Capítulo 5.

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-¡No lo puedo creer!

Un gran sonido me despertó, haciendo que mi cabeza saliera disparada directo a un golpe en la base de mi cama.

Cuando me sentía demasiado cansada, asustada o estresada solía dormir en mi escondite; un espacio que había llenado de almohadas y series de luces debajo de mi cama. Me ayudaba a dormir porque me sentía segura.

-¡Demonios!-maldije mientras me sobaba la cara.

Decidí bajar para saber la causa de tanto alboroto. Salí de mi guarida, me puse mis pantuflas y bajé tallandome los ojos.

Cuando escuché una voz conocida quedé paralizada en mi lugar, levanté la mirada y vi a mis padres y hermana abrazando a Ian.

Mis ojos se cristalizaron cuando me miró y sonrió.

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-Pon esto por acá. Y la ballena tiene que ir en la parte de arriba.

-¿Ivy?

Giré para encontrar a Kelsey buscándome por todos lados.

-Acá.-levanté mi mano.

El gimnasio estaba lleno de personas acomodando sus carros alegóricos y haciendo los últimos detalles para el desfile.

-Aquí estás. Vi a tu hermano hace rato, me alegró mucho volver a verlo.-sonrió.

-Lo sé.-le guiñe el ojo-¿Trajiste lo que te pedí?

-Claro que lo traje. Te conseguí el más bonito que jamás haya visto.

-Gracias, te debo una. ¿Quieres ir a comer después de mi ensayo?.-la miré.

-Me encantaría, pero tengo que ir por los trajes que usaremos hoy. De igual forma nos vemos aquí para el desfile.-me dio un abrazo mientras desaparecía entre las personas.

El timbre sonó, por lo que debíamos ir a nuestras siguientes actividades. Tomé mi mochila y salí directo a los vestidores, tenía entrenamiento a esa hora.

-Hola, Ivy.-saludó mi amiga Claire.

-Hola, Clay. Lamento no haberte llamado ayer, pero tuve que practicar para la obra.

-Sabes que no debes preocuparte. Y, ¿Kels?.-preguntó.

-Ya sabes que ella no es capaz de mantenerse quieta. Dijo que tenía que hacer un par de cosas de las porristas.

-Y, ¿cómo está la ballena?.-dijo refiriéndose a nuestra obra de arte.

-Bella, como siempre.

Reímos juntas. Comencé a sacar mis cosas para poder cambiarme, pero por alguna razón no encontraba mi traje por ningún lado. Busqué en mi mochila y en mi casillero sin suerte alguna.

-No puede ser.

-¿Ocurre algo?.-Clay me miró.

-Olvidé mi traje en la casa.-dije mientras me recargaba en el casillero.

-Pero tienes otro traje ahí guardado; el que compraste hace un par de días con Kelsey.

-¿El de la franja transparente?.-asintió.-Ni loca.

-Y, ¿qué harás entonces?


-Supongo que no podré nadar hoy.-dije.

-No puedes hacer eso, Ivy. Son los últimos días que tenemos para entrenar antes de la competencia.

Por supuesto, lo había olvidado.

-Supongo que no tengo otra opción, ¿cierto?.

Tomé la prenda de la bolsa dentro de mi caja y me la puse en el hombro.

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Salí de los vestidores envuelta en mi bata sin emoción por quitármela. Si hubiera traído mi traje hasta sin bata hubiera salido.

-¿Qué ocurre, Jones?-gritó el idiota de Michael.-¿Vas a nadar como tu abuela?

Todos rieron ante el comentario.

-¿Qué, Thompson? ¿No tienes suspensiones a las que asistir?.-contestó la entrenadora Smith.

Michael carraspeo y decidió quedarse callado.

-Así que.-continuó la entrenadora.-hoy no van a pasar tanto tiempo en el agua pececillos. Practicarán sus clavados.

De ninguna manera.

-Jones, la bata. ¡A sus posiciones!

-Entrenadora, ¿usted cree que podría entrenar mi brazada?.-pregunté esperanzada.

-Es una broma, ¿cierto?. Tú menos que nadie necesita practicar la brazada. Así que: ¡bata afuera!

Me miró y sonó su silbato. Estoy muerta.

Sin ganas me acerqué al banquillo, desaté el cordón y me la quité.

Giré a la dirección donde se encontraban los chicos lanzándole una mirada de advertencia para que no dijeran nada. Miré a Justin, me miraba con una ceja enarcada y una sonrisa pícara. Rodé los ojos.

-Vaya, te queda perfecto.-comentó Clay.

-Ni me digas. Que vergüenza.-tapé mis ojos con mis manos.

-Pues a Justin no le da mucha. Si vieras como te mira ahora.-bromeó.

Me burlé.-Qué graciosa.-dije mientras estiraba.

-Sólo miralo.

Ella no iba a descansar hasta que lo hiciera.

Giré pero choque con un cuello, miré unos centímetros más arriba para lograr ver esos ojos miel.

-Cuando creía que nada más me sorprendería llegas tú y lo arruinas, Jones.-dijo Justin.

-Oh, cállate, Bieber.

-No estarás molesta aún por lo de ayer, ¿ó si?.-me mantuvo la mirada.

-Molesta, no. Siempre puedo hacerlo yo sola.-me defendí.

-Pues no tendrás porque estar sola ahí. Lo haré.

-¿Qué?.-lo miré sorprendida.

-No lo volveré a decir.-sonrió.

-Ni yo te lo volvería a pedir.

Me puse los googles, le saqué la lengua y salté al agua.

CROWL | Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora