Capítulo Diez.

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Capítulo Diez: "Mi Amigo, Michael Gordon Clifford."

—Llegará en unos minutos.

Creí ver a Ashton asentar su cabeza pero en realidad estaba demasiado nerviosa para darme cuenta. Estábamos en medio de lo que pronto se podría convertir en una masacre. Quería gritar, llorar, tirarme al suelo y sentirme a salvo, pero así estaría mucho más apunto de la muerte. Lo único productivo que pude hacer en ese momento, fue abrazar a Ashton por detrás y cerrar mis ojos mientras sentía sus respiraciones y palpitaciones. 

—Aw,¡que bonito!—exclamó McCall.—Tu noviecita cree que así estará a salvo,lindura.

—Dejala...en paz—Ashton dijo tensa mente.

—Pero no hay diversión en eso—McCall puso mala cara.

—¡Y no lo habrá!—Ashton exclamó enojado.

En ese momento, Ashton fue el primero en disparar. McCall gritó. Rápidamente Ashton me dirigió detrás de un estante y pusó su mano sobre mi boca y nariz. Tal vez me lo tapó para que no supiera donde estábamos, pero a la vez era algo estúpido porque en este lugar había espejos convexos con los que se podía ver en donde estabas. Moví un poco mi mano y le señalé el espejo.

—Carajo—murmuró Ashton.

Me agarro de la mano y nos dirigimos un poco a donde no se veía mucho, pero era patético. Solo esperaba que este tal Clifford llegará rápido y nos ayudara. McCall aún no se paraba, pero yo escuchaba gemidos de él justo en la caja registradora. No quería ver en donde le había disparado Ashton, pero no podía ser en un lugar muy asqueroso o alto, como la cabeza, ya que podría morir en un instante.

—¡No se pueden esconder de mi,putos!—gritó McCall mientras se levantaba.—¡Desde donde estoy los puedo ver!

Oí un disparo y salío como un tipo de grito de mi boca. Ashton ya no tenía su mano sobre mi boca, así que me voletó a ver furioso. Mis ojos miraron el piso pero subí mi mirada otra vez. Estábamos en medio de algo fuerte, no debería estar bajando mi mirada ante algo así. Escuchaba los pasos de McCall, se estaba acercando demasiado. Traté de cerrar mis ojos, pero todo esto me ponía nerviosa. Me sentí como cuando cinco años y había una tormenta. Quería salir corriendo de aquí e ir a la cama de mis padres para que me dijeran que todo iba a estar bien. Pero estaba lejos de casa, estaba lejos de la seguridad y si regresaba podría estar mucho más cerca del peligro.

—¡Vengan gatitos gatitos!—McCall nos llamaba como si fueramos presa y lo eramos.

En ese instante, no era Ashton el que disparaba. Al voltear arriba al espejo, ví a un muchacho de pelo blanco teñido e igualmente tatuado como Ashton, disparandole a McCall. McCall trataba de esconderse pero era imposible. Ashton me volvió a agarrar la mano y corrió conmigo hacía donde estaba el chico de pelo teñido. El chico había arrinconado a McCall y McCall se veía que ya se había rendido. El chico se acercó más a McCall y puso un pie sobre una herida en la pierna. McCall gritó y el chico dió una sonrisa torcida.

—¡Argh!—gritaba McCall.—¡Basta!¡Basta!¡Duele!

—¡Dime que haces aquí!—gritó el chico.—¡Dime para quien trabajas!

—¡Prefiero morir!—respondió McCall.

—¡De una manera u otra te mataran!—reclamó el chico.—¡Dime de una puta vez que haces aquí y para quien trabajas!

—¡Chúpamela!—McCall le escupió al chico.

El chico cerró los ojos, se limpió la cara y sin mirar, le disparó en los huevos a McCall. McCall dió un grito penetrante y empezó a llorar. Yo también empezé a llorar un poco, y no sabía por que. ¿Sería por qué me estaba traumando lentamente? ¿Sería por qué quería retroceder al tiempo y volver a mi vida normal? ¿O sería por qué quería que Ashton me dijera que todo iba estar bien? Creó que Ashton me observo, porque de la nada su brazo fue alrededor de mi y me agarró del hombro. No sabía si era como un abrazo o un tipo de campo protector que él quería hacer, pero de alguna manera u otra me sentía mejor. 

—¡Argh!—McCall gritaba en dolor.

—¡Para quien!—gritaba el chico.

—¡Para Elder!—respondió rápidamente McCall.—¡Estoy aquí para capturar a Irwin y trabajo para Elder!

—Carajo—murmuró el chico.

El chico caminó hacía la entrada y con su cabeza nos dijó que lo siguiéramos. Ashton, aún me tenía abrazada, y me ayudo a caminar. Estaba segura que me iba dar un ataque al corazón. Después del shock de esta mañana, siguió este. No podía creer en lo que me había metido. Todo esto me llevaría a una muerte prematura.

Todo era silencio en este carro. Nos habíamos cambiado al carro del chico de pelo teñido y Ashton me había dejado átras. Olía cigarro y yo me había acabado de despertar. Ya era de noche, y al ver el estéreo de este carro, ví que era la una antes de meridiano. Bostece y miré hacía afuera. No podía ver nada obviamente, pero pasamos rápidamente por un letrero que decía Bienvenido a  Adelaide, la hermosa capital de Australia del Sur. Suspiré. No sabía si volvería a ver a mis padres o si desaparecería de sus vidas para siempre. Voltíe mi mirada hacía la carretera y Ashton me volteo a ver. Me sonrío y yo traté de sonreírle de vuelta, pero estaba demasiado triste para hacerlo.

—Lo siento—Ashton dijó poniendo su mano en mi rodilla.

—E-Está bien—yo quería el silencio de vuelta.

—No esperaba que pasara lo que paso, ¿sabes?

Solo asentí mi cabeza.

—Y-Yo quiero mantenerte segura—sus ojos viajaron hacía mi rodilla.—No quiero que ni una mano de esos malosos te toque, no quiero que ni una bala te rocé y no quiero que una droga caiga en tus manos.

Emepezé a llorar fuertemente y Ashton se vinó átras conmigo. Me abrazó y me empezó a acariciar el cabello. Su voz era tan dulce, era como una fresa cubierta de chocolate, deliciosa y seductora. Quería escucharla todo el tiempo, pero sabía que algún día, algo malo podría pasar y ya no la volvería a escuchar. Yo me sujete de él más fuerte y escuché sus palpitaciones. Era algo hermoso.

Pero todo se acabó cuando yo me sentí cómoda. Él regresó adelante y me sonrío. Yo le pude sonreír de vuelta. Me sentía tranquila, porque tenía a Ashton aquí. ¿Pero que sería de mi si lo matan? ¿Moriría junto a él? ¿O yo ya estaría muerta?

—Jane—Ashton pronunció mi nombre.—Este es mi genialisimo amigo, Michael Gordon Clifford.

—¿Para qué le decías mi segundo nombre, pendejo?—Michael golpeó con el hombro a Ashton jugando.

Yo dí una risilla sofocada.

—Calla, estúpido—se río Ashton.—Está es Helena Jane Humphrey.

—Mucho gusto...Gordon—me reí.

—¡Que no me llamen así, carajos!

Ultimátum » punk a.i.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora