Desde que Alberto había llegado a Málaga, había intentado no pensar ni un segundo en lo que había dejado en Madrid. Pero, por más que quería, no podía. Había sido una de las semanas más raras de toda su vida, con Íñigo lanzándole al vacío cada vez que cruzaban miradas. Cada vez que se rozaban. Y, juraba por Dios que no había nada más perfecto que perderse bajo el aliento del mayor. Pero no podía. No podía sucumbir a algo que sabía que estaba condenado desde el primer momento, siquiera, en que se lo planteó. Así que intentó centrarse en Anna, que parecía empezar a quejarse de que estuviese siendo tan cariñoso con él. Pobre Anna, si ella supiera que Alberto solo intentaba compensarla por lo que había pasado desde el cierre del trato con Podemos (...).
Don't go to war for me,
I'm not the one that you want me to be.
Habían salido con su hermano y unos amigos para despejar la cabeza, porque Edu sabía en parte lo que había sucedido en Madrid. Y, aunque no estaba de acuerdo, no dejaba de ser su hermano. Por otro lado, estaba Anna, que no sabía si darle pena o qué. Estaban en un chiringuito de la playa cuando su móvil comenzó a vibrar y la pantalla se iluminó con una foto de Íñigo en la pantalla. El muy hijo de puta debía de haberle cogido el móvil en alguna reunión, para cambiarlo. Menos mal que había puesto una de ellos con Pablo en medio. Como siempre, interrumpiendo. Alberto colgó pasados unos segundos, cuando Anna y Edu estaban mirándole de reojo, sin entender por qué Íñigo Errejón le llamaba a esas horas. Estaba empezando a sudar, como pocas veces en su vida. Y sabía que haberle colgado el teléfono solo haría que las cosas empeorasen. No es como si el malagueño tuviera miedo de que el de Madrid pudiese hablar con su novia. Sabía bien que no lo iba a hacer. Pero, y, ¿él?
Don't call me up at two am tonight.
Aprovechó que Anna se había ido al baño con una amiga, un momento, para excusarse e ir hasta casi la orilla. Estaba cerca del chiringuito, pero no tanto como para que pudiese ser escuchado. Y tecleó su número. Él también se lo sabía de memoria, y en realidad no quería saber el motivo.
It's feels so damn good, and I wish you would...
Estaba hecho un lío. No era capaz de juntar más de dos frases seguidas. Intentaba que no le temblase la voz. Pero le dolía oír así a Íñigo. Estaba realmente perdido. En una gasolinera de diossabedonde. Y eso le preocupaba. Sabía que no iba a hacer ninguna locura, pero por un breve instante deseó estar allí con él. Agachado a su lado. Con una mano en su nuca. Y un "todo va a ir bien, dame tiempo" en su garganta. Pero estaba a más de quinientos kilómetros y le ardía la piel.
Are we just going to stay like this forever?
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Metrópolis
Hayran KurguÍñigo tiene una canción para cada momento y Alberto odia que todas esas canciones hablen de él.