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La tarde había llegado, Irene salió del colegio acompañada de JaeHyun.

-¿Cómo va todo?- preguntó este.

-Bien, bien, por suerte-respondió.

Sentía nervios y no sabía por qué. JaeHyun volteó a sonreírle y su corazón dio un vuelco. Si que era guapo... pero ¿Y Mark?

- Veo que comienzas a llevarte mejor con los chicos...- comentó.

-Sí, son muy agradables, Ten es muy divertido y Mark... bueno, es un duende muy simpático- Irene rió.

Recordó que enocasiones solía llamarle duende. Su cabeza era un remolino de pensamientos en ese momento.

-Si... muy simpático- murmuró.

-¿Te llevo a casa?- propuso JaeHyun.

-¿Qué? Ah, como quieras- dijo algo distraída.

JaeHyun la acompañó hasta su casa. Caminaron casi en silencio. Al llegar, ambos se detuvieron en la entrada.

-¿Quieres pasar?- preguntó

-Me encantaría.

Ambos entraron y tomaron asiento en el gran sofá de la sala de estar. El silencio, solo por esta vez era incómodo, era denso como la niebla. Irene tenía la mente perdida seguía pensando y pensando. La casa estaba vacía. JaeHyun observaba atento los gestos que ella hacía mientras meditaba. Pensó que su casa estaría ocupada, sus padres seguramente seguían trabajando.

No tardarían en llegar. Debía acomodar sus pensamientos...

Entre JaeHyun y Mark tenía un gran debate. Su dilema era elegir ¿De quién estaba enamorada? ¿Por quién sentía atracción? Volteó su mirada al ahora lacio y sonrió mientras la mirada de él estaba en otra parte.

Sin duda era muy guapo, que sea menos preciado hasta ahora simplemente era algo que no podía creer posible.

-¿En qué piensas?- preguntó curiosa.

-Quería darte las gracias, por lo que has hecho por mí en estos últimos días. Lo aprecio, en verdad- sonrió mostrando sus hoyuelos, Irene recordó la sonrisa de su duende Mark y no sintió lo mismo.

-No es nada- respondió.

Sorpresivamente JaeHyun se acercó a besar su mejilla. Era sin duda también un chico dulce. El corazón  se le aceleró al tenerlo tan cerca. Aun no se separaba y estaba demasiado cerca. No sabía si era el nerviosismo de bueno... o del incómodo.

¿Podía ser capaz de pedirle que se alejara? Quizá esa era señal para demostrar de quién estaba verdaderamente enamorada. Esa opción fue descartada al momento de tenerlo tan cerca. Mirando expectante sus ojos .

Era un segundo donde podía olvidarse de todo, sinceramente esos ojos la obligaban a tirar todo por la borda. Tenía la nariz de él casi rozando la suya. Estaba por enloquecer, no sabía si pedirle que se aleje o besarlo.

Debate, reproches y peleas mentales. Justo cuando tomó coraje para hacer lo que creía correcto se escuchó un pitido, un sonido desconocido, que segundos después reconoció como el sonido de un teléfono.

"¿Puedes venir? Te extraño"

JaeHyun releía el mensaje de Yangmi.

Aun no era tan tarde y peleaba consigo mismo para atreverse a ir hasta su casa. Estaba confundido por lo que estaba a punto de hacer. ¿Qué era esta locura? Se alejó de Irene.

-L-lo siento Irene yo...

-No te preocupes, ve- murmuró cerrando los ojos, fingiendo comprensión.

El sonrió y se levantó no sin antes despedirse. Tomó su chaqueta, lo más rápido que pudo, antes de que se arrepienta.

Tardó solo 15 minutos en llegar.Tocó la campana y fue recibido por una hermosa sonrisa.

-Creí que no vendrías- dijo antes de abrazarlo.

Inesperadamente le dio un beso en los labios que lo dejó medio anonadado. Lo hizo pasar tirando de su mano. Lo guió hasta el sofá.

-¿Quieres ver una película?- preguntó animada.

-Claro...- respondió acomodándose.

-Perfecto ya tenía algo preparado.

La película comenzó y Yangmi se arrimó a JaeHyun poniéndolo tenso.

-Mi padre trajo esta película ayer- comentó y JaeHyun asintió.

-¿Esos son dulces?- preguntó.

Yangmi asintió sin voltear, estaba muy concentrada en el drama que sus ojos veían

-Toma uno si quieres- dijo sin quitar su mirada de los protagonistas quienes peleaban en aquella casona.

JaeHyun se estiró y tomó un par. Eran de colores, y con forma de ¿Corazón? Se encogió de hombros y se los llevó a la boca.

Minutos después comenzó a acalorarse. Se movía inquieto en su lugar.

-¿Todo bien?- preguntó Yangmi.

-Si, si- contestó JaeHyun restándole importancia.

Ella continuó en la película. Su cercanía se volvía incómoda para el lacio, su sangre se calentaba y un cosquilleo se sentía en el centro de su placer.

El dolor que se acumulaba en sus pantalones no podía esconderse, sin saber porqué estaba claramente excitado.

Yangmi volteó a verlo y mordió su labio ante el sudor que se acumulaba en su frente. ¿Qué le ocurría? Su mirada se dirigió inconscientemente a su entre-pierna y sus ojos se abrieron a tope.

- JaeHyun... ¿Tomaste esos caramelos?- apuntó a las pastillas en forma de corazón con algo de temor esperando su respuesta.

-S-si- tartamudeó comprimiendo un gemido.

Oh Dios, juraría que estaba por colapsar de deseo. La respiración de Yangmi se agitó.

-Dios... JaeHyun, eso es peor que Viagra- murmuró y JaeHyun abrió sus ojos asustado.

Yangmi levantó su mano hasta llegar a su rodilla y lo acarició. Se arrimó a su oído y susurró:

-¿Estás excitado?- ¿Qué carajo? ¿Cómo preguntaba una cosa así? ¿Acaso no era obvio?

Con el inútil intento de mentir negó lentamente. Los labios de la castaña se estiraron hasta besar debajo de su oreja. Su mano acarició su rodilla, sus traviesos dedos subieron hasta sus muslos para luego llegar a...

-¿Seguro?- Preguntó cuando JaeHyun soltó un gruñido.

Yangmi apagó la televisión y se subió sobre JaeHyun. Comenzó a besarlo casi con hambre. Las grandes manos del lacio se dirigieron a sus diminutos shorts de jean haciendo presión contra él.

Yangmi pasó a besar su cuello y luego de que JaeHyun gimiera repitió

- ¿Seguro?- miró sus ojos , que se encontraban oscuros.

Diablos, esta será una larga noche...  

Editado el 23 de Junio del 2018 

Dumb; JaeHyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora