Capítulo 1: El baño

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¿Alguna vez te has preguntado qué se sentiría ser mago? A nadie le importa, el echo es que Marcus lo ha hecho. Es más lo lleva haciendo desde que tiene memoria. Al ser hijo de una humana y un mago era de los pocos seres humanos en la tierra que tenían el privilegio de saber sobre la existencia de la magia, tema muy poco tratado entre las personas del promedio por la peligrosidad. De hecho resulta tan peligroso el solo mencionar un encantamiento o hacer un hechizo que, con el pasar de los años, la sociedad se ha encargado de ocultar el tema a tal punto que incluso olvidaron que este era real y no sólo producto de historia para niños y adolescentes soñadores. Pero es precisamente esto lo que impulsó a Marcus a presentar su admisión a la única escuela de magia en el universo, ubicada en una fracción oculta de la tierra, algo como un continente oculto. En este continente oculto la capital se llama *Ciudad Mística*, un nombre poco creativo y bastante cliché para lo que se maneja allí. Es en esta ciudad en donde la magia sucede, literalmente.

Bueno, dejémonos de explicaciones (a lo largo de la historia les diré más) y mejor pasemos a lo que está viviendo nuestro protagonista en este preciso instante. Para un futuro mago con grandes expectativas el estar sentado en un aeropuerto, no resultaba precisamente emocionante. Sin embargo, aunque su cuerpo estuviese sentado en una silla de plástico negra un poco incómoda calentándose con su chaqueta café, su mente estaba en otro lado. Le resultaba completamente imposible concentrarse en algo, teniendo en cuenta de que estaba a minutos de comenzar al fin el viaje hacia su sueño. A pesar de discutirlo tanto con sus padres que querían que él tuviera una expectativa de vida de más de 35 años, en ningún momento dudó de lo que él sería. Pensando en todas esas idea toqueteaba el Rolex que tenía en su muñeca derecha, regalo de su padre, para que lo recordara y lo *protegiera*. Él sabía que ese reloj debía tener algo oculto pero, por más que lo investigó, no logró nada. Así que ahora solo se limitaba a tocarlo para que el tiempo corriera más rápido, aunque cada segundo parecía ir más lento. 

"Pasajeros del vuelo 14-83 con destino a la ciudad de San David, Bermudas con escala a la ciudad de Miami, Florida por favor iniciar el abordaje" dijo la auxiliar con cara de *quitenme la vida por favor*. 

Un grupo de aproximadamente 50 personas se pararon y empezaron a hacer la fila. Marcus, como todo un profesional, adelantó toda la fila y mostró una tarjeta con doce colores distintos y con una M dorada en la mitad que recibió una semana después de enviar la solicitud para ingresar a ciudad Mística. La señorita tomó la tarjeta y la introdujo en la computadora que tenía en frente, de repente un perfil como de Facetube apareció en la pantalla con su cara y todo tipo de información sobre él, cosa que le pareció un tanto espeluznante pues habían cosas muy personales como su color favorito. La mujer castaña le devolvió la tarjeta junto con un tiquete y lo dejó pasar dándole direcciones de cuál era el avión que debía abordar. Siguiendo órdenes, metió la tarjeta y el tiquete en su bolsillo y siguió caminando hasta el avión de tamaño medio que tenía al costado el típico *Merican Rareline*al que iba a abordar. Entregó el tiquete a otra auxiliar de vuelo que lo rompió y le entregó una mitad. Luego subió cada escalón como si de verdad importara cada paso hasta que entró al avión, un avión promedio como cualquier otro.

Él era el primero en entrar, por lo que los asientos estaban solos. Miró su tiquete y leyó Z4, caminó hasta el fondo del pasillo y cruzó la cortina que separaba entre preferencial y comercial. En el otro lado había sólo 16 asientos completando así los 68 asientos que se suponía que tenía el avión. Fue a la última fila de asientos y encontró al fin el Z4, el último de todos los puestos en el avión. Puso su mochila negra en la parte de arriba y se sentó en su asiento que, por suerte, daba a la ventana. Poco a poco se empezó a llenar el avión aunque él en realidad sólo oía a las personas organizándose, pues la elegante cortina tapaba toda la vista más allá. Entonces finalmente empezó la zona preferencial a llenarse, primero pasó una pareja muy elegante que se sentó adelante, luego un adulto joven y así sucesivamente se llenaron los asientos de la W a la Y de personas que aparentaban tener dinero y que tenían cara de ir de vacaciones o de negocios. Sin embargo los asientos Z no se llenaron por lo que él era el único, lo que lo hizo sentir un poco incómodo. Sin embargo la incomodidad se le pasó rápidamente cuando la azafata llegó a hacer el baile, que parecía de apareamiento, para explicar qué hacer en caso de emergencia con los respiradores luego de que el piloto diera una cálida bienvenida. 

Otra Historia Sobre Magos (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora