Clayton se fue a dormir. La sombra del cazatesoros desapareció cuando apagó la luz de la vela, no sin antes percatarse de que debía evitar que el prisionero se escapara; por lo que lo atrapó en una red en una rama del árbol.
-Debo salir de aquí como sea; esto no va a quedar así. Me vengaré por todo lo que nos has hecho y por la muerte de mis amigos. Pero primero tengo que sacarme estas cuerdas de las muñecas- pensaba McGee-. ¡Oh, Gretchen! Si puedes escucharme, si estás ahí,quiero que sepas que lo siento muchísimo. Siento todo lo que te dije y no haberte hecho caso por todas las advertencias que hacías para no meternos en un lío; pero lo que más siento es haber sido tan brusco y no haberte dicho que te quiero... Sé que mi abuelo te cuidará bien, estés donde estés-susurró.
-Te perdono, pero prefiero que me cuides tú...- Se oyeron esas palabras de la nada. McGee reconoció esa voz. Era Gretchen, pero ¿cómo?- ¿Me perdonarás a mí por haberte mentido?
-Claro...- al pelimarrón se le llenaron los ojos de lágrimas. Sentía que iba a estallar.
Como si nada, la cuerda se soltó y McGee cayó al suelo. Sintió una presencia extraña. De pronto, la red se rompió dejándolo libre, al igual que la cuerda de sus muñecas. De las sombras apareció una mano extendida hacia McGee; que le incitaba a levantarse. Él la agarró y se levantó. Un rayo de luz dejó iluminar la silueta que resultó ser, nada más y nada menos, que la niña de coletas que el chico amaba. Se le iluminaron los ojos; era ella, de verdad, de carne y hueso. Gretchen agarró a McGee de la muñeca y lo atrajo hacia ella para darle un fortísimo abrazo.
-Siento haberte mentido. ¿Amigos?- Le preguntó la peligra mientras lo abrazaba.
-Para siempre- dijo McGee, al que se le formó una sonrisa de oreja a oreja y apapachandola más fuerte.
De los matojos (y medio fatigado) salió Squirt que corrió a abrazar a McGee.
-Ya está, Squirt. Ya pasó- se separaron.
- ¿Cuál es el plan?- preguntó con mirada heroica Gretchen.
-Lo primero es quitarle el collar. Lo tiene en la tienda. Con él en sus manos podría dominar el mundo. Yo entraré y me encargaré de él. Os lo debo por todos los problemas que os he causado- dijo afligido.
-No. De eso nada. Lo haremos juntos. Para eso estamos los amigos- comentó la chica.
Ambos se sonrieron y se pusieron en marcha.