Un día con Valentina

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La mañana siguiente desperté con Christopher a mi lado profundamente dormido, se veía tan hermoso, y si que lo quería. Me levante de la cama con sumo cuidado para no despertarlo, deposite un casto beso sobre sus labios y me metí al baño. Hoy seria un largo día.

Me vestí y Salí de la habitación en silencio con dirección a la cocina por una taza de café, cuando llegue Ester ya estaba allí:

-Buenos días- saludó

-Buenos días.

-¿Qué tal pasaste la noche?- preguntó dulcemente.

-Muy bien gracias. ¿Ya Valentina despertó?- pregunté

-Sí, esta con Carlos.

-¿Y no está molesta porque Christopher no durmió con ella?- Ester sonrió

-No, para nada. Más bien se levanto cantando.

-¡Oh! ¿Sabe ella que estoy aquí?

-No, pero de seguro se pondrá muy feliz cuando te vea. Porque lo primero que hizo esta mañana fue contarme todo lo que hicieron ayer. Le caíste muy bien Camila. ¿Quieres una taza de café?

-Que bueno saber eso. Si por favor.

Nos sentamos en la mesa de la cocina y nos pusimos a hablar de plantas, decoraciones, muebles y arte mientras tomábamos café. Después ayude a Ester a preparar el desayuno. Minutos más tarde Carlos entró con Valentina a la cocina. Cuando la niña me vio corrió hacia mí con una hermosa sonrisa en su angelical carita:

-¡Camila! ¡Camila! ¡Estas aquí!- decía saltando con los brazos arriba para que yo la cargara. La alcé en brazos.

-Si pequeña y me voy a quedar todo el día contigo- le dije dulcemente.

-¿En serio?- asentí-¡Yupi! ¡Iré a decirle a papá!

-Papi ya sabe mi chiquita- le dijo Ester por mi.

-Bueno entonces quiero despertarlo… ¿Si abuelita? ¡Anda! Dime que si…

-Esta bien, pero vas lo despiertas y vuelves para que desayunemos todos juntos.

-¡Wii! ¡Yupi!- la baje y se fue saltando como toda una bailarina a despertar a Christopher.

-Hoy se despertó con las pilas bien puestas- comentó de repente Carlos.

-Si, bueno terminemos de acomodar la mesa.- terminamos de acomodar la mesa, servimos el desayuno. Cinco minutos más tarde apareció Christopher con una enorme sonrisa en el rostro y Valentina en brazos.

-Buenos días- saludo.

-Bueno días- respondimos todos.

-¿Qué tal tu noche?- le pregunté

-¡Maravillosa!- exclamó con una mirada pícara. Yo me sonrojé.

-Bueno, bueno basta de plática a comer.- demandó Ester

Comimos tranquilamente, todos me trataban como si fuera de la familia. Cuando terminamos de comer, entre Ester, Valentina y yo limpiamos todo. Luego le pregunté a la pequeña que quería hacer hoy a lo que ella contesto pensativamente:

-Emm, este no se…a ver... ¡Ya sé! Solo quiero estar contigo y con papi - yo sonreí.

-Bueno, ¿Qué te parece si vamos a donde yo vivo? En la ciudad hay centros comerciales, parques y podemos comer helado y dulces. Y si se nos hace tarde nos podemos quedar en mi casa y así nos terminamos de comer el pastel de chocolate.

-Siiiiiii, ¡yo quiero, yo quiero, yo quiero!- decía saltando. Ella me recordaba a Anahí. Siempre tan enérgica y alegre.

-Bueno, entonces vamos a alistarnos para irnos.

Nunca imaginé que te encontraríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora