Capítulo 3

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Al subir al colectivo charlamos brevemente de lo que había ocurrido en nuestras vidas últimamente, Jimmy soltó el tema de Janeane.
Nos sentamos en los últimos asientos, él al lado de la ventanilla y yo a su par. Al parecer, eramos los únicos junto con dos personas adultas mayores.

"Sabes, realmente no sé como seguir por eso decidí... Marcharme." Dijo mirando sus manos entrelazadas. "No creo que vuelva a tener algo serio luego de esto, estoy harto de estar lidiando con compromisos de relaciones."

Auch. Bueno, igual no iba a hacer algún movimiento para llegar a algo.

"P-pero sólo porque lo de Janeane no funcionó no significa que tengas que rendirte en lo que sigue para ti." Dije jugando con mis manos, obviamente queriendo insinuar algo pero era un fracaso. Tratar de insinuarle a Jimmy era como hacerlo con una roca. "Si funcionó lo nuestro," respondió en seco, "solo que ya me harté."

"¿Como pudo haber funcionado si te hartaste?" Pregunté no captando la idea la cual él quería plantear.

"Y... Había algo." Dijo evitando mirada conmigo.

"Sí pero si ahora no hay nada significa que no funcionó."

"¿Como lo sabes?" Preguntó por fin mirándome, al parecer realmente quería saber mi opinión sobre el tema.

"Porque ahora no sientes la necesidad de estar con ella, ni de quererla. Cuando realmente "funciona" es porque nunca te vas a cansar o aburrir de aquella persona."

Jimmy silenció por unos segundos, al parecer no comprendía las cosas simples que aparecen en frente de él, como el amor.
Yo solo me limite a mirar a otro lado, últimamente estar con Jimmy a solas se volvía una situación bastante nerviosa para mí. Iba empeorando cada vez que crecía más y más, cuando descubría mis sentimientos por él. Ahora, con 17 años, se me hace difícil no intimidarme al pensar en las posibilidades que podrían pasar al estar cerca de Jimmy.

"Y tú..." Comenzó con un tono leve de voz. "¿Ése Joey ya se te ha declarado?"

Lo miré confundida, ¿qué tenía que ver Joey conmigo?. Y, ¿porqué me pregunta algo que debe ser tan insignificante para él?. "¿Qué?"

"No puede ser tan lento." Bufó volviendo su vista hacia la ventanilla.

"¿Disssssculpa?, ¿porqué debería de ser "tan" lento?" Pregunté un poco molesta tras su crítica.

"El bebé rico de mami debería aprender un poco de la vida." Dijo con un aire superior. "La oportunidad se le va a escapar delante de sus ojos y el muy bobo no va a hacer nada por ello."

"Todos tenemos distintas formas de afrontar los hechos, Jimmy. No todos actúan como tú, ni piensan de la misma manera." Lo miré con el entrecejo fruncido. "No puedes criticar a alguien por no ser como tú. Eso es ser demasiado ignorante. Deja a Joey afrontar los hechos como él lo quiera hacer."

La expresión de Jimmy era confusa. Me miraba sin ninguna mueca, no parecía enojado ni molesto, nada. Sus ojos, en vez de lanzarlos fríamente hacia mí, estaban analizándome.

"No lo vuelvas a hacer." Me dijo secamente. Yo lo miré confundida, por tercera vez en el día. "¿Qué cosa?"

"No vuelvas a responder así." Lo miré atónita, ¡¿porqué?!.

"¡Pero si no dije nada malo!"

"La forma en que lo dijiste, sonó como si ya maduraste." Puso su mano sobre mi cabello, y pausó por un momento antes de continuar "Ya deja de crecer." Y sin más que añadir, me despeinó como si fuera un perro.

"¡Ugh!" Gruñí más que irritada, no paraba de tratarme como una bebé. Él se levantó y agarró con fuerza sus pertenencias, me miró antes de acercarse a la puerta. "Sabes que ya hay que bajar, ¿o no, niña madura?"

"SÍ. SÍ LO SÉ." Dije levantándome de mi lugar para salir del autobús.

"Será mejor que dejes de hacer puchero." Al abrir las puertas se bajó sin más, yo detrás de él, frunciendo más que el entrecejo. Aguantando mis ganas de quebrarle un brazo.

"Y para tú información, ¡Joey NO se me confesó porque está enamorado de otra chica!" Dije caminando tratando de seguirle el paso pero él aún era muy rápido.

"No me digas." Dijo sin siquiera mirarme.

"Sí, aunque no lo creas."

"¿Es alguien que conoces?" Oí su pregunta, pensé dos veces antes de responder, "No."

"¿Sabes como es?"

"No."

"¿Te dijo su nombre alguna vez?" Sabía a lo que quería llegar, pero ya no tenía oportunidad para mentir.

"N-no."

"Será mejor que comiences a pensar tu respuesta para él."

"NO ES ESO." Respondí, harta.

Jimmy detuvo su paso para voltear a mirarme, aproveché y adelanté el mio hacia donde él se encontraba. Rodó sus ojos hacia mí, formando una expresión obvia que me molestaba bastante. "No tengo que preocuparme, tu mente sigue siendo la de una niña." Su mano pegó por sorpresa y bruscamente mi frente, haciéndome retumbar. Parpadeé rápidamente más de 2 veces antes de fulminarle con la mirada, pero no pude ya que él se encontraba a medio camino adelantado.

Al llegar a mi casa suspiré duramente, cansada por el largo día que fue. Él volvió a detenerse, pero ésta vez para despedirse. Sus hermosos ojos grisáceos se posaron en mí suavemente como una suave ventisca. "Mañana tengo que trabajar por la mañana."

"Lo sé." Respondí honesta, mordiendo mi lengua. Me sabía de memoria más que la tabla del dos a sus horarios de trabajo, tanto los viejos como los nuevos.

"¿Cómo sabes mis nuevos horarios?" Preguntó confundido, frunciendo sus cejas. Yo reí nerviosamente, qué vergüenza.

"Pssssss..." Realmente no tenía la menor idea que responder sin parecer una acosadora psicópata. "Solo respondí por responder."

Un silencio incómodo inundó el momento. "Claro..." Soltó una sonrisa que pudo cautivarme sin pasar un segundo completo. "Nos veremos mañana, posiblemente." 

"¿Posiblemente?" Pregunté fingiendo sentirme ofendida. "Mañana es sábado, NOS vamos a ver sea como sea."

"Señor, sí señor." Dijo enderezándose como si fuera un militar, reímos antes de despedirme con un cálido beso en su mejilla. Uno que no se lo daba desde que se mudó con Janeane, si no me equivoco. Jimmy pareció sorprenderse por un momento porque parecía no reaccionar ante mi acto, pero volvió a tomar su aire de indiferente y se marchó.

Abrí la puerta de mi hogar, encontrándome con mi mamá incorporándose en el sillón lo más rápido posible. Enarqué mis dos cejas al mirarla, "¿Estabas espiando?"

"No, sólo fui a correr las cortinas." Dijo fingiendo estar distraída con el televisor, rodé los ojos al escuchar mi madre cantar mientras me alejaba de la sala, "Rose y Jimmy sentados en un árbol♪"

Ayúdame, Dios.

Su última opciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora