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Hoy al despertar sentí que seria un estupendo día. Han pasado cuatro días desde la noche en la que sentí los suaves labios de mi primo. Desde entonces no hemos cruzado palabra mas que para los buenos días, buenas tardes y buenas noches. Pero siempre siento su mirada analizadora sobre mi. Parecía recorrer cada parte de mi con sus ojos, y cada que lo miraba de reojo parecía observar mis labios con detenimiento.

La verdad disfrutaba mucho de sentir su mirada en mi. Claro que por mi parte aprovechaba cada momento en que se distraía para observarlo a detalle y sus ojos son lo que mas me llaman la atención.

Salí de mis pensamientos al oír el timbre personalizado de mi celular.

- ¿Aló?

- Cariño ¿cómo estas?

- Hola mami bien todo esta bien aquí ¿y ustedes?

- Que bueno mi niña me alegro. Estamos bien, hablo para avisar que hoy en la tarde llegamos a casa.

- Que bueno mamá ya los extraño. Los esperare con su comida favorita ¿a qué hora llegan con exactitud?

- Nosotros igual te extrañamos mucho. A las 3 o 3:30 mas tardar cielo. Bueno tengo que irme nos vemos en unas horas.

Colgó.

Eran las 11:25 a.m. así que tenia suficiente tiempo para comprar lo necesario cocinar y arreglarme.
A mamá le fascinaba el espagheti y a papá la milanesa de pollo enpanizada y el espagheti verde.

Tenia todo lo necesario en casa así que no necesite de ir al supermercado.

A las 2:40 p.m. ya había terminado de preparar la comida así que me dirigía a mi habitación para bañarme.

- ¿Pequeña? ¿Puedo hablar contigo?

- Si claro dime pero que rápido porque debo ir a bañarme para recibir a mis padres.

- Oh si entiendo. Solo quería decirte perdón por mi comportamiento tan inmaduro respecto a estos últimos días.

- Ah tu sabes que no es nada. Comprendo que sea algo raro y un poco incomodo haber besado a tu prima y que ella te correspondiera. Aunque en mi defensa las hormonas menstruales tienen la culpa.

- Si tienes razón. - dijo entre una risa nerviosa. Cómo pensando en algo que no podia decir.

- Solo dilo Jo di lo que estas pensando.

- Pensaba en ese beso la verdad es que no es fácil olvidarlo ¿sabes? Lo disfruté mucho.

- ¿Ah si? Pues la verdad yo también. - Contesté acercandome peligrosamente a él.

Joseph no tardo en reaccionar e hizo lo mismo rodeando mi cintura con sus fuertes y musculosos brazos. Mientras que yo lo abrazaba por el cuello juntándolo a mi a una distancia en la que nuestras respiraciones se unían volviéndose una sola. Su olor a menta me enloquecía. Y antes de que pudiera negarse junte nuestros labios disfrutando de un beso tierno y dulce pero este incluía un poco de picardía de ambas partes. Continuamos el beso por varios segundos hasta que nos era difícil respirar. Al seperarnos nuestras respiraciones estaban agitadas y nuestros pechos subían y bajaban violentamente.

- Esto no puede ser. Tú eres mi prima. No debí besarte otra ves.

- Oh vamos primo solo fue un beso no es como que nos hubiéramos tenido relaciones.

- Vaya forma de exprezar la tuya. Pero supongo que tienes razón. Aunque si sigues así no me culpes si me vuelvo adicto a tus labios.

- En todo caso sólo espero que sea antes de que yo no pueda vivir sin los tuyos. - dije guiñándole un ojo.

- Bueno supongo que la charla terminó. Te dejo para que vayas a bañar.

- Si claro ¿te quedaras a comer?

- Supongo que si. Sería una falta de educación de mi parte no estar cuando mis tíos lleguen. Además tu comida me fascina.

- Si lo sé, lo acotas cada que comemos.- Dije entrando a mi cuarto para buscar ropa limpia.

Terminé de bañarme justo a las 3:00 así que me cambie rápidamente con unos jeans de color azul y una blusa blanca con mis zapatillas negras. Y bajé a la sala para recibir a mis padres.

Estaba por bajar del ultimo escalón cuando vida que la puerta principal se abrió dejando ver el rostro alegre de mi mamá.

- Mamá que bueno que ya llegaron los extrañe mucho.

- Mi tesoro yo igual te extrañe mucho. ¿Cómo has estado? ¿Te portaste bien con Joseph? No quiero quejas de ti Ania.

- Bien mamá me porte bien y estos días fueron divertidos. Y claro que no tienes quejas.

- Bueno cariño ¿y esa comida que me prometiste? Tengo mucha hambre y tu padre viene igual.

- Si mamá pasen a sentarse ya sirvo.

Estábamos los cuatro sentados comiendo en silencio. Hasta que papá tomó la palabra.

- Vaya nunca me cansaré de comer las delicias que cocinas corazón.

- Gracias papi ya sabes que es algo que me gusta hacer. Sobre todo si los puedo complacer a ambos después de un largo viaje.
- Gracias a ti cariño por ser tan buena hija. Pero es quien verdad cada platillo que cocinas esta delicioso ¿no crees Joseph?

- Ah si por supuesto esa semana he comido de lo mejor cada comida que probé tiene un toque único y peculiar satisfactorio. Deberías dedicarte a esto de la cocina.

- Oh no así esta mejor. No me gustaría sentir que lo que mas me gusta hacer lo hago por compromiso. - Dije sonriendo al imaginar.

Todos terminamos de comer a los pocos minutos y al ver que mis padres estaban muy cansados los mande a dormir y descansar un poco mientras yo lavaba los trastes. Con ayuda de Joseph terminé mucho antes.

- Oye a todo este tiempo no sé supone que debes ir a la escuela cinco días a la semana ocho horas al día.

- Se supone. - dije sonriendo ganado me una mirada de reprobación. - Pero tiene sus ventajas ser buena alumna. Pues veras he salido antes a vacaciones porque están haciendo cursos de regularización para los examenes finales. Y a los de mejores promedios nos pidieron solo presentarnos el 24 de mayo para presentar el examen.

- De los mejores eso me suena alardeo.

- Y eso que no mencione que soy el primer lugar en todo el instituto. - comente con arrogancia.

Eso me recuerda que no he estudiado lo suficiente en todo este tiempo y el examen es en unos días.

Mi día estuvo tranquilo Joseph se despidió de mamá y papá antes de regresar a su casa.

Yo aproveche mi tarde para estudiar un poco algunos temas que vendrían en el examen. Estaba tan concentrada que no me di cuenta a que hora me quede dormida.

¿Solo Primos? Já Donde viven las historias. Descúbrelo ahora