Capitulo 25.

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MADISON.

El sonido del timbre resonaba, sabiendo que nadie abriría me levanté. Hoy era el día libre del servicio, lo pasarían con su familia.

Volvió a sonar el ruido haciéndome bufar y bajar más rápido las escaleras, aún no entiendo cómo mi hermano no se despertaba.

Una vez enfrente de la puerta dude si abrir, que enfermo vendría a visitarme a las tres de la madrugada.

Viendo que no volvían a llamar me giré para volver a la cama pero no hubo resultado volvió a sonar el sonido del dichoso timbre.

- ¡Que ya voy! - vocifere caminado hacia la puerta girando el pomo bruscamente.

Repasé con la mirada al que denomine enfermo. Se apoyó en el marco de la puerta con una sonrisa ladeada en su rostro.

-¿Me echabas de menos? -

De un momento a otro su respiración chocaba en mi cara, sus labios rozaban los míos junto a sus brazos que rodeaban mi cintura pegándome a él.

- Hueles a alcohol. - intente salir de su agarre.

Lo único que conseguí fue quedar aún más cerca de su rostro, miento si me moría por besar esos labios. El seguía hablando pero no escuchaba nada, mi atención estaba en ellos.

-Mi pequeña. - suspiro captando mi atención.

Subí mi mirada encontrándome con la suya, cerró la puerta con el pie y sin darme tiempo a reaccionar sus manos acunaron mi rostro uniendo sus labios a los míos.

Su lengua exploró cada centímetro de mi boca al igual que la mía, su aliento a alcohol y a ese sabor tan peculiar que tenía me llevaban a otro mundo.

Tiró de mi labio con fuerza haciendo que un suspiro se me escapara sobre sus labios, dejó besos húmedos en mi cuello mientras sus manos bajaron hasta mi cintura haciendo girar mi cuerpo pegándolo bruscamente a la fría pared.

Recogió mi pelo hacia un lado, rozaba con sus labios cada parte de mi nuca hasta llegar a mi oreja, su cuerpo quedó totalmente pegado al mío.

-No te resistas más a mí. Mira como reacciones a mis caricias y besos en busca de más, no lo puedes negar. - dijo en un susurro.

Me volvió a girar, procesaba lo que me acaba de decir no estaba lista para esto. Una parte de mi cerebro esperaba mi reacción, en cambio la otra le daba la razón a sus palabras.

Mi cuerpo no reaccionaba como yo quería, me estaba dejando llevar.

Lo sujete por las solapas de su chaqueta y bese salvajemente sus labios, los necesitaba después de todo estos días.

Mis piernas rodearon su cintura, las palma de sus manos acariciaban mis piernas hasta llegar a mi trasero. Lo sujeto y pellizco a su antojo.

Un disimulado gemido se escapó de mis labios, acelerando mi respiración. Se dirigía hacía la planta de arriba conmigo encima repartiendo algunas mordidas en mi cuello.

Se dejó caer en la cama sin soltarme. Apretaba sus dedos en mi cintura, succionaba y lamía mi piel.

Mantenía mis ojos cerrados, esquivando verlo. Si lo hacía sería mas fácil recordar aquello, en estos momentos solo pensaba en disfrutar del contacto que teníamos.

Mi respiración se agitaba a medida que la temperatura subía. Sus manos apretaron mi pecho, noté como bajaba hasta alcanzar el borde de la camisa pars sacarla.

No puedo.

Me separé bruscamente de él, caí sentada al suelo sujetando con ambas manos mi cabeza apoyada en mis rodillas.

JAMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora