Capítulo 26

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El tiempo corría, cada segundo, los zombies se acumulaban en las escaleras, y sus gemidos atraian a mas miembros a sumarse a la horda, El tio Luis tomó la cuerda que teniamos y la ató a uno de los muebles cercanos a la ventana.

-yo bajaré primero, hijo espera a que te de la señal y ve después, Gabriel, tu vas ultimo.

-Seguro tío.

mientras el tío Luis bajaba por la cuerda papá se me acerco y me dio una carta, la cual guarde en mi bolsillo.

-En caso de que algo pase, recuerda que te amamos, guardaré tu secreto pero debes considerar decircelo a la familia, nosotros siempre te apoyaremos hijo.

En el suelo la noche era fresca, la ventana por donde bajamos apuntaba a la pista de atletismo de la unidad, esta estaba cercada y la entrada que estaba al lado del edificio por donde bajamos estaba bloqueaja por una reja de acero gracias a la cual el lugar estaba relativamente libre de zombies.

-Solo tengo doce balas así que habra que aprovecharlas, desafortunadamente la mayoria de las provisiones y equipo que teniamos estan en la planta baja asi que solo podemos contar con las provisiones de emergencia que tenemos en los vehiculos, debemos darnos prisa y alejar a esas cosas del edificio, la barricada en las escaleras no aguantará por mucho tiempo.

Nos acercamos a la reja la cual estaba cerrada con candado, El tio Luis le disparo a la cerradura y la reja quedo abierta, ahora le quedaban once balas , los zombies se acercaron y terminaron de abrir la herrería, Luisito y yo comenzamos a gritar, tomabamos rocas del suelo y las arrojabamos a las barras de acero para hacer mas ruido, luisito llevaba una linterna y el plan funcionaba, diez balas, nueve balas, su revolver escupió plomo y dos de los muertos andantes perdieron la frente, nos movimos al centro de la pista mientras la horda se acercaba,ocho, siete, seis, tres muertos se adelantaron y de no haber sido por esos disparos certeros nos habrían alcanzado, Luisito grito sobre los gemidos, nos percatamos algo tarde de que la valla que aislaba la pista del exterior de la unidad había colapsado y que, aunque los zombies se acercaban a paso lento, estos terminarían por rodearnos, cinco,  la otra entrada a la pista era un cobertizo en el cual se guardaban cosas de limpieza, con su gran puntería habia derribado al unico zombi que obstruia nuestro escape, corrimos hacia la libertad, dentro una tenue luz se colaba por los agujeros que servian de respiradero en esa pequeña construcción de concreto, mi primo se veia asustado.

-La puerta no parece estar cerrada de este lado, hijo alumbrame, en un segundo abriré esto.

Los zombies comenzaban a entrar, dado que los demas estaban distraidos me tocaba a mi ser su guardaespaldas, rompí a la mitad una de las escobas cerca de mi y utilicé las puntas rotas como estacas, con mi fuerza y velocidad no me fue dificil atravesar sus cranéos, por un momento sentí que los podía mantener a raya pero entonces los numeros comenzaron a aumentar, se hicieron mas frenéticos, al parecer entre mayor era su numero mas violentos se ponían; el tio luis abrió la puerta al tiempo que lo miraba, los siguientes minutos son algo que nunca podré olvidar, con su mano izquierda abrió la puerta, al tiempo que le daba intrucciones a su hijo, al hacer esto un zombie cruzó por la entrada recién abierta y se abalanzó sobre el, logró detenerlo con el brazo derecho al tiempo que soltaba su arma y la atrapaba con la mano izquierda, cuatro, tres, dos, los disparos acabaron con la amenaza, se lo quitó de encima empujandolo, uno, mató a otro que estaba frente a el; la salida era una escalera que descendía hacia la calle, tomé a mi primo que estaba en shock, con sus ojos abiertos como platos y lo saque de ahí, al pasar al lado de mi tío nunca podré olvidar lo que serían sus ultimas palabras.

-Cuida de todos por favor, para mi ya es tarde.

Al acercarme a las escaleras el estrés me traicionó y tropecé, rodé hasta la base mientras protegía a mi primo en un abrazo, en el suelo ambos lo vimos como el heroé que era, en una mano sangrante sostenia su revolver, en la otra, una granada sin seguro, se llevó el cañon a la sien,  cubrí los ojos de mi primo,gritaba palabras inteligibles para mi,yo estaba aterrado, gire la vista hacia otro lado, cero, a mi lado un zombi se desplomó con un agujero en la frente, regresé la vista, los zombies lo tomaban por todos lados, su ultima bala... había sido para salvar nuestras vidas.

La explosión dejó un zumbido en mis oidos, los gritos de mi primo ahora eran solo un sollozo, su cara estaba enrojecida.

-Los matare a todos, dejame, los voy a matar,tengo que ayudarle.

Seguía abrazandolo, no quería que hiciera una tontería despues de todo lo que había pasado, los zombies aún eran una amenaza, me fue dificíl pero logre ponernos de pie y arrastrarlo calle abajo, los zombies ahora se dirigian hacia la tumba de mi tío asi que la familia debería de poder llegar a los autos.

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