5: mil y un trabajos

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Al llegar a la cafetería y pedir trabajo, lo primero que le respondieron fue que aún no necesitaban personal. Entonces fue a la tienda de discos por si necesitaban a alguien y tampoco necesitaban a nadie por el momento. Dos días después, una voz desconocida habló detrás del teléfono.
-Bueno, creo que podemos contratarte. En verdad necesitamos mucha ayuda. Este café es el más concurrido y por lo menos una vez al año, debemos hacer una remodelación para poder recibir a más clientes.
-¿En verdad? Oh, no lo puedo creer. ¡Se lo agradezco muchísimo! Trabajaré muy duro. ¿Cuándo comienzo?
-Mañana. Sea puntual o pierde el puesto. 7:00 am en la puerta de servicio.
A partir de la siguiente mañana, Lara se hizo cargo junto con su madre y Clarie de todos los preparativos de la boda para su hermana mayor.

-¡Tengo trabajo! ¡Mati, tengo trabajo!-dijo Lara exaltada en la entrada del departamento de detectives. El policía que resguardaba la puerta, atravesó su brazo para obstruir el paso a Lara.
-¿qué desea, señorita?
-Oh, sí. Lo lamento, solo quiero ver a mi hermana- seguía hablando pero fue interrumpida por el policía.
-lo siento, solo puede entrar con un permiso o un pase firmado por alguien que trabaje aquí o, con cita.
-por favor, solo me llevará unos minutos. Es más, dejo mis cosas aquí en la entrada y...
-No puede pasar
-¿Usted quién es para decirme qué hacer?- rezongó
-¿y usted quién es para cuestionar a una autoridad?
-¿Qué quién soy? - se enrojeció de coraje- ¡La futura cuñada de su jefe! Ahora, ¡Quítese de mi camino!
Sin obedecer, golpeó la mano del policía y pasó de largo hasta la oficina de su hermana tan solo para decirle que había conseguido un empleo en la cafetería y que comenzaría con los preparativos de la boda; le pidó a su hermana que le diera todos los papeles e ideas para que ella pudiera continuar y se marchó con una larga sonrisa.

Faltaban solo dos meses para la boda, y muchísimas cosas no estaban resueltas. Entre el nuevo empleo de Lara y todas esas cosas que ella tenía que resolver de su vida, la universidad, un departamento y otras situaciones para las que ya no tenía cabeza. Se sentía abatida y cansada pero no le molestaba por qué a la vez, la hacía sentirse viva.
Las cuatro horas seguidas que trabajaba en el café, eran suficientes para que acabara bañada en sudor y cansancio. Se levantaba a las seis en punto, no desayunaba y salía disparada de su pequeña casa hasta el café de la Costa de la bellísima Nueva Escocia.
Los fines de semana, se habían convertido en una pesadilla y los lunes, eran como arrastrar cadenas con anclas en cada pie.
Cada día, debía soportar a los horribles clientes que llegaban al café, y eso para recibir un miserable salario. Aun así, logró hacer de la boda, un magnífico evento.

Lara y HenryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora