Estaba obstinada de lo que estaba aconteciendo en mi vida, los últimos días habían sido el peor de los infiernos para mí, mi novio Gabriel a quien amaba me había traicionado acostándose con mi mejor amiga Anahí en "nuestra" cama, y lo peor de todo es que los vi, ni siquiera me lo contaron; en ese momento quería matarlos a ambos, no era justo que traicionaran mi confianza de esa manera, iba a discutir con ellos pero con eso simplemente no solucionaría nada de nada, así que agarre algunas pocas pertenencias y salí corriendo de esa habitación lo más rápido que me daban los pies, podía escuchar a mi novio y a mi amiga gritando no es lo que parece o Camila espera, pero ya nada importaba, creo que debería dejar de darles ese apodo. Corrí más deprisa hasta llegar a mi auto. Tiré todo en la maleta y arranqué a toda velocidad. En seguida las lágrimas aparecieron, tenia el alma destruida en mil pedazos, donde antes había estado mi corazón solo quedaba un agujero negro, me detuve en un hotel porque no tenía a donde ir, había vivido con el descarado de mi novio desde mi graduación y mis padres estaban lejos, y como si no fuera suficiente estaba comenzado a llover, me registre con otro nombre, conociendo a ese par lo mas seguro era que me buscarían hasta debajo de las piedras, me entregaron las llaves y subí a la habitación, ni siquiera me fijé en la decoración sino que inmediatamente me acosté en la cama a llorar hasta que los ojos se me secarán y me faltará el aire para respirar, sin darme cuenta me quede total y profundamente dormida.
A la mañana siguiente desperté, tenia los ojos hinchados y parecía muerta en vida, me levanté de la cama, me dirigí al baño, me cepillé y tomé una larga ducha caliente; necesitaba pensar en que haría con mi vida, de un día para otro me había quedado sin hogar, sin novio y sin amiga, al menos todavía conservaba mi trabajo como contadora en una empresa importadora de ropa formal, al cual sin duda alguna renunciaría lo mas rápido posible porque allí también trabajaban los degenerados esos y no creía poder soportar el trabajo con sus presencias constantes. Llevaba mas de cinco años trabajando ahí, mi liquidación debería bastarme para mudarme a otra ciudad, comprarme un pequeño apartamento y los muebles para el mismo, además buscaría un nuevo trabajo, comenzaría desde cero y tendría mucho cuidado a quien le doy mi confianza.
Suspiré y salí de la ducha, me puse una bata de baño y salí a la habitación, allí ya tenia el desayuno a pesar de que yo no lo había ordenado. Encendí la TV sin prestarle atención a lo que veía, comí en silencio, encendí el celular el cual comenzó a avisarme que tenia mas de 200 mensajes de texto, doscientas llamadas perdidas y cuarenta mensajes de voz, no me moleste en revisarlos, también cambiaría de número de teléfono. Terminé de comer, saque de la maleta un pantalón blue jean y una playera blanca, me vestí, recogí mis cosas, cancelé la noche en el hotel, me subí al auto y me fui directo a la oficina, hoy mismo renunciaría.
Llegue, y fui a hablar directamente con el gerente, el nunca estaba ocupado para mi. Gracias al cielo no me encontré a Gabriel ni a Anahí en mi camino, si me los encontraba era capaz de matarlos, no quería armar un escándalo allí.
Toque la puerta, del otro lado se escucho la voz de mi jefe:
-Adelante.
-Buenos días, Manuel- saludé- el se me quedo viendo fijamente con cara de reproche, puesto que no cargaba la ropa de trabajo.
-Bueno días, Camila, ¿A qué se debe tu agradable visita a estas horas, y de paso sin la vestimenta correspondiente?
-Es mejor que te sientes- le dije- procedió a tomar asiento y me pidió que yo también lo hiciera. Me senté y comencé a hablar:
-Necesito renunciar Manuel.
-Pero…
-Pero nada- lo interrumpí- lo necesito no puedo pasar mas tiempo en esta ciudad.
-Camila tú eres la mejor contadora que esta empresa ha tenido, no puedo dejarte ir así como así.
-Por favor Manuel no me lo hagas más difícil de lo que ya es.
-Pero, ¿Qué paso? ¿Te aburriste de esto? ¿Es por el sueldo? Si es por eso no te preocupes te aumento el doble, pero por favor no te vayas- me suplicó
-No, no es eso, el sueldo esta bien, y créeme amo este trabajo pero ya no puedo seguir aquí, me voy de la ciudad.
-Ah, ¿Es por Gabriel verdad?- me preguntó dudoso.
-Si, en parte, no quiero volver a verlo nunca más en mi vida.
-Entiendo Camila, bueno si es tu decisión, la respeto, pasa por recursos humanos para que te den tu cheque y si algún día decides regresar, llámame, aquí siempre tendrás los brazos abiertos.
-Gracias Manuel, para mí fue genial tenerte como jefe- le di un beso en la mejilla y un abrazo.
Salí de la oficina de Manuel, pasé por recursos humanos, retire mi cheque y salí de ahí directo al auto, ahora solo faltaba buscar un lugar lejos al cual ir. Conduje hasta un parque para respirar aire fresco, baje la laptop y me puse a revisar que ciudad seria la mejor para vivir, quería algo diferente, caluroso pero cerca del mar, encontré una pequeña ciudad llamada San diego, revise las residencias y di con un pequeño apartamento que estaban vendiendo con acceso a la playa, además estaba a un muy buen precio. Llamé e inmediatamente hice negocios con la señora, como era una señora mayor me ofreció la vivienda con todos los muebles incluidos, solo tenia que llegar a instalarme, al menos este desastre había traído algo bueno.
No esperaría mas, esa misma tarde saldría para allá.
El camino fue realmente tranquilo a pesar de todo me sentía feliz, comenzaría de nuevo y era libre de hacer lo que yo quisiera.
Cuando llegue la señora ya me estaba esperando, me enseño el apartamento era pequeño, tenia dos muebles que parecían mas bien dos camas, dos habitaciones con baño cada una, en las cuales en una había una enorme cama matrimonial y en la otra una individual, tenia también un balcón en el cual se podía observar la hermosa playa. Le entregue un cheque, le di las gracias y me puse a acomodar mis pertenencias, esto era realmente hermoso, solo me faltaba encontrar un nuevo trabajo y ya mi vida estaría completa, bueno por los momentos.