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Gael

Salgo del auto dejándola perdida en sus pensamientos, para poder planear la farsa con Sofía y otros de mi manada.

Al regresar al auto no tengo dificultad en sacarla del auto, la tomo por el cuello y un brazo, parece tan indefensa, sumisa, frágil, y asustada; lo que me sitúa en una encrucijada: cancelar la farsa, suplicar perdón o llevarla a mi habitación y obligarla a aceptar que en mía.

Tengo miedo de mirarla a los ojos y no poder continuar con el plan. Por eso la pongo frente al auto. Retiro su cabello y beso su cuello, después paso mi lengua por él, hasta llegar a la mitad de su espalda, bajando su blusa negra, que tiene una extraña forma, tan corta por enfrente que muestra su ombligo y larga por atrás que cubre su lindo trasero. Supongo que traía unas zapatillas, que no observo, tal vez las dejó cuando la metí al auto porque no las sentí cuando empezó a patearme y en este momento la tengo descalza con su cara frente al coche.

Pongo mis manos en sus caderas por encina de su leggings negro y las muevo lentamente hasta su pequeña cintura tocando su suave piel, subo mi mano llegando a sus firmes pechos que moldeo con mis manos. Beso totalmente excitado su oreja y gruño mía, complacido de mi suerte.

Siento no poder contrólame, creo que le haré el amor sobre el auto. Con mi rodilla abro sus piernas, bajo lentamente mis manos disfrutando todo el trayecto hasta situar cada una de mis manos en cada muslo por dentro de su entrepierna y la presionó a mí, para que sienta lo excitado que estoy.

Intento contrólame un poco y seguir con el plan.

-Eres la mejor mercancía que he encontrado, seguro que ganaré, mucho dinero, con este cuerpecito. -digo en su oído.

La escucho llorar y mi corazón se comprime, sólo necesito ver sus ojos para cancelar todo, pedirle perdón por ser tan pervertido y llevarla a su casa. Por lo que la giro, pero ella tiene sus ojos cerrados y luego se lanza a mis brazos y al sentirla sobre mí, pierdo cualquier miligramo de voluntad y entiendo que nunca seré capaz de dejarla ir, aunque me cueste la vida...

Luz

Camina llevándome  en sus brazos, con cada paso que da, aumenta mi temor, desesperación y desconsuelo. Escondo mi cabeza en su cuello, llorando y respirando agitadamente sobre él.

- Muy bien, ahora sí pareces mi niña buena. - Dice, con un voz ronca. Al escucharlo ciento engrandecer mi llanto y él fricciona mi cuerpo con sus manos sobre sí, tomándome por las costillas.

-NO, ¡no! por favor tienes que déjame ir.

- Nunca, me contesta.

Pongo mis manos en su cara y aprieto su piel buscando sus ojos, para sacárselos con mis uñas. Pero rápidamente coloca sus manos sobre mis manos para detenerme y aprovecho para impulsarme hacia atrás bruscamente e intentar salir corriendo. Intenta detenerme pero aun así no alcanza a sostenerme del todo y caigo de espaldas. Del dolor en la cadera, espalda y cabeza apenas puedo moverme.

Él se acerca extendiendo sus brazos, pero yo lo pateo con todas mis fuerzas entre las piernas.

-Disfruto verlo doblarse de dolor. Otros hombres corren hacia nosotros.

-¡No la toquen!, déjenos solos. Dice apenas gritando.

Camina adolorido rodeándome y me levanta tomándome del cuello, yo apenas puedo sostenerme. Me hace retroceder mientras el avanza no sé cuántos pasos hasta que siento una pared de tras de mí. Entrelaza una de nuestras manos y la lleva a su boca besándola.

-No intentes nada o te quebrare los dedeos. Dice pausadamente.

Toma mi otra mano y la introduce por debajo de su ropa interior

Sí querías sentir, lo que tendrás dentro, lo hubieras dicho, dice roncamente al sentir como mi mano obligada toca lo que empieza a crecer. -Ves aún funciona, pero está un poco adolorido y continúa dirigiendo mi mano sobre él.

Intento quitar mi mano, pero la sostiene muy fuerte haciendo presión en mi muñeca. ¡Maldito! Desgraciado digo en mi mente y por un impulso idiota me decido a arrancarle a su amigo, pero al sentir la mínima presión sobre su virilidad dobla mis dedos y grito de dolor.

-Piensa muy bien antes de actuar o NO si quieres que reaccione así. -Dice con tono de advertencia.

-Por fin deja de obligarme a tocarlo, pero otra vez su mano en mi nuca me obliga a caminar. Cada vez que coloca sus asquerosas manos en mi cuello, me siento como un perro callejero capturado con ese lazo con lo que aprietan su cuello.

Me duele mucho la cadera con cada paso que doy. Llegamos a un almacén muy grande lleno de autos antiguos de colección. Puedo observar alrededor de doce jóvenes muy hermosas con vestidos ajustados y una niña de alrededor de 13 a 14 años toda desaliñada, con su ropa y cabellos sucios, pero que me sonríe tiernamente. Todas ellas parecen estar esperándolo paradas una enseguida de la otra.

Al fondo en una silla esta un anciano calvo y desnudo del torso; junto a él dos chicas más, que acarician sus exagerados y asquerosos músculos repletos de un espeso bello blanco que cubre todo su pecho y brazos. ¡Qué asco!

Al estar a unos cinco metros de todos ellos, se detiene y me abraza juntando su pecho a mi espalda, recorre su asquerosa mano desde mi cadena hasta por debajo de mis brazos y dice.

-Rocky, verdad que es una hermosura y besa mi hombro.

-¡Como la Luna!, ¿Pero cuánto me va a costar la nueva?

Toma mi mano y me hace girar para que me observen mejor. - deténgala le dice a las mujeres y entre todas me sostienen, intento zafarme pero extrañamente son demasiado fuertes.

- ¿Cuánto me das por ella? Es muy agresiva y está toda vomitada, además aún tengo que averiguar si es virgen.

-10,000 verdes, contesta el anciano.

-No puedo más y grito:

¡Idiota! ¿No sabes quién soy yo?, Trabajo para el jefe de la mafia de trata de blancas de todo el continente, desde que tenía 15 años. No le importo a mi jefe cuando, hace 6 meses me contagiaron de HIV y tuberculosis al visitar a un anciano mafioso y moribundo en una prisión de máxima seguridad.

¿Así que eres una de las chicas de Gael?- Contesta a la expectativa

- Si, Gael es mi dueño y nadie más. No te atrevas a tocarme de nuevo un solo pelo o te matará con su propias manos.

-Ríe, ampliamente y los demás junto con el.-Gael es un hombre con suerte. - dice y vuelve a reír.

-Denme un celular, Gael debe estar muy preocupado por su muñequita.

¿Me podrías dar el número de Gael, princesa?

- Marca el número que le dictó y lo pone el celular en altavoz

-Carlos digo llorando. - Luz mi amor, estás bien, la policía me llamo porque encontraron tu carro abandonado obstruyendo el tráfico y por qué pensaron que te secuestraron. Por favor dime que estas bien. ¿Dónde estás mi amor para ir por ti? -Me secuestran unos malditos tratantes de blancas por favor ayúdame, estoy en la colonia que está cerca del parque...

-Destruye el celular en su mano y empieza a golpear un auto, destrozando todo el cofre y el vidrio delantero, su mano sangra...

-¿Quién demonios es Carlos? Grita como loco.

-Es mi esposo, por favor no le hagas daño, estoy esperando a nuestro bebé en mi vientre.


Por Encima Del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora