Capítulo 5.

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MADISON.

Un estrunduoso golpe resonó por toda la casa, salí del baño dónde me quedé dormida.

No miré la hora, visualizé mi srma sobre el escritorio. Me acerqué hasta ella, la sujete y arrastré por la madera quitando el seguro.

A tientas logré llegar a las escaleras, otro sonido no tan fuerte como el anterior se hizo presente indicándome que se encontraba abajo.

Bajé cuidadosamente con el arma al frente, antes de poder pasar el escalón final me encontré un cuerpo sobre el.

De inmediato adiviné de quién se trataba, lo pasé por encima sin pisarlo hasta el interruptor de la luz. Si mi intuición no me fallaba venía borracho, una botella en una de sus manos sin acabar lo confirmaba.


—Ya vas a empezar con esta mierda de nuevo.. — tiré la pistola sobre el sofá mirando con asco en su dirección.

—¿Hoy no te apetece follarte a ese idiota?. — se incorporó apoyando su cuerpo sobre la baranda que adornaba la escalera.

Ladeó su cabeza fijando sus ojos en los míos escupiendo aquellas palabras.

Apreté en una fina línea mis labios, procesando lo que se atrevió a decir. Dió otro largo trago a la botella, ahora mismo lo que menos me salían eras palabras; entiendo mejor el lenguaje de golpes.


— Conmigo no te vale hacerte la danta ahora. Te ví está mañana; eres una maldita puta. — mi puño impactó en su rostro provocando que se tambaleara.

— La que tendría que estar muerta deberías ser . — finalizó con rabia en sus palabras pasando el dorso de su mano en su mejilla.

Dejó caer la botella al suelo cuando propiné otro golpe. Esta vez su cuerpo cayó directamente al suelo, chocando su espalda contra el escalón. Gimió por el dolor, no me importó lo mas mínimo merecía mucho más.

Mi puño aún reclamaba más, recibió otro. Esta vez el espeso líquido de su nariz, sujeto mi muñeca apretando los dientes. Levantó su mano chocándola violentamente en una de mis mejillas.

Retrocedí por instinto con sorpresa por lo que hizo. Jamás me había golpeado de esa manera, los míos se los buscó el mismo.

Caminé con paso firme hacía la puerta, si estaba cerca de él acabaría en un hospital. Si me llegaba a cegar podía ser muy, pero que muy cruel con cualquiera.

—Te odio. —

Fueron las últimas palabras que me dedicó antes de salir de allí.

Busqué con la mirada mi auto, según Henry su amigo se encargó dejarlo aquí.

Efectivamente cumplió lo que dijo, me subí en este sin perder más tiempo. Observé mi reflejo en uno de los espejos, el golpe me dejó enrojecida la zona.

Cabrón.

Conduje durante un largo tiempo por una carretera que se encontraba solitaria. No me fijaba ni siquiera de dónde me encontraba, a penas sé cómo llegue hasta aquí.

La velocidad disminuía poco a poco, el indicador avisaba de que se había consumido la gasolina.

Maldito Jonh, lo mataré.

Me bajé del coche llevandome conmigo las llaves y chaqueta, todo lo demás me daba completamente igual.

Sujete el puente de mi nariz, comencé a andar sin rumbo alguno. Sin poder evitar las palabras anteriores se reproducían en mi cabeza... Una y otra vez.

JAMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora