Capítulo 1.

224 23 5
                                    

-¿Qué tal éste?.- Giré mi cabeza para ver el traje de baño que me proponía mi amiga.


-Oye... creo que eso no me servirá para nadar cinco kilómetros al día; no duraría ni una semana.- La miré con cara de decepción.


-Pero es bonito y te verías sensacional y...


-Simplemente no es para lo que lo necesito. Sabes que ocupo un traje de una pieza.-Contesté mientras me giraba para seguir buscando en el siguiente aparador.


-Pero cómo harás que Jamie se fije en ti con una cosa que no resalta totalmente tus atributos.-se quejó dejando el bikini dorado en su lugar mientras tomaba dirección hacía los bañadores decorados.


-Kels, voy a entrenar, no a modelar en el agua.


-Pues debería haber un momento para eso, mira que yo daría lo que fuera por ver a los del club de natación pasar en frente de mi con...


-Tú si que estás mal.-la corté riendome de su imaginación.


Pasamos varias horas en el centro de la ciudad buscando las cosas correctas que necesitaba, a causa de Kelsey; mi amiga es una persona decidida y cada vez que lograba ver algo que no fuera "horrible", refiriéndose a las cosas cómodas, me hacía probarmelo ó insistía en que debía llevarlo.


De camino a casa cantábamos a pleno pulmón en el auto por razones distintas: ella, por haber cometido su objetivo de convencerme al comprar un traje de baño que tenia una franja transparente en la zona del abdomen y yo, por el simple hecho de conocer las canciones.


-¿Segura que no quieres quedarte?-preguntó Kelsey mientras bajaba sus cosas del coche para entrar a su casa.


-Segura. Prometí ayudarle a la señorita Montgomery a transcribir unas partituras para la obra del viernes. Te llamaré en la noche.


-¡Cumple!-me apunto con su dedo índice y corrió por el pasto hacia la entrada trasera.


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~


Estacione el auto frente a la entrada de la escuela y troté levemente hacia el costado derecho de la construcción, necesitaba brincar la pared para entrar por la puerta del segundo piso. Se supone que tengo mis llaves de la escuela, por las actividades extra académicas que cursaba, pero nunca lograba encontrarlas; las perdía o las olvidaba.


Pero eso nunca fue un pretexto para mi, hace dos años, cuando comencé públicamente en el taller de música, necesitaba urgentemente sacar mi metrónomo del salón, por lo que se me hizo demasiado sencillo brincarme, sacar mi aparato y hacer como si nada hubiese pasado, aunque logró ser todo lo contrario: mis pies se atoraron en el cable de la bandera, tuve un corte profundo en el brazo, obtuve 3 puntos de sutura y un recordatorio de mamá sobre que había olvidado mi metrónomo en la cocina.


Desde ese día, la maestra Montgomery, una mujer de unos 30 años, consiguió un juego de llaves para mí, pero yo no estaba dispuesta a dejarme vencer, con el tiempo (y las continuas perdidas de mi juego de llaves) logré perfeccionar el arte de la escabullición en un edificio del gobierno.

CROWL | Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora