarde.

Cada mañana, cuando Will se despertaba sudando y/o gritando, deseaba poder encogerse tanto que volviera a su vida de niño, donde los mitos griegos eran cuentos para dormir y la solución para todo era un beso de su mamá.

Pero eso significaría olvidar a Nico y lo único que mantenía a Will en pie era la esperanza de recuperarlo. Paradójicamente, esa situación lo hundía y le daba fuerzas por igual.

Mientras las imágenes se abrían paso a través la oscuridad, revivió fugazmente lo soñado hace un par de días.

En el Inframundo, Hades yacía sentado con aire pensativo en su trono, vistiendo su túnica favorita de almas en pena y una corona de metacarpos trenzados con rubíes. Algunos zombies obreros se encargaban de dar los últimos retoques a las paredes de obsidiana y ónice del nuevo palacio mientras que otros acomodaban el inmobiliario según lo señalaba el huesudo dedo de su amo.

El dios clavaba los ojos en Will y se limitaba a pronunciar seis palabras: «Espérame en su talón de Aquiles». Will había despertado de inmediato. Le tomó un un día entero descubrir que el dios hablaba de Live your world.

Ahora se vio arrastrado hasta una forja, donde un hombre de seis metros de estatura y complexión robusta martillaba afanoso un pedazo de metal mientras sus mismas manos, revestidas de llamas, se encargaban de mantenerlo en la incandescencia. El hombre trabajaba con una máscara metálica para soldar, pero a Will le bastó observar los grandiosos inventos esparcidos por el taller para saber de quién se trataba.

Trace your song  [Rebellious gods' rise #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora