Capítulo 5 - Emociones tormentosas

123 8 3
                                    

Ya en la tranquilidad de mi casa revivo cada momento con ella, su cuerpo, su caminar, sus ojos, su cara, sus gestos, su manera de ser, la forma como me mira, su beso, es imposible no estar sonriente mientras pienso en ella pues me tiene cautivado, pero ¿Qué pasará de aquí en adelante? Ella está deslumbrada por un reflejo, una mentira, una fachada bonita, no de mí, ¿Cómo podría yo siquiera pensar que puedo tener tal efecto en ella? Yo que no soy nada más que tristeza y oscuridad, mi corazón es como un pozo de brea... Negro, pegajoso, aterrador... No debería exponerla a esto, cierro los ojos con toda mi fuerza, me siento pequeño y solitario ante la posibilidad de no verla más, DIOS, siento como si se abriera un nuevo hueco en mí, mis sentimientos hacia ella son cada vez más fuertes, tan profundos como el abismo que en mí se formó hace años y aunque luche tratando de alejarlos, derrumbaron todos mis muros y me he quedado sin frentes de batalla.

¿Cómo hago para decirle la verdad? Seguro se alejaría de mí...

-¡Que no lo hagas! Ya hablamos de eso esta mañana – dice mi subconsciente atrinco con una regla en la mano.

Nadie comprende el dolor de estar oculto, me está destrozando pedazo por pedazo, es más fuerte porque lo llevo por dentro, ¿Y si me termina gustando ser como Rick y luego no puedo parar?, ¿Si yo dejo de existir?, ¿Si pierdo mi esencia? Sucumbo tembloroso ante esa posibilidad, ¿Y si le hago daño a Nadia? No podré perdonármelo, mis cejas están juntas y bajas enmarcando una tristeza en mi rostro y opacando esa sonrisa que me sacó mi sirena esta mañana, soy un prisionero encadenado a la soledad, me siento perdido, mi mirada refleja la tortura a la que yo mismo me estoy sometiendo, aunque con ella me siento diferente, actúo diferente, tengo que tomar en cuenta que yo no soy normal, tengo serios problemas, lo sé, ¡MIERDA! Apenas puede pasar poca saliva ante este nudo que se hizo en mi garganta, mi cerebro acaba de despertar y está reprochando todo lo que mi corazón hizo hace unas horas, me estoy desmoronando, cayendo en un caos mientras me debato entre continuar esta farsa o ponerle fin y seguir como muerto por la vida, se me erizan los vellos de sólo pensarlo, no debería estar con nadie, no puedo, no he resuelto mis líos, ¿Y si Nadia termina odiándome? En algún momento se tendrá que enterar de toda esta porquería, no sabré como vivir con eso.

-No le des tantas vueltas, Relájate ¿Por qué piensas tanto? Te gusta estar haciéndote daño y todavía no ha pasado nada – exclama mi subconsciente.

Aún no, pero sé que pasará, ¿Y si Rick aparece cuando esté con Nadia?

-Hay dos cosas que tienes que entender: primero: tú nunca vas a ser Rick, ¿Acaso no ves cómo estás aquí matándote entre prejuicios, críticas y objeciones? Rick no es así, pensé que lo conocías...Segundo: deja que las cosas pasen, si aparece Rick ¿Y si no aparece?... ¿Vas a poder vivir con esa incógnita?... Arriésgate – mi subconsciente me habla montado de nuevo en la tribuna.

Tantas dudas, tantas preguntas que yo solo no puedo responder, será el lunes que hable con Hendrick a ver qué me recomienda, mientras tanto voy a trabajar, necesito dejar de pensar...

Las horas pasan y sigo estancado en lo sucedido este día, que diferencia, ya no es oscuridad contra oscuridad debatiendo control, ahora es la luz la que está montada en el ring dispuesta a pelear, Nadia mi sirena, ¿Será que llegaste aquí para quedarte?

¿Será que eres el cambio que he estado esperando toda mi vida?...

Mientras ceno mis pensamientos siguen enfocados en esa musa vestida de blanco, mis destellos vuelven brillantes e imponentes, ella es tan sensual, busco mi IPhone y reviso sus mensajes entre suspiros, ¿Cómo hace Nadia para despejar en un segundo la tormenta más sombría que tiene lugar en este cuerpo?

ALTER EGO: Dos veces BurdockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora