Capítulo 7

2.3K 171 19
                                    

"Te dije que darle celos no iba a funcionar." Joey negaba con la cabeza, decepcionado después de haberle contado qué pasó la noche anterior. Estábamos sentados afuera de la escuela, viendo como todos volvían a casa. Yo estaba haciendo tiempo con él para que no estuviera solo mientras esperara por sus amigos que aún se encontraban en el club de Basquetball.

"NO QUISE DARLE CELOS." Le dije en voz alta mientras le agarraba la oreja y lo aturdía.
"Leíste la cartita de amor que te mando el otro chico siendo consciente que él estaba a unos metros tuyo."
"Primero, no era una 'cartita' de amor. Segundo, él me la arrebató de las manos por sorpresa. Y tercero, NO ERA INTENCIONAL."
"Sea intencional o no, ahí tienes el resultado."

Nunca había tenido tantas ganas de golpear a Joey.

"¡Soy yo la que decido lo que quiero hacer o no!" Dije hartándome de hablar sobre lo sucedido anteriormente. "¡Y mis desiciones no influyen en nada que tenga que ver con Jimmy!. ¿Podemos cambiar de tema?, no quiero seguir hablándo de eso."
"Pues no podremos hablar tanto, ya son las 17:15, ¿no tienes tu cita a las 18:00?" Dijo mientras miraba la hora en su reloj.
"¡CIERTO!" Agarré mi mochila que estaba en el suelo y salí disparada por mi camino mientras me despedía de Joey a lo lejos. "¡No te olvides de pasado mañana o te haré puré, cabeza de huevo!"
"¡Tan delicada como un mandril en celo!" Reí al escuchar a Joey a lo lejos. Procuré de correr lo más rápido posible, sin ninguna distracción de por medio, pasando en verde cualquier semáforo que se me cruzara.

Otra vez dejé que la hora me llevara por delante. Me maldecí una y otra vez.
Quería estar presentable para ver a JB, por fin iba a tener una cita con un chico que me atraía y parecía buen partido, ya tenía planeado que usar, como prepararme, peinarme y maquillarme. Pero ya tenía menos tiempo de hacer todo eso como había perfectamente planeado.
Hoy no querría pensar en nada más que no quedar como una idiota frente a él, en situaciones como éstas mis nervios y ansiedad siempre lograban jugarme en contra.

Tardé 10 minutos hasta llegar al parque de remolques, con falta de aire y totalmente sudada. A penas entré a mi hogar, me tomé una ducha de 5 minutos, al salir sequé mi cabello a la velocidad de la luz. Corría de un lado hacia otro como loca por mi casa, desacomodé todo mi ropero por encontrar la ropa que planeaba usar pero no la encontré por ningún lado. Decidí no perder más tiempo y opté por usar unos jeans sueltos cómodos, y una blusa simple, lisa, que lucía mejor dentro del jean, me puse mi par favorito de zapatillas. No pude dedicarme mucho tiempo a mi maquillaje, por lo que lavé mi cara muy bien y solamente me puse mascara de pestañas acompañado de un buen balzamo labial ya que estaban bastante resecos.

Ya estando satisfecha por como me veía, agarré mi dinero que estaba encima de la mesa y salí de casa nuevamente pero más tranquila y a paso normal, rogándo que no me cruzara a nadie por mi camino, y ese nadie se refería enormemente a Jimmy.
Tomé el autobús que me dejaba en la puerta de Chin Tiki, solamente tendría que caminar hasta el parque que se encontraba a la vuelta.

Al sentarme, mi mirada se concentró plenamente en el paisaje, dejándo mis pensamientos fluir libremente. Sacudía mi cabeza, para evitar que recuerdos invadieran mi mente, habré de haber parecido una loca.

"¿Tendrás una cita con él?" Resonó en mi cabeza en un inevitable eco. Su rostro confuso apareció inmediatamente, reviviendo el momento. Cerré mis ojos con fuerza. Su silueta se formaba completamente, parado frente de mí, con el papel en manos, su fugaz mirada sobre la mía, esperando una respuesta. "¡Respóndeme, Rose!"

"¿Alguien alguna vez te dijo que no te metas en asuntos que no son tuyos?" Le preguntaba acercándome, tratándo de arrebatarle el papel de sus manos. "Dame eso, Jimmy, hablo en serio." Me miró por unos largos segundos antes de entregármelo de una vez. "Gracias." Me había dado la vuelta para dirigirme hacia mi remolque nuevamente, pero su inesperado agarre en mi brazo me había detenido.

Su última opciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora