Capítulo Uno.

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Capítulo Uno: "Cumpleaños."

—¡Feliz dieciseisavo cumpleaños,Jane!

 Al escuchar eso,salte.Yo ya sabia quien era, así que le cubrí la boca y la arrastre al salón mas cercano.No me gustaba que lo gritaran, nadie sabía de mi cumpleaños, y así me gustaba. Si le dijera a todos, ya estuviera en una avalancha de voces gritando —¡Felicidades!— y una guerra de brazos tratando de abrazarme. No me gustaba la atención.

—¡Ya!—gritaba Mónica.—¡Dejame!

—No vuelvas a gritarlo—traté de sonar calmada.

—Aún no entiendo porque odias tu cumpleaños,Jane.

—Tengo mis razones.

—Quisiera que me dijeras solo una de ellas para no felicitarte.

Me quede callada. En verdad no tenía una razón específica para odiar mi cumpleaños, solamente me disgustaba la atención. Mónica se me quedó viendo y yo a ella,no le daría una razón para no felicitarme.

—Perdón—dije silenciosamente.

—Eh—dijo Mónica.—Creo que ya me acostumbre.

—Claro.

Caminamos juntas a nuestros casilleros y buscamos nuestra primera clase. Yo llevaba toda mi vida vagando por esta escuela que te podía decir cual era la comida de cada profesor los cinco días de la semana que pasaba en esta escuela. Ya se que ellos comen en la sala de maestros, pero me mandan demasiado ahí.

—¿Tú qué crees que el profesor Angelov haga hoy?—preguntó Mónica mientras observaba el salón de Historia.

—Tal vez dormir.

—Eso espero de él.

Me reí y me separé de ella, ya que mi primera clase era Álgebra y la suya Física. Nosotras juntas teníamos Biología,Ciencias, Inglés, Español y Literatura juntas, pero eso era todo. Recuerdo cuando en secundaria todo era junto a ella y ahora estamos separadas por las malditas clases que el director le asigno a cada año. Para cada quien era diferente, ya que alrededor de quinientos alumnos existíamos en esta preparatoria.

Álgebra paso rápido al igual que Química I y Geografía, pero Historia fue una eternidad. Mónica y yo nos le quedábamos viendo al profesor, que estaba dormido, y planeábamos lanzarle bolas y aviones de papel, pero se levantó y continuó su clase.

—Te juró que han pasado más de cuarenta y cinco minutos—dijo Mónica desesperada.—Me quiero ir.

—Ya falta poco—aseguré.—Quince minutos más.

—¡Una eternidad!

—Callá.

Mónica refunfuño. Ella odiaba al profesor Angelov justo después de que él le pusiera a Mónica una F en un trabajo bien hecho que le había tomado el mes exacto a Mónica. Ellos dos eran como agua y aceite, odio a odio. Mónica respiraba rápidamente, frustrada por esta clase. Casi agarraba mi mano para asfixiarla, pero la quité de su camino. Mónica era capaz de lanzarme hacia Angelov solo para asesinarlo.

La campana sonó a los quince minutos exactos y juraba que Mónica estaba apunto de besar al siguiente chico que chocara con ella. Se sentía tan aliviada, pero aún faltaban miles de días para que la escuela y el profesor Angelov, se acabaran.

—No creó soportar a ese que se hace llamar profesor—gritó Mónica entre todo ruido de la cafetería.

—Tranquila,que te faltan dos años más para acabar la preparatoria—le dije mientras me dirigía a nuestra mesa.

—¡Es que no entiendo como lo dejaron ser profesor!

—¡Hola chicas!—exclamó Calum al sentarse al lado mío.

—Hola,Cal—dijimos Mónica y yo en unisión.

—Que raras son—Calum nos vió con los ojos muy abiertos.

—Perdoneme Señor Normal Hood—Mónica estaba empezando con su actitud sarcástica.—Pero al menos yo no fui la que se tiró un pedo en medio de la clase cuando la chica que le gustaba hablaba de su proyecto.

—Por favor...—empeze a entrometerme.—Eso fue en tercer grado de primaria.

—Pero—Mónica levantó un dedo para protestar.—Lucy aún no lo supera.

—Pues es una inmadura—llegó Luke a sentarse junto a Mónica.—Y a Calum siempre le han gustado las inmaduras.

—Como si tú fueras suficiente maduro,Luke—fulminó Calum.

Como si tú fueras suficiente maduro,Luke—remedo Luke.—Como si yo fuera el que metió su cabeza en el inodoro para creerse al que le hacen bullying.

—¿Qué?—Mónica se intereso en lo que los chicos decían.—¿Enserio metiste tu cabeza en un inodoro por tu cuenta?

—Mhm—presumió Calum.

—Esa es la cosa...—Mónica se detuvó para decirlo.—¡La cosa más genial pero estúpida que he escuchado en toda mi vida!

Rodé mis ojos por las estupideces que decían los chicos y seguí comiendo. En verdad no me entendía a mi misma de porque me juntaba con ellos,aunque a la vez me sentía salva y aceptada por ellos. Había estado cerca de ellos por alrededor de 13 años, desde que estabamos en el Jardín de Niños.

—¿Y qué harán hoy en la noche?—le pregunté a todos.

 —Voy a ir de compras con mi madre—dijo Mónica.

—Visitaré a mi abuela—dijo Luke.

—Pero tu abuela está muerta—le dije calmada para no sonar mala.

—Tengo otra abuela,¿sabes?—dijo Luke ofendido.

—Perdón.

—Yo iré a comer sushi—sonrió Calum.

—Puedo ir contigo—le sonreí.

—No—me voltió a ver con los ojos bien abiertos.—Yo comó mi sushi solo.

Miré mis manos tristemente. Todos estaban ocupados para ir a comer conmigo en mi cumpleaños. Ya se que odiaba mi cumpleaños, pero pasarla con ellos no haría ningún daño. Suspiré y se notó que ellos me ignoraban. Por lo menos podía ir a comer con mis padres. Oh no,eso sería cuando fueramos a la casa de mi abuela.

—¿Por qué preguntas?—preguntó Mónica.

—Es que—dije en voz muy baja.—Pensaba que tal vez podríamos ir a comer juntos.

—Perdonanos—Mónica agarró mi mano y la apretó.—Pero estamos demasiado ocupados.

—Si no voy a comer sushi, te llamó—Calum me guiño el ojo.

—Mhm.

Ultimátum » punk a.i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora