Capítulo 13 - Fragmentos

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Toco la puerta y ella abre, está tan hermosa como siempre, camisa ajustada y falda tubo, su rostro luce un poco cansado, pero la belleza de ella es imperativa, es que ella es de esas mujeres especiales que uno se encuentra una vez en la vida, puede ser sexy, puede ser tierna, puede ser retadora, dominante, tímida, dulce, todo a la misma vez, con sólo mirarla me quedo como un idiota, sin escupir palabra, sé que tengo una certeza en esta vida: que mi amor por ella es inmarcesible…

-          Hola Rick, pasa -.

-          Hola Nadia, ¿Cómo has estado? – pregunto mientras paso, estoy nervioso, ella lo nota, ella también lo está.

Nos sentamos en sus muebles, ella en uno y yo en otro, separados, a unos poco metros, parece poca distancia físicamente, pero me siento a miles de metros de ella, puedo sentir la incomodidad, me está matando, el verla y no tocarla, yo quiero agarrarla entre mis brazos y no soltarla, estar así el resto de nuestras vidas…

-          Dime ¿De qué quieres hablar? Te noté muy agitado ¿Te pasa algo? – pregunta ella.

Si mi sirena, pasa que te amo con locura, pasa que estoy muriendo, pasa que amas a otro hombre, pasa que ese hombre es el ser que más odio, pasa que perdí este juego, pasa que no te he dicho la verdad, pongo mis manos juntas, apretándolas, pasan tantas cosas.

-          No sé cómo empezar, nunca sé cómo comenzar contigo – respondo con la voz baja, casi es un susurro.

-          Comienza por el principio -.

Puedo denotar destellos en sus ojos que suplican explicaciones, la debo tener tan confundida como ella me tiene a mí, no había pensado eso ¿Qué pensará ella? No tiene idea de nada de lo que pasa, debe pensar que yo soy un loco inestable, que es verdad, pero no creo que por su cabeza pase algo que se acerque a la realidad que estoy viviendo.

-          No lo entenderías -.

Bajo mi cabeza, la sujeto con mis manos.

-          Yo soy un hombre complicado – añado.

-          Yo lo sé, siempre lo supe -.

Su mirada refleja ternura, esa calidez que me ablanda y me hace ser mejor, como le digo que yo estoy enfermo, que no soy bueno para ella, tengo que decírselo.

-          Nadia yo… - mi voz se quiebra.

-          Dime, yo quiero saber de una vez por todas ¡Dime de una vez! – dice en tono alto.

-          Yo no soy bueno para ti -.

Esa es la verdadera conclusión de esta historia, tal vez este sea el final, tal vez está sea la despedida, pero tengo que hacer lo mejor para Nadia, ella es la que realmente importa en este momento.

-          Otra vez vienes y me dices que no eres bueno para mí, yo soy la que debe decidir eso, no tú, me está volviendo loca con tus cambias de humor, de temperamento -.

Su mirada está fija en mí…

-          Nadia es que tú no comprendes, yo no soy normal -.

Empuño mis manos contra mis rodillas, casi estoy por decirle toda esta mierda, cada vez me acerco más a la verdad.

-          Claro que entiendo, aunque no lo creas, te conozco mejor de lo crees, sé que por fuera aparentas ser fuerte, indiferente, severo, pero por dentro tienes un corazón gigante, eres tan dulce -.

-          Tú no tienes idea Nadia -.

No puedo ni verla… Ella se acerca hacia mí, sujeta mi cara, la alza, nos estamos mirando, sus ojos están brillante, empañados, algunas lágrimas están a punto de salir, eso hace que mi corazón se arrugue, mis cejas se juntan, estoy a punto de desmoronarme ante ella.

ALTER EGO: Dos veces BurdockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora