Capítulo 10 - Accidente

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Capítulo 10: Accidente.

 

PDV Marion.

Esa mañana no estaba prestando atención al desayuno. Mis padres conversaban, y cada frase pasaba por mi subconsciente, registrando inconscientemente las palabras por si había algo importante. Pero si luego me hubieran preguntado de qué hablaban, no habría podido responder.

Estaba pensando, aunque no era nada en específico. Mi mente había vagado desde las clases ¡hoy era el último día! A mis planes en las vacaciones, lo cual incluía a Jason, luego en esa vez que estuve con mi amigo en la cafetería y había visto a ese misterioso chico de ojos brillantes…

Una palabra llamó mi atención, provenía de mi padre: lobos.

Había estado hablando y no había escuchado la frase entera.

-…lobos. Me parece una buena oportunidad, para despejarme un poco del trabajo en la oficina. Llevaré a Ronnie, para que…

Lo interrumpí.

-¿A dónde lo llevarás?

-Me ofrecieron unirme al equipo de caza de los lobos, para atrapar a los que mataron a esos excursionistas.-me explicó mi padre.-la primera expedición es este sábado, será bueno tomarse un descanso del trabajo.

Sentí un nudo en el estómago, pero nadie notó mi mirada de preocupación.

-Ay, Chris, ya sabes que no me gusta que andes ahí por el bosque, mira si te encuentras a un animal salvaje…-dijo mi madre, a la cual nunca le había gustado que mi padre cazara.

Este sonrió, y al hacerlo, la piel en las comisuras de los ojos se le arrugó.

-Eso es lo que espero. Además, iré bien armado y preparado, no soy ningún inexperto, se bien como derribar a la peor de las fieras.

Mi madre suspiró, pero sonrió y asintió.

Yo apenas prestaba atención a su conversación. Una horrible imagen se instaló en mi mente. Gente fotografiando a mi padre para el periódico; este sonriendo, con los brazos extendidos mostrando un gran cuerpo, de pelaje blanco con salpicaduras grises más oscuras en el lomo, sujetado del cuello con una mano y con la otra parte del torso. La boca abierta, con una lengua colgando. Los ojos vidriosos y de alguna forma opacos, sin vida…ojos dorados bordeados de azul…

Aparté esa imagen de mi mente con un sacudimiento de cabeza. ¿Cómo podría perdonar a mi padre si lo mataba, y mas si él estaba orgulloso de eso?

Estaba tan ocupada en mis cavilaciones que no me di cuenta cuando se fue, hasta que mi madre me llamó para irnos al colegio. Ella solía llevarme, ya que decía que era peligroso ir en la motocicleta por las calles cubiertas de nieve derritiéndose (solía nevar a la mañana y a la noche más que nada porque hacia mas frio).

En la escuela todos estaban felices por ser el último día, pero aun así, y a pesar de nuestras quejas, tuvimos ejercicios y actividades toda la mañana. Al menos no nos dieron tarea para las vacaciones.

Esa tarde estaba más que aburrida. Tirada en mi cama, acobijada con las mantas, no me quedaba nada más que pensar, y esperar a que el lobo apareciera. Lo imaginé, con cada detalle; lo recordaba a la perfección. Su cuerpo grande y musculoso, su pelaje gris descendiendo cada vez mas claro hasta llegar a blanco, sus ojos amarillos rodeados de azul.

Pero eso no me entretuvo mucho rato, así que paseé la mirada por mi habitación. Era una combinación de blanco y rojo opaco y oscuro. Las paredes eran rojas, el piso blanco, y así con los muebles en general. Había junto a la cama la mesa de noche, con mi celular (que servía de despertador y para darme la hora, así que no necesitaba un reloj) un vaso de agua y un cepillo de pelo. Unos pasos mas allá estaba el tocador, de madera victoriana y detallada; con un espejo, maquillaje, pintura de uñas, secador, etc. Mi armario estaba en la pared opuesta a la cama, y a un lado el escritorio con el ordenador y una silla. Un cuadro simple decoraba junto al armario, y en la pared contigua había una ventana, ahora cubierta por cortinas, y unos estantes. Tenia unos cuantos CDs (en su mayoría de música clásica y rock suave) y como diez libros. Hace muchísimo tiempo que no compraba nuevos, y los que tenía estaban desgastados por el uso, ya que los había leído varias veces.

Huellas De Un LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora