Capítulo 19: Sí, ya nos vamos

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La mañana estaba pesada. La mera idea de abrir los ojos le resultaba casi imposible. Todo se estaba volviendo demasiado pesado para él, de echo, el mismo se dio cuenta de que estaba empezando a caer en una profunda depresión. ¿Y como no hacerlo? se decía a si mismo. El solo había destruido uno de los lugares sagrados que antes ni siquiera sabía que existían. Fue desde ahi que todo empezó a ir en cámara lenta.

Se levanto de su cama, como si no le importara nada,sentía ira, dolor, desesperación, pero estaba demasiado cansado para demostrar alguna de esas cosas. Un mes completo ha pasado desde el incidente pero este esta profundamente instalado en su memoria, cada noche lo revive en sueños junto con esa maldita voz. Todos en la escuela empezaron a tratarlo de nuevo como lo hicieron cuando acababa de llegar. Lo que más le dolió fue cuando aquella muchacha que casi quema volvió a mirarlo como si él fuese un monstruo. Por unos segundos se había convencido a si mismo de que podría convertirse en su amigo, después de todo ella parecía estar siempre solitaria.

No importó.

Si ella estaba solitaria, el estaba completamente sólo en el mundo.

Cada ves comer en la cafetería se convertía más pesado el ambiente. Entre miradas y susurros lo hacían uno de los lugares más intolerables. Hasta los muchachos de la escuela de tecnología cambiaron su trato, aunque James trataba de ser natural, para ese punto le resultaba imposible.

Oscar, Gen, Pyrsa y el director T los siguieron tratando igual que siempre. No era lo mismo. Marcus empezó a evitarlos también, no quería que ellos fueran relacionados con él, el busca pleitos destructor de lo bueno de la ciudad. No quería especialmente que relacionaran a Gen con él. Se límito a retroceder y mantener un perfil extremadamente baja.

Comía sólo.

Salía sólo.

Evitaba a el que lo llamara.

Iba de clases a su cuarto y viceversa.

"No puede seguir así chico" le dijo la maestra interrumpiendo su almuerzo detrás de la escuela de muerte. Uno de los puntos más solitarios de la ciudad.

Marcus se limitó a darle de regreso una sonrisa incomoda seguido por un suspiro ahogado por un bocado de comida.

"No te diré que lo entiendo" Ella se sentó a su lado estirando su piernas de una manera muy elegante y seductora. Lo mínimo que se podría esperar de Pyrsa.

"Pero estoy segura de que aquí sentado escondiéndote no vas a lograr un bledo"

Marcus rió.

"Tiene razón. No lo entiende."

"Chico, no sea pechicho, levantate ¡eres central y representante de fuego! ¿Donde quedó eso de brilla? ¿Donde quedó tu fuego?" Mientras más hablaba más se le sentía emoción en la voz al igual que su pelo se iba volviendo mas amarillo.

"Quedo donde incendie una tierra sagrada" la profesora suspiro.

"Mira" dijo la maestra mientras sacaba un espejo quien sabe de donde.

"¿Que se supone que debo ver?"

"Fijate en tu cabello"

Ella tenía razón. Ciertamente su cabello azul fuego estaba distinto. Para empezar no estaba revolcado organizado como normalmente lo estaba. Estaba caído. De igual forma el color había cambiado ligeramente, dejó de ser un azul brillante, se había opacado mucho, seguía azul pero un azul mucho mas oscuro y palido. En la raíz se podía ver un ligero color amarillo oscuro. Estaba seguro de que no tenía raices rubias, no que él recordara.

"Si sigues así tu llama sólo seguirá apagándose"

"Tal vez sea lo mejor"

"No lo es"

Otra Historia Sobre Magos (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora