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Lo espero...

En el restaurante de un hotel en Atenas.

Después de firmar todas las malditas hojas que el estúpido abogado me indico. Me entregaron mi bata de dormir, la ropa interior y unos calcetines gruesos con los que entre a la cárcel.

Esas malditas puertas se abrieron para mí. Tal vez soy la protagonista de una novela de acción o de algo sobrenatural sin ser consiente, para mi es la vida real y para otros algo difícil de leer con atención.

No sé mi destino, pero ya no tengo miedo, desde hoy él debe tener miedo de mí. No sé como, ni cuanto tiempo tardaré, pero yo acabaré con él. Cueste lo que cueste, por Sofía, por mi tío y por mí.

-El señor Tesla vendrá en un momento –Dice el abogado con tono de odio, logrando sacarme de mis pensamientos. Tesla repaso esa palabra en mi mente, Tesla como, la reserva forestal Tesla de mi cuidad.

Él ya viene...

Puedo sentirlo...Corazón, piel, cerebro, todo mi ser lo puede sentir. ¿Qué demonios? ¡Ni que yo fuera el hombre araña!

Su mirada aún en la distancia me atraviesa explotando en mi cabeza. Todos mis instintos gritan desesperados: corre... Pero no, correré o me esconderé de él o de nadie.

Paso a paso, con pasos largos, Su pecho erguido y su espesa barba masculina lo muestra feroz. Diferente a como lo recordaba. Camina creyéndose dueño de todo arrogante e indiferente.

Pasos largos y pausados como un depredador de imponentes hombros. El sutil vaivén del peso de su cuerpo de un lado a otro de  izquierda a derecha hace que su cabeza diga sutilmente NO induciendo un Si en su presa.

Más cerca de mi ya... NO TENDRÉ MIEDO.

Me levanto de golpe hundiendo mis manos sobre la mesa tensando todo mi cuerpo trasparente al odio que desprende cada célula. Él camina erguido sin parpadear, sus pupilas casi llenan por completo sus ojos

Cuando siento su pecho intimidando mi hombro, levanto mi mirada de odio a sus ojos. Es tan alto que baja su mirada a mí, sus pupilas se expanden más y sus dientes se friccionan.

Gira fuerte mis hombros hacia él, yo tomando impulso golpeo con mi puño cerrado su cara y pecho.

Él acorta la distancia entre nuestros cuerpos, tan cerca que me impide cualquier movimiento. Yo doy un paso atrás topándome con la mesa, él avanza un paso hacia a mi, acorralándome entre su cuerpo y la mesa; manteniendo su mirada dominante, posesiva y feroz.

Mueve su cadera sobre mi, pasa sus manos desde mi cadera hasta por debajo de mis brazos. Me levanta tomándome por los brazos para dejarme caer sobre la mesa. Abre mis piernas y se posiciona dentro de ellas, gruñe y atraer con su brazo mi cintura mientras se inclina un poco sobre la mesa.

Su nariz recorre todo mi cuello, mientras sus manos giran mi cabeza a su voluntad. Siento sus labios sobre mis hombros. De su boca salen sonidos como si le costara respirar como si deseará aspirar mi piel. Pasa su nariz por mis labios dejando escapar un jadeo animal, con sus dedos recorre mi boca

-Pero yo aprieto mis labios mostrando el asco que me provoca su tacto y aprieto mis ojos tensando toda mi cara.

-Mírame –Gruñe contenido. De nuevo escucho su voz fuera de mi cabeza. La escucho grave, fuerte, resonante y tan intimidante.

-Mírame –Gruñe de nuevo, pero yo lo hago hasta que me siento en control.

-Mírame tú – Digo con tono indiferente, reflejando vacío en mi mirada.

Recorre con su mirada mi cuerpo. Toma uno de mis brazos y recorre mi piel con costras, bordes rojos y amarillos, después mis piernas que tienen igual aspecto. Costras y ampollas infectadas y un poco de bello corporal.

-¿Por qué demonios esta así? Su labio superior se levanta permitiendo ver el nacimiento de sus dientes que se friccionan entre si.

La cara del abogado se pone blanca, sus labios tiemblan y se le cierra la garganta.

-Dije confinamiento solitario, no enterrada vivía ¡idiotas!

Al ver su reacción pienso que es la oportunidad de vengarme del estúpido abogado.

Bajo mi mirada en señal de inocencia, toco su pecho con mi pómulo y le nuestros los raspones en mis codos mientras le digo que me arrogo fuerte al piso y me llamo basura.

Él gruñe y sus ojos se tiñen de rojo. - Es extraño pero no me importa. 

- Por favor perdóneme Luna –Dice arrodillado y muerto de miedo.

Yo sonrió por dentro dando la bienvenida a mi lado sádico y malvado que sorpresivamente ahora amo.

Él fractura cada uno de sus dedos, muñeca y brazos, para después continuar con el otro brazo.

Lastima pero por alguna razón que no logro comprender, el estúpido abogado se trago todo su dolor sin hacer escándalo.

-Quiero una doctora en mi habitación. -Gruñe posando tu mirada en mí - Si señor contesta el abogado conteniendo apenas todo su dolor.

-Nos vamos ya mi Luna. - Gruñe y yo...

Por Encima Del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora