Capítulo 6.

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MADISON.

Mi mano tocó el suelo, abrí mis ojos pasando la palma de esta por mi rostro. Rocé las magolladuras recientes provocando el ardor en ellas.

Intenté levantarme pero mi cintura estaba firmemente sujetada por uno de sus brazos a la vez que su pierna se entrelazaba con las mías. Al moverme no logré nada más que sus dedos apretaran en mi piel.

Esperé unos minutos más, suspiré volviendo a intentarlo. Deslize mi cuerpo hasta tocar el suelo; fui directamente en busca de mi ropa recordando que hoy mi madre pisaría Seattle.

Y no especialmente para visitarme.

Una vez que me aseguré que llevaba todo conmigo busqué algo para anotar. Encontré un pequeño trozo de papel, escribí rápidamente en él.

Esto no se volverá a repetir.

Más te vale que lo de anoche no salga de aquí.

Dejé el papel en el lugar que ocupé durante la noche, falicitandole el tener que buscarla. Ni siquiera entendía esta asquerosa actitud, no podía perder mas tiempo.

Giré el pomo de la puerta con mi vista pegada en él, me provocaba coger el escrito y tirarlo a la basura pero no. Pusé rumbo en dirección al sitio que dejé mi auto.

En cuanto llegué me apoyé en este, extrañamente permaneció allí toda la noche. Observé en su interior fijandome que faltaban unas de las cuchillas que suelo llevar y la munición de balas de respuesto.

Mi cabeza encajó perfectamente el acontecimiento de la noche. Las habían cogido de aquí seguramente, ahora entendía su inutilidad al usarlas.

La pantalla de mi movil me apartó de mis pensamientos, desde entonces lo llevaba apagado no estaba para nadie.

10 Llamas perdidas de Nick.

Aparté la vista de la bandeja de entrada dejando de leer al ver de quién se trataba, un auto se situó frente a mí. Uno de los chicos salió para revisar el mío.

El trayecto se pasó en silencio y rápido, en cuanto me bajé fui a colocarme algo más presentable para la visita; aún tenía gotas de sangre en ella.

Nos encontrabamos ocupando una de las salas inutilizadas de esta casa. El personal guardaba silencio y mantenían la postura mirando la madera de la mesa.

Las puertas se abrieron dándole paso, sus pisadas captó la atención de los presentes. Conforme sacó sus lentes comenzo a hablar de lo que traía entre manos.

- No tengp que explicar mucho. Esta noche os encontrareís en este edificio por lo que tengo entendido lleváis días estudiándolo. ¿O me equivoco? -

Giró la pantalla del ordenador señalando el edifico abandonado que salía en ella. Todos asintieron dándole la razón, que yo recuerde nadie piso por allí.

Mentirosos.
-

Encontrareís a Dominic Vólkov. Uno de los jefes de una mafia más reducida, no cumplió y saldará su deuda con su vida. - finalizó

Nos explicó no muy detalladamente sobre la vida de este, sólo se dedica a retener a jovencitas en su prostíbulo y distribuír la droga entre sus clientes.

« »

El repetitivo sonido de la alarma me indicaba que era la hora de comenzar. No es algo que me haga ilusión, pero debía hacerlo cómo siempre yo me tenía que tragar sus mierdas.

JAMES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora