Capítulo 24: ¿Sobreviviste?
PDV Marion.
Estaba desayunando, disfrutando de mi último día sin tener que ir al Instituto, cuando ví el anuncio en la pantalla de la televisión, en el canal de las noticias locales. Mis manos de pronto dejaron de funcionar y soltaron el vaso de jugo de naranja, que se estrelló contra el piso, rompiéndose en decenas de astillas de vidrio y desparramando el líquido anaranjado por todos lados; pero apenas si lo noté.
Lo que la pantalla mostraba no estaba en vivo, sino que era una grabación del día anterior. Enfocaba un lugar que conocía bien, la comisaría donde trabajaba mi padre. En la cajuela de una camioneta se veían a medias cuerpos peludos, pero unas veinte personas que había allí hacían difícil verlo bien. Algunos extendían un micrófono y trataban de hacer preguntas a un hombre de aspecto cansado y serio. Tenía el pelo gris, y aparentemente era el dueño del vehículo. Pero las respuestas que daba parecían ser muy vagas. El título de la noticia decía: “Manada de lobos entregados muertos”.
-¿Marion? Hija, ¿qué sucedió? -la voz confusa de mi madre pasó como una corriente de aire a mi lado, y no contesté.
Una voz sin rostro en la pantalla explicaba que ayer a las 6 de la tarde, un hombre que decía llamarse Garret Holmes había aparecido con una camioneta blanca, y en ella se encontraban los cinco lobos que habían matado a los excursionistas y a dos cazadores, todos sin vida. Todos sin vida. El hombre hasta ahora no había dado muchas explicaciones, sólo había afirmado que era él quien se los había llevado de la escena, y quien los había matado; por asuntos personales que se mostró reacio a explicar.
<<Todos sin vida>> las palabras seguían resonando en mi mente.
-Marion, ¡¿qué estás haciendo?! - mi madre ahora sonaba irritada, y me hubiera gustado responderle, pero ni siquiera yo estaba segura de qué estaba haciendo. Me había incorporado y ahora corría hacia la puerta, intentando alcanzar a mi padre que se iba a trabajar. Tenía que verlo por mí misma, no importaba que fuera una grabación repetida, necesitaba saber.
Papá me miró extrañado cuando me subí de golpe en el asiento de copiloto, pero yo le dirigí una mirada tan desesperada, con lágrimas empezando a humedecer mis ojos, que no hizo muchas preguntas y pronto el auto avanzaba hacia la comisaría.
Cuando llegamos, noté vagamente que los reporteros se habían ido, y el tal Garret Holmes, el asesino, también, con su camioneta. Pero los cinco cuerpos yacían en plena acera, sobre una manta, como si fueran un monumento para contemplar; probablemente dejándolos hasta decidir qué hacer con ellos.
Bajé abruptamente y corrí hacia el lugar. Los cuerpos desprendían un hedor pútrido, pero no me importó. Observé con ansiedad. El primero era negro con algunas manchas blancas, otros dos tenían distintos tonos de marrón, había uno blanco con la cola marrón...y luego uno gris y blanco. Como él, era mí lobo. Sin apenas darme cuenta, caí de rodillas frente a los cadáveres, y el llanto sacudió mi cuerpo en una oleada repentina, mientras las lágrimas se derramaban. Sentí frío, como si una ráfaga de viento invernal se hubiera metido en mi interior. Seguramente más de una persona me miraba, y debía de verme patética, pero no me importaba en lo más mínimo. Se suponía que él iba a ser mi confidente, mi amigo, no un cuerpo sin vida para que contemple. Los imanes tenían que volver a juntarse, siempre se juntan al final, ¿no? <<todos sin vida>>.
Entre mi bruma de llanto, de pronto fruncí el ceño. ¿Tenía él realmente los ojos así? Había observado esos hermosos ojos miles de veces, y había intentado dibujarlos con frecuencia, los hubiera reconocido en cualquier lugar. Pero estos se veían de un amarillo verdoso salpicado de marrón. Mis sollozos se detuvieron mientras observaba a ese lobo. Era difícil saber, porque la muerte parecía opacar cualquier ojo, haciendo que todos se parecieran. Miré el pelaje con más atención. ¿No tenía acaso las orejas negras, y no grisáseas? Quizás...quizás...
ESTÁS LEYENDO
Huellas De Un Lobo
WerewolfConnor es un hombre lobo, y tiene un problema: se enamoró de una chica, y no se resiste a visitarla a diario, pero ella cree que no es más que un lobo común y corriente en su patio.