3.

9 1 2
                                    

Como de costumbre me levanté e hice mi rutina diaria, bajé y me encontré con mi mamá.
-Ven por tu desayuno Isaac -me dijo mi madre desde la cocina.
-Voy.
Comencé a desayunar y cuando terminé llevé mi plato al fregadero.
-Me voy ma, ten un buen día en tu trabajo, te quiero -dije y le di un beso en la mejilla para después subir por mis cosas a mi cuarto y lavarme los dientes.
Volví a bajar y mi mamá estaba revisando sus cosas.
-Ten un buen día hijo, gracias y también te quiero -fue lo que escuché cuando salí de la casa.
Caminé como siempre hasta llegar a mi escuela, esta vez no vi a Samanta.
-Qué raro, si salí a la misma hora de ayer -pensé.
Llegando a la escuela no me topé con ella, en ninguna clase, mucho menos en el descanso.
Después volvimos a las clases, me tocaba español, yo compartía esa clase con ella, tal vez y se aparecía por ahí.
-Aarón -dijo el profesor comenzando a pasar lista, creo que le resulta más fácil por los nombres que apellidos, o algo así.
-Presente -respondió.
-Alejandra.
-Presente -respondió la chica.
-Matthew.
-Presente.
Y así fue nombrado a varios chicos hasta llegar al nombre de Samanta.
-Samanta -dijo el profesor, nadie contestó.
Samanta -volvió a repetir.
-Samanta -dijo una vez más, nadie respondió otra vez.
El profesor se comenzó a desesperar.
-Señorita Samanta, conteste - ordenó el profesor más desesperado, otra vez nadie respondió.
-¿Se encuentra la señorita Black? -el profesor nombró a Samanta por su apellido un poco más calmado.
-N... No, no está -tartamudeé un poco.
El profesor me miró con una ceja alzada, ya entiendo, seguro es porque casi no hablo.
-Bien, gracias señor Sumer -me dijo el profesor -prosigamos.
El profesor carraspeo un poco su garganta y luego comenzó a seguir nombrando a los demás alumnos.
De pronto dejé de poner atención a lo que el profesor decía y comencé a pensar en Samanta, ella ¿estará bien?, ¿por qué no la he visto en todo el día?, ¿a caso ha faltado a la escuela?, ¿se habrá enfermado?, ¿habrá venido a la escuela pero se esconde de mí?
Miles de preguntas rondaban mi cabeza, ¿qué habrá pasado con ella?
Salí de mis pensamientos y noté que el profesor decía algo y me miraba atento, pero no entendía nada.
-Te están nombrando -Jacob me dio un codazo, un compañero.
-Ouch -susurré -oh, um... lo siento, presente -dije un poco avergonzado.
-¿Se encuentra bien, señor Sumer? -me habló el profesor un poco confundido.
-Sí, oh... um... solo... solo estaba ¿distraído? -dije y había sonado más a pregunta -sí, distraído, eso -dije algo nervioso.
-Claro, que no se repita, por favor -dijo serio el profesor.
-Si profesor, perdón.
El profesor solo asintió con la cabeza y siguió nombrando a los alumnos que faltaban.
-¿Te encuentras bien? -preguntó Jacob un poco preocupado.
-Sí tranquilo, como dije, sólo estaba distraído -dije tratando de sonar "normal."
-Bien -respondió un poco extrañado.
-Gracias por decirme -reí un poco.
Cuando terminó la clase comencé a guardar mis cosas, de pronto sentí que alguien me tocó el hombro, rápidamente volteé y me di cuenta que era Jacob.
-Dime -dije levantando mi mochila.
-¿Qué harás este sábado?
-Pues... -pensé -creo que nada, ¿por qué?
-¿Quieres que salgamos un rato?, no sé, quisiera ser tu amigo, eres un buen tipo -rió.
-Hmm... -pensé -claro -reí.
-Bueno, nos vemos -me dio un leve golpe en el hombro y luego se dio la vuelta para salir del salón

Samanta. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora