Capítulo Tres.

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Capítulo Tres: "Preocupación,Fiesta y la Llamada."

—Aún estoy...

Mi aliento se esfumó. Estaba en la casa de Mónica la mañana siguiente. Mónica me había encontrado vagando por la calle en donde el chico me había dejado. Me dijo que estaba en shock, ya que había sido la única que se había acercado demasiado al cadáver.

—La policía fue—explicó Mónica.—Era el cadáver de Topher.

—¿Eh?—estaba confundida.

—Iba en nuestro año.

—Oh—dije entendiendo,creyendo que lo había visto alguna vez.—¿Arrestaron a alguien?

—A varios encapuchados.

—Mhm.

Miré mis manos. Estaba preocupada por la figura de anoche. Tal vez tenía sus razones para haberme tomado el brazo y lo sabía que él lo había pensado no solo una vez, si no varias. Tal vez habí tenido varias razones, pero en las que yo pensaba más eran las siguientes: quererme salvar o quererme secuestrar. Pero eran puras estupideces mías.

—¿Dónde estabas?—escuche a Mónica decir.—Te buscaba por todos lados pero nunca te encontré hasta ese momento en la calle.

—E-Estaba perdida—no le quería decir lo del chico.

—Como digas.

Mónica sonaba enojada pero preocupada a la vez. Tomé un poco de té, tratando de tranquilizarme. No podía parar de pensar en la noche pasada y por todo lo que pase. Me preguntaba que le habrá pasado a todas esas chicas que los encapuchados secuestraron. ¿Serían sometidas a la prostitución? ¿Serían asesinadas? No quería pensar que casi fui una de esas chicas.

—Disculpáme.

Mónica me volteo a ver y se me quedó viendo. Sabía que ella también estaba en shock y que estaba preocupada por mi, pero yo no tenía la fuerza suficiente en ese momento que el chico me tomó del brazo. Estaba débil al ver las posibilidades de vida que tenía en ese momento. 

—No fue tu culpa—me respondió.—Solo...Solo no puedo creer que lo que se suponía ser tu fiesta perfecta terminara en un desastre como ese.

—Ja—me reí.—No te tienes que preocupar por eso,fue una muy buena fiesta.

—¿Enserio?—se le pelaron los ojos a Mónica.—No me lo estas diciendo por compasión,¿o sí?

—No—me volví a reir.

—Gracias—me sonrío.

—No—le dije.—Gracias a ti.

Ella me abrazó y yo la abrazé devuelta. No podría haber pedido por una mejor amiga como esta.

El domingo llegó rápido. Después de misa fuimos a la casa de mi abuela y la celebración empezó. Todos mis tíos, tías y primos estaban ahí. Fue una fiesta en grande. En grande en sentido familiar. Había una mesa repleta de regalos y una mesa al otro lado de la casa llena de postres y comida. Mi abuela quería que todos engordaramos más.

—¿Y el novio?—preguntó mi tío Hector.

—No tengo—dije seriamente.

—No nos mientas,Janie—se empezó ha acercar a mi para hacerme cosquillas.—Si nos mientes el monstruo cosquilludo te atacará.

—No me podrá hacer daño.

—¡Por favor!—gritó mi prima Kate.—¡Eres la persona más cosquilluda que toda la familia conocé!

—Por favor.

Y en ese momento mi tó llegó y me empezó a hacer cosquillas. Me reí demasiado que me caí de la silla y estaba en el piso llorando. Esto era lo típico de cada fiesta. Por lo menos en cada fiesta, cinco tíos míos me hacían cosquillas y yo terminaba llorando.

—¡Ya,Hector!—se río mi papá.—¡Deja a la criatura!

—Hermano—empezó mi tío.—La niña debería de decir la verdad.

—Y la estoy diciendo—miré a los ojos a mi tío.

En esos momentos me dejaron ir y entré a la casa. Todos estaban celebrando afuera mientras que yo me servía un poco de limonada. Me quería refrescar pero allá afuera no se podía con todos tratando de atacarme. Me senté en el sofá por unos minutos, hasta que escuché mi celular sonar.

Tenía el ringtone de Midnight City de M83. Agarré mi celular y ví el identificador. Desconocido. Mi cara hizó una expresión de confusión,¿quién podría tener mi número de celular cuando casi nadie lo tiene? Debe ser algun número equivocado o algo así. Mejor lo ignoraré.

Paró de sonar y sonreí. Era un número equivocado. Me volví a sentar y tomé mas limonada. Aún estaba cansada. Trataba de ignorar los pensamientos de aquella noche, pero volvían a mi mente. Los gritos, el cadáver y la figura no paraban de venir a mi. Me empezé a desesperar hasta que traté de respirar profundo.

El celular volvío a sonar. El identificador volvío a decir desconocido. Me mordí las uñas. Deje que volviera a dejar de sonar. Paró pero volvió a sonar. Decidi volverlo a ignorar hasta que me harté de las llamadas y contesté.

—¿Hola?—dije un poco frustrada.—¿Hola?

—¡Jane!—escuché los gritos de Mónica.—¡No vengas!

—¿Qué?—traté de decirle.—¿Mónica?¿Dónde estás?

—¡No te acerques a donde te diga!—gritó Mónica desesperada.

—¡Callá bastarda!—dijo una voz inreconocible.—No escuches a la bastarda,Jane.

—No es una bastarda—gruñí.—¿Qué le haces?¿Dónde la tienes?

—Si la quieres—la voz era gruesa,malvada.—Tienes que encontrarla.

—¿Cómo quieres que la encuentre?

—No creó que seas tan estúpida.

—Pues yo si lo creó—lo contradije.—Ahora dime donde esta.

—Donde la otra bastarda tuya cayó.

En eso colgó.

No.

No en ese lugar donde la ví morir.

No en el lugar donde asesinaron a mi hermana.

Ultimátum » punk a.i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora