V e i n t i t r é s

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Jessey

Con respecto a lo que sucedió ayer... —ella me mira con atención—. Quiero que sepas que no quería que te marchases.

—Pues no me lo dejaste muy claro con el beso que le diste a tu novia —noto dolor en sus ojos pero luego se corrige—. Perdón, no son mis asuntos. Tu novia es ella no yo, no tengo por qué reprocharte nada.

—No, está bien. A veces Taylor es un poco posesiva... La verdad, me gustaría haber eliminado ese momento. Te hice pasar un mal rato —le tiendo la mano— ¿Amigos?

Ella me la estrecha y afirma con la cabeza.

—Amigos.

—Y ahora, despistada, ¿Por qué no me das tu número de teléfono? Ya sabes, los amigos hacen esas cosas.

                                   

—¿Por qué demonios llevaba tu uniforme? Que yo sepa la única que tiene el derecho de llevar tu ropa soy yo, Jay.

A veces, cuando Taylor se pone así, me entran ganas de cortar con ella. Aún así, no lo hago.

—Tay, cálmate. Chloe se manchó su ropa de batido de Oreo y...

—Ah, ¿con qué ahora se le dice 'mancharse con batido de Oreo'? Mejor no me respondas. Cuando me trates como a tu novia, llámame.

Sale de mi coche dando un portazo y entra a su casa. Me froto la frente con la mano. Ojalá no tuviera tantos celos. Se supone que un noviazgo se basa en la confianza, yo nunca la engañaría. Mi paciencia tiene un límite y cuando llegue ahí, romperé con ella definitivamente.

Otra cita más arruinada. Debe ser que soy un novio pésimo. Arranco el coche hacia mi casa y me sorprende ver que no se escuchan gritos ni nada. Mi madre sale del salón y me comunica que papá se ha ido a casa de mi abuela durante un tiempo. En el fondo, me alegro un poco, no sé qué es el silencio en esta casa desde hace un tiempo. Mi madre se encierra en su habitación de nuevo y yo voy a la de mi hermana. Tiene la pared llena de dibujos, le encanta pintar y cada vez que hace una de sus obras de arte, la coloca en la pared.

Está tan concentrada haciendo uno que decido darle un pequeño sustito.

—¡Ay! —me pone cara de enfadada pero en realidad no lo está — has hecho que haga mal una línea.

—Si te consuela, yo me salía de los dibujos al colorearlos. Tú tienes un don especial. ¿A quién estás dibujando ahora?

—A Will Herondale —responde con una gran sonrisa.

—¿Y ese es...?

—Mi próximo amor literario, esta noche empezarás a leerme la trilogía.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora