Capítulo 18

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La mamá de Lucas se veía muy diferente de la persona que fue en vida, tenia el rostro palido, los ojos vidriosos inyectados en sangre, su boca, de labios gruesos, supuraba un líquido grisáceo, llevaba puesta una blusa rosa, sucia con manchas y un agujero a la altura del vientre de donde se podía observar que los zombies se habían dado un buen festín con sus entrañas manchando de intestinos y sangre el atuendo de su víctima.

-Creo que es hora de salir, Lucas, vamos al techo tendremos que improvisar, ¿ Lucas? Vamonos de aquí.
Pero el no respondío, solo se quedó ahí, parado, mirando como su difunta progenitora se acercaba cada vez más, las lágrimas rodaban por su cara y mi amigo permanecía inmóvil, en estado de shock, observando.

-¡No me jodas, no tenemos tiempo para esto!.
Fui hacia el, lo embestía con el hombro y lo cargue para llevarlo escaleras arriba, no sabía cómo pero tendría que salir a la luz del sol y huir con Lucas en el hombro mientras me cubría los ojos, evitaba a los zombies y llegaba a algún lugar a salvo; el menor de mis problemas era llevar el peso de mi amigo.
Subí las escaleras y llegue a la puerta que daba al techo.
-Bien, aquí vamos.

La puerta se abrío y la luz entró, las agujas volvieron, el dolor comenzó, con la mano que tenia libre me cubrí los ojos lo mejor que pude, el dolor disminuyó, pero no cesó, no podía ver bien, todo estaba blanco, era como estar en la oscuridad excepto por que esta oscuridad en lugar de ser negra era blanca; Sentía el calor en el cuerpo, comencé a sudar. Con mi limitada visión pude observar que el letrero gigante proyectaba una sombra en la cual me refugié, el dolor disminuyó pero aun así seguía ciego. Puse a lucas en el suelo y saque un cuchillo de mi mochila al momento que la mamá de Lucas se asomaba por la puerta.

-Gabriel no, espera un momento, tal ves podamos escapar sin tener que matarla, es mi madre.

-Lo siento hermano pero si tu no puedes hacer lo correcto, la necesidad de sobrevivir me obliga a tomar acción.

Estaba a punto de apuñalar a la no-muerta en la cabeza cuando su hijo me embistió contra el suelo, los dos caímos y rodamos lejos de la sombra, yo quede con la espalda en el suelo por lo que el sol me dio de lleno, Lucas se sentó sobre mi y comenzó a golpearme en la cara.

-¡No!-Un golpe- te -otro golpe- atrevas- un golpe mas- a lastimarla.

La sombra que el cuerpo de mi amigo proyectaba sobre mi me permitió ver ligeramente su rostro, era salvaje, como el de un animal acorralado, mi mejor amigo había perdido el juicio y encontrado la locura por culpa de una estúpida enfermedad; La imagen de su cara es algo que nunca podré olvidar.
Mientras era apaleado los demas zombies (si, la mamá de Lucas no era la única zombie en la casa) entraron en tropel al techo, sus gemidos eran cada vez más cercanos, logre contar al menos cinco de ellos incluyendo a la mamá de Lucas; Los gules se acercaban cada vez más y yo seguía peleando con un loco. En un desesperado acto de defensa puse mis manos en el pecho de Lucas y lo empujé, antes de recordar que ya no tenía fuerza humana el cuerpo de Lucas salió volando y se estrelló contra el cartel produciendo un ruido metálico.
-Mierda, espero no haberlo matado.
Justo cuando me levante la manzana de la discordia llegó a mi con sus fauces abiertas y los brazos extendidos, le descargue una patada en la cabeza y después de un crujido y una disculpa en silencio el cuerpo inerte de la mamá de Lucas tocó el suelo.
A pesar de estar ciego había podido golpear al zombie gracias a mi oído, pero por desgracia el cuchillo era otra historia, había caído lejos en la pelea con Lucas y encontrarlo me tomaría mucho tiempo, tiempo que no tenia, regrese a la sombra usando la posición de los demás zombies como punto de referencia ahí se encontraba Lucas inconsciente por suerte.
Logre cargarlo a mi hombro justo cuando el primer gula se abalanzaba sobre mi, lo esquive por poco y corrí en dirección contraria, en la calle los zombies se acercaban a la casa cada vez más y yo no tenía idea de adonde ir sin estrellarme contra una pared, se me ocurrió una idea, desenfundé la katana de mi cinturón y la use como bastón para ciegos, con ella logré llegar al borde de la construcción, tome impulso y salté lo más lejos que mis piernas me permitían.

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