O n c e

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Jessey

Mi pelo está asqueroso. Y pegajoso. Al menos ya se ha quitado toda la salsa de tomate. Sólo espero que las dos horas de clase que quedan se pasen rápido.

Salgo del baño y unos segundos después veo por el rabillo del ojo que Alexis sale del de chicas. Eso significa que su amiga también está allí.

Me acerco a ella y le pregunto dónde está. Quiero ver si se encuentra bien. Si mi memoria no falla, su amiga se llama Chloe y va a mi clase de trigonometría.

-Esto..., pues verás -se rasca la cabeza pensativa. ¿Tanto cuesta decirme si la chica se encuentra dentro?-, Chloe está... cagando.

Oigo un golpe detrás de la puerta. Pero de repente, ella se lleva las dos manos al pie.

-¡Ay! -Se queja Alexis- maldita puerta. Creo que mi pie ha resultado herido, ¿me acompañas un momento a enfermería? Gracias.

No me da tiempo a responder porque se sujeta a mi brazo y va guiándome medio coja hacia donde había dicho antes.

Dejo a la castaña en la puerta de la enfermería.

-No hace falta que me acompañes dentro. Ya puedo yo sola.

-Pero no puedes andar y...

Ella levanta la mano, interrumpiéndome.

-No subestimes mi fuerza, chaval. Bueno hasta luego, un gusto Jay. Y para tu información, mi amiga está bien, deberías hablar con ella después del partido de béisbol. Está en la última grada en la esquina, por si lo quieres saber -me guiña un ojo y cierra la puerta en mis narices.

Eso ha sido muy raro.

Cuando terminamos el entrenamiento, mis ojos buscan el lugar que Alexis me había dicho antes. Sin embargo, está vacío.

—Caramelito, ¿acaso la grada es más importante que yo? —dice mi novia mientras inclina la cabeza para darme un beso.

—Creí haber visto a alguien, pero falsa alarma.

Está vestida con el traje de animadora y en sus manos lleva dos pompones. Hace poco más de medio año que empezamos a salir. La verdad, no sé porqué acepté. Supongo que porque es guapa y necesitaba un poco de distracción que me hiciera olvidar de las continuas peleas de mis padres.

—¿Cenamos mañana por la noche en mi casa? —sugiere—. Mis padres no estarán.

—Tengo ensayo con la banda, perdona —me mira molesta. Antes de que monte un espectáculo (diciendo cosas como que no la quiero suficiente), prometo invitarla a cenar el miércoles siguiente.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora